La Capilla del Señor de la Humildad es una joya histórica construida por Hernán Cortés en el siglo XVI
Por María Daniela Ortiz*
En medio del bullicio del Barrio de la Merced, al final de la calle Manzanares y de espaldas a Circunvalación, se encuentra la iglesia más pequeña de la capital, mejor conocida como la Capilla del Señor de la Humildad.
Este pequeño recinto es un gran vestigio de la historia de nuestra ciudad y un espacio icónico entre los vecinos de la Merced, aunque apenas mide nueve metros de largo por cuatro de ancho y sólo caben 20 personas sentadas.
Acá te contamos sobre su historia, arquitectura y el simbolismo cultural que el religioso Flavio César, misionero de la Santísima Virgen de los Dolores, nos contó en entrevista.
Una ermita del siglo XVI
El nombre oficial de la iglesia es Rectoría del Señor de la Humildad, es decir, que es un espacio donde puedes realizar trámites religiosos como bautizos, primeras comuniones, matrimonios, entre otros.
Es en su origen una de las siete ermitas que Hernán Cortés mandó a construir alrededor de Tenochtitlán, aproximadamente en el año 1521, después de la Conquista. De esas siete, la Capilla del Señor de la Humildad es la única que se mantiene en pie.
De acuerdo con Flavio César, Cortés construyó las siete ermitas en los límites de lo que era la ciudad de Tenochtitlán por dos razones: porque en el simbolismo católico el número siete significa plenitud o perfección y porque rodeaban a la ciudad con el propósito de evitar que el mal entrara al nuevo espacio conquistado.
De hecho, la fachada cuenta con una inscripción en latín que dice: In hog signo vinces, que significa “bajo este signo vencerás”, haciendo alusión al signo de la cruz empleado para evangelizar durante la conquista espiritual.
A lo largo de los años, a este recinto se le ha conocido por varios nombres, siendo los más populares la Capilla del Señor de la Humildad, Capilla Manzanares y Rectoría del Señor de la Humildad.
En un principio, la iglesia más pequeña de la ciudad estaba bajo el resguardo de la congregación de las Carmelitas Descalzas Aliadas, pero ahora está bajo el cuidado de los Misioneros de la Santísima Virgen de los Dolores, con la hermana Rosa María de Jesús Chico Paredes al mando.
Un “oasis en medio del desierto”
“Yo digo que es un espacio de mucha fe, es como un oasis en medio del desierto” dice con voz baja el religioso Flavio, quien asegura que la mini iglesia es un espacio de descanso para quienes buscan un pedacito de paz en medio del caos rutinario.
Desde la llegada de la congregación, las y los misioneros se han dedicado a mantener abierta la capilla con la exposición constante del Santísimo, invitando a las personas a pasar para descansar y depositar sus plegarias.
“Anteriormente se le conocía como la capilla de los ladrones… Venían a pedir protección para hacer sus fechorías y pues no, así no funciona”, suelta una risa Flavio, quien detalla que actualmente la capilla tiene un nuevo significado para su comunidad.
Dentro de este lugar el bullicio de la Merced se aleja por la música que se reproduce a través de una bocina escondida en el coro. Algunas personas entran curiosas por su tamaño y arquitectura, observan fascinadas y aprovechan para descansar en sus banquitas. Otras llegan cargadas de paquetes pesados, los dejan caer a un lado y después se arrodillan para dar gracias, persignarse y dejar su limosna.
Hay quien reza fervoroso el rosario; a tu lado se puede sentar quien, entre lágrimas, suplica por el alivio de un dolor. También están las madres que entran con sus hijos y los bendicen con agua bendita, o las personas de la tercera edad que con esfuerzo se arrodillan.
Son distintas las personas que visitan a diario la Rectoría del Señor de la Humildad, pero todas dejan a su paso, sin darse cuenta, un pedacito de su fe en los muros del recinto. “La iglesia se mantiene con las personas que vienen”, dice el religioso Flavio y explica que la congregación escucha y ora por esa gente. Añade que muchos de los feligreses son comerciantes o personas en situación de riesgo que buscan paz y orientación.
La “mini catedral” de la CDMX
En el portal web México City se detalla que la ermita fue reconstruida en el año de 1793 como capilla, cuando se le anexó las dos torres del campanario, una cúpula con linternilla, la sacristía y el atrio principal con fachada de estilo churrigueresco.
“Tiene su comulgatorio… de hecho, en la torre tiene sus escaleras para subir al campanario, sientes que te da claustrofobia”, comenta Flavio. Añade que el inmueble, al estar en el catálogo del INAH, ha recibido la visita de profesionales en el tema, quienes han dado un diagnóstico de restauración para el inmueble, pero por falta de dinero no se ha realizado como se debe.
La capilla aún mantiene su estructura original y materiales de construcción, como las escaleras al campanario que, aunque estrechas, destacan por su recubierto en talavera.
La torre conserva sus cuatro campanas del siglo XVIII que todavía tocan para llamar a misa, aunque ahora lo hacen desde un lazo amarrado pues el tamaño del campanario sólo permite el acceso a una persona de complexión baja y delgada. De otra forma se corre el riesgo de quedar atorado.
Aunque el retablo de madera sigue siendo del siglo XVIII, con los años perdió su cobertura de oro y fue repintado en su lugar. Las imágenes del Señor de la Humildad, así como las de la Virgen María y San José que lo acompañan a su lado, son las piezas que trajeron desde España cuando la ermita cambió a capilla.
Finalmente, la casa sacerdotal que se encuentra en la parte posterior de la capilla es una construcción moderna de la primera mitad del siglo XX.
Esta iglesia celebra su fiesta cada 6 de agosto, “el día que nadie duerme”, detalla el religioso Flavio; la celebración consta de una procesión por las calles aledañas, celebración del rosario, misa y novenario
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- 9 metros de largo por 4 de ancho es lo que mide la Capilla del Señor de la Humildad
Dónde: Calle Manzanares 32, Centro Histórico
Horario: lun a dom, de 10:00 a 18:00. | Celebración de la misa: lun a sáb, 12:00; y dom, 11:00 y 17:00
*Texto adaptado para Chilango Diario
