Las autoridades capitalinas trabajan para evitar la desaparición de algunos de estos espacios ante la falta de un relevo generacional
Por Bryan Rivera
Un pequeño grupo de personas se reúne una mañana de sábado en uno de los amplios salones del Pilares de Velódromo. Dentro del aula predominan los adultos mayores, principalmente jubilados, cuyo tiempo libre les permite juntarse tranquilamente para leer o escribir sin la prisa de un empleo o del cuidado de sus hijos.
En este club de lectura los participantes no sólo leen libros y los discuten de manera grupal, también mantienen su mente activa, mejoran su bienestar emocional y social, comparten experiencias y hasta hacen nuevas amistades.
Carlos Galicia, uno de los talleristas de este lugar, asegura que las personas adultas mayores predominan en casi todos los libro clubes que hay en los Pilares, seguido por jóvenes de entre 20 y 30 años.
En otras palabras, este grupo etario es el que más empeño pone a la lectura “porque tienen tiempo, no tienen tantas preocupaciones”, indica Carlos. “A veces en sus casas están solitos. Salen, llegan a estos espacios y encuentran muchas alternativas”.
Francisco Torres Pacheco, coordinador del Programa de Libro Clubes de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, coincide en que las personas adultas mayores son quienes están más interesadas en estas actividades. Sin embargo, también destaca el acercamiento de las infancias, aunque a través de los libro clubes itinerantes como “Leyendo Ando”, donde acuden a escuelas, así como otros proyectos donde visitan hospitales.
Añade además que las y los adultos mayores organizan y administran gran parte de los libro clubes de la capital del país que no dependen del gobierno.
Cambio generacional pondrá en riesgo a los libro clubes
No obstante, la prevalencia de personas de la tercera edad en estos espacios también genera incertidumbre. Y es que no existe un relevo generacional que asuma la gestión de los libro clubes administrados por este grupo poblacional. Cuando estas personas fallezcan, sus espacios de difusión podrían desaparecer.
Inevitablemente eso reducirá la cantidad de libro clubes no gestionados por una instancia gubernamental. “Estamos hablando de un problema a futuro que va a ser el cambio generacional”, acentúa Francisco Torres.
En los últimos años, el Programa Libro Club de la Secretaría de Cultura local ha trabajado en aumentar la cantidad de espacios que fomenten la lectura colectiva. Al menos hasta agosto de este 2025 asistieron a 17 inauguraciones. La coordinación sólo apoya con libros y demás material, ya que cada proyecto es autónomo y organizado por vecinas y vecinos.
La coordinación no tiene un padrón actualizado sobre cuántos clubes existen en la capital, tanto privados como gubernamentales. La dependencia sólo tiene identificados 190 proyectos activos. Y aunque cuenta con un registro de 2,000 libro clubes, no pueden confíar en esa información ya que son datos de 1998, año en el que se creó el programa. Es posible que muchos ya no operen por diversos motivos, entre ellos, que sus organizadores hayan fallecido.
Francisco Torres reconoce que los 190 clubes de lectura identificados “suenan como muy pocos”. Sin embargo, también puede significar lo contrario. Los 190 proyectos equivalen a casi 12 clubes por alcaldía.
Una lectura desde el territorio
Actualmente, la Coordinación de Libro Clubes trabaja en un nuevo padrón, lo cual es un primer paso para mejorar la coordinación con los proyectos existentes. La meta es fortalecerlos con distintas actividades culturales, sumado a una mayor donación de textos.
Igual que Carlos Galicia, Francisco Torres destaca que estos espacios requieren de una mayor difusión para fortalecer sus actividades; que la gente sepa que existe un lugar al que pueden ir para pensamientos y lecturas.
Sólo así podrán conectar con esa generación que, posiblemente, será el relevo de las y los adultos mayores que actualmente administran y acuden a estos encuentros comunitarios. A final de cuentas, cada libro club “nace y crece en el territorio”, insiste Francisco Torres.
No pueden renunciar a esta meta, considerando que la lectura y el debate puede tener un impacto significativo en la sociedad. En los sitios gestionados por el Frente Nacional Francisco Villa se notó una disminución de embarazos adolescentes entre quienes se acercaron a estos espacios, según explica Torres. Y en Iztapalapa, varios adolescentes decidieron continuar sus estudios, rompiendo con un ciclo intrafamiliar de rezago educativo.
Las alcaldías con más libro clubes son Iztapalapa, Cuauhtémoc y Gustavo A. Madero, en tanto que las que tienen menos son Xochimilco, Milpa Alta, Benito Juárez y Coyoacán. En estas dos últimas, es curioso que haya menos proyectos de este tipo cuando sus calles se destacan por una amplia oferta cultural. Francisco destaca que se debe a que los libro clubes nacen en las zonas donde más se necesitan: “En colonias o alcaldías donde no había tanta oferta cultural han sido las personas que las habitan quienes muestran este interés”.
Desde Pilares, Carlos Galicia opina que los libro clubes y talleres de escritura también sirven para la salud mental. Asegura que se puede enfrentar la depresión, o hasta evitarla. Es por ello que este tallerista afirma que lo suyo es un servicio social.
El Programa Libro Club inició en 1998, cuando el escritor y gestor cultural Alejandro Aura impulsó la creación de los primeros espacios de este tipo en la capital. Con los años se formaron más comunidades lectoras que encontraron en la palabra un espacio de encuentro.