Cuando cae el sol, miles de personas despiertan para mantener viva a la capital entre imprentas, puestos callejeros, servicios de limpieza o artistas noctámbulos
Cuando el reloj marca las diez de la noche, hay una CDMX que apenas se dispone a despertar. Las calles que durante el día están dominadas por el tráfico, la prisa y el comercio visible, se transforman en el escenario de una economía silenciosa y diversa. Un universo que demuestra que la ciudad realmente funciona las 24 horas aunque las reglas, permisos y visibilidad no siempre lo reconozcan.
Regularmente nuestra capital aparece en listados globales por su vida nocturna, pero muchas veces esa etiqueta suele centrarse en la actividad de los bares, antros o algunos eventos específicos. La parte menos contada es la que sucede tras bambalinas: los restaurantes para quienes salen tarde o entran tarde; los talleres de impresión que trabajan ediciones matutinas; los taxis que circulan rumbo al aeropuerto; los servicios de limpieza que barren banquetas antes del alba. Todos ellos forman una red de vida incansable.
Oficios y servicios cuando todos duermen
La Ciudad de México se reorganiza cuando el tráfico disminuye y los vagones del Metro cierran sus puertas. Por ejemplo, en las imprentas del Centro Histórico, la Doctores y la Obrera, la noche es sinónimo de productividad. Los talleres gráficos trabajan bajo la lógica de la urgencia: tarjetas, carteles, periódicos o invitaciones que deben entregarse al amanecer.
En calles como Bolívar, Uruguay, Torquemada o Manuel Payno, el zumbido de las máquinas de offset puede escucharse bien entrada la madrugada. “De día atendemos pedidos, de noche imprimimos”, dicen muchos impresores, herederos de una tradición de prensa comercial que data de mediados del siglo XX.
Otro engranaje fundamental es el de la limpieza urbana. La Secretaría de Obras y Servicios (SOBSE) calcula que cada noche se recolectan más de 13,000 toneladas de basura en la capital. Miles de trabajadores de limpieza, entre personal del gobierno y recicladores independientes, barren calles, descargan camiones y lavan avenidas para que la ciudad amanezca limpia.
También hay oficios que el día invisibiliza pero la noche revaloriza: guardias de seguridad, empleados de hospitales, vigilantes, conductores de taxi o aplicación, lavanderías exprés, panaderías que amasan desde las 03:00, bomberos que no duermen y mecánicos para cualquier eventualidad. En muchos casos, la noche es oportunidad económica porque la competencia disminuye y ciertos servicios se vuelven indispensables.
Fogones que nunca se apagan
Pero no todo es trabajar por urgencia o emergencia; existen también los oficios que encuentran en la oscuridad su ritmo natural: los trabajadores del Metro que, una vez cerradas las estaciones, checan las vías, cambian cables y limpian lo indispensable; los operadores del alumbrado público que revisan luminarias a deshoras; o los biólogos urbanos que, junto con la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema), monitorean especies nocturnas en lugares como Chapultepec o el Desierto de los Leones. De acuerdo con datos del gobierno de la Ciudad de México, más de 8,000 trabajadores nocturnos se encargan de mantener gran parte de la capital habitable.
Fogones que nunca se apagan
Según datos de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco), más del 40% de los establecimientos de alimentos preparados en la ciudad operan parcial o totalmente de noche. Los puestos que abren después de las 21:00 son puntos de reunión donde conviven policías, obreros, conductores y noctámbulos de toda clase. En los alrededores de hospitales y centrales de autobús, el taquero es una figura casi institucional.
A la par, panaderías como las de la colonia Portales o la Narvarte trabajan de madrugada para surtir el pan fresco que se venderá al amanecer. También hay nuevos actores gastronómicos que han decidido apropiarse del horario nocturno. En zonas como la Juárez, Roma o Escandón cada vez más surgen dark kitchens que operan exclusivamente por aplicaciones de entrega.
En la Merced, Tepito y Jamaica, mercados tradicionales funcionan hasta altas horas con bodegueros, cargadores y locatarios que comienzan su jornada cuando el resto la termina. Igualmente resisten los restaurantes 24 horas; sitios como el Café La Pagoda de la calle 5 de Mayo son refugios para los que buscan prolongar la conversación o simplemente no quieren volver a casa todavía.
Otros oficios casi invisibles
A partir de la medianoche, y además de las docenas de imprentas, los creadores independientes hacen de la noche su refugio. Diseñadores, cineastas o músicos encuentran en la madrugada un silencio propicio para producir. Los departamentos se iluminan a las 02:00 con la luz azulada de las pantallas. Muchos artistas usan la noche chilanga como un laboratorio donde se diluyen las distracciones del ruido. En él nacen guiones, canciones, ilustraciones o novelas que después formarán parte de la cultura popular y urbana.
En ese universo paralelo de luces intermitentes, la CDMX es un organismo que respira por turnos. Los oficios invisibles sostienen su infraestructura y alimentan su imaginario, donde la noche es una obra colectiva en permanente edición.
Desde 2013 la CDMX cuenta con la Red de Nochebús, que brinda servicio durante la madrugada cuando otros medios como el Metro o Metrobús están fuera de operación. Circula de las 00:00 a las 05:00, todos los días del año,
- Más de 8,000 trabajadores nocturnos del gobierno de la CDMX se encargan de mantener gran parte de la capital habitable
- Más del 40% de los establecimientos de alimentos preparados operan parcial o totalmente de noche
