FOTO: BRYAN RIVERA

29 de diciembre 2025
Por: Redacción

La Roma Norte se vacía de comercios de barrio

Locales con décadas en esta colonia luchan por sobrevivir a la presión inmobiliaria y el encarecimiento de la zona

Por Bryan Rivera

La Roma Norte es una colonia donde restaurantes y cafeterías producto de la gentrificación coexisten con negocios tradicionales que, por primera vez desde hace décadas, enfrentan la incertidumbre económica y social provocada por el intenso arribo de extranjeros a la CDMX.

Algunos de los negocios conservan su tradicionalidad: por acá, un puesto de periódicos (que más bien ejerce como una flaca tiendita), y por allá, una tortillería, una papelería y una tienda de abarrotes.

En la calle Durango, a unas cuantas calles de la colonia Juárez, donde la presencia de gringos, franceses y argentinos es apabullante, hay una tiendita semifija frente a la clínica Londres del Hospital Ángeles.

El vendedor no quiere una entrevista formal, pero, sin grabadora, suelta que la gentrificación tiene claroscuros. Es a favor, porque los turistas o residentes temporales suelen dejarle el cambio cuando compran cigarros. Juega en contra, porque los puestos de quesadillas, tacos o comida corrida ahora venden más caro.

Así, la balanza se ajusta y los pesos extra terminan en la comida diaria, sin cambio que le quede para otra cosa.

Las rentas sofocan a los negocios

Desde una imprenta que abarca dos locales, José (nombre elegido por anonimato) ve pasar a diario a extranjeros que avanzan como si fueran una especie de procesión o pasarela, dependiendo de la excentricidad de sus prendas.

Es una escena habitual. En el edificio aledaño, estadounidenses, franceses o argentinos suelen alojarse en un Airbnb, uno de los tantos que hay en esos viejos aunque renovados inmuebles, según explica desde el mostrador.

Las y los mexicanos son la principal clientela de esta imprenta. No obstante, las personas de otros países con estancias más prolongadas suelen pedirle impresiones y diseños para libros de literatura o de fotografías.

Con la tímida reserva de quien no quiere meterse en problemas, José asegura que el casero ha intentado subir “un poco” la renta a sus patrones. En cambio, en comercios aledaños, el cambio es abrupto.

Un exvecino, quien realizaba envíos por paquetería, tuvo que dejar su local en noviembre de este año. Su casero subió la renta a $20,000 mensuales.

Para José, la gentrificación beneficia más a negocios como bares y restaurantes que pululan mucho en las colonias donde tienen mayor presencia, y no en giros enfocados a quienes viven, trabajan y sufren el país, gente de todos los estratos sociales.

La papelería de Don Arturo

Desde una papelería con fondo verde se asoma Arturo Díaz, a quien sus clientes suelen referirse como Don Arturo con la cálida familiaridad de conocerlo desde hace años.

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La papelería está dentro de una casona blanca de un piso, misma que ha recibido a varias personas de otros países interesadas en comprarla, sin que lleguen a un acuerdo. De ella, todavía cuelga el anuncio de venta.

Cuando sonríe, los ojos de Don Arturo (resguardados tras unas gafas grandes) se achican como si tuviera rasgos orientales. A paso lento, atiende a clientes y amigos que frecuentan su negocio, con quienes bromea mientras saca fotocopias de los archivos que le mandan desde sus celulares.

Arturo recuerda que la llegada de extranjeros (al menos a la Roma Norte) comenzó aproximadamente en 2015. El Centro de Dianética, grupo perteneciente a la Cienciología fundada por Ron Hubbard, creador de la corriente espiritual de la “dianética”, traía a norteamericanos, franceses y sudamericanos para sus sesiones, quienes se hospedaban en un hostal de la zona.

Con los años, la presencia de turistas o residentes temporales no ha marcado una diferencia directa en sus ganancias. Calcula que, si acaso, 1% de sus clientes son gente de otros países. En cambio, le afecta con respecto a su clientela mexicana, ya que muchas personas no duran en la zona por las rentas impagables.

El pago inicial de una renta cara tampoco asegura nada. Expone casos de comerciantes que rentaron y, al año siguiente, los caseros duplicaron el precio. Sospecha que algunos de ellos analizaron el giro del negocio, su afluencia y el tipo de clientela para determinar si ameritaba subir la renta.

“Yo no tengo la vida resuelta”

Estas dinámicas generan un desplazamiento ya que muchos habitantes optaron por mudarse a zonas aledañas, como la colonia Doctores. Y esta dinámica, junto con la sobreoferta de restaurantes y cafeterías que coquetean con extranjeros, impacta al comercio tradicional.

“Máximo tres papelerías vas a encontrar en un perímetro grande… Tortillería, una aquí y otra hasta Chihuahua”, dice Don Arturo. En tono de jocosa resignación, añade que no tendrá alternativa si algún extranjero compra el edificio donde renta su local.

Adiós a esas computadoras viejas que ofrecen internet e impresiones, a esos refrigeradores con refrescos y aguas, a las libretas, plumas y demás necesidades papeleras del mostrador. En fin, un cierre para una historia de 30 años como comerciante.

“Yo no tengo resuelta la vida, pero sé que va a llegar tarde que temprano. Alguien le va a decir [al propietario del edificio]: ‘Sí, sí te lo compro’. Y el otro va a decir: ‘Sí, sí te lo vendo’. Y ya, ¿no? Se acabó el plan de toda una vida, de 30 años de trabajo”.

Mientras tanto, turistas y residentes temporales pasan frente a la papelería con sus perros y tote bags, comprando algún cigarro suelto.

La gentrificación es un fenómeno con claroscuros en México, pues en algunos casos la presencia de extranjeros mejora las ventas

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