FOTO: Bryan Rivera

24 de diciembre 2025
Por: Redacción

Último acto: el Teatro Manolo Fábregas será demolido

Este recinto, símbolo de la escena teatral chilanga, podría convertirse en un edificio departamental

Por Bryan Rivera

El teatro es de todos y de nadie. Es de todos cuando asistimos a una obra o cuando apenas pensamos hacerlo. Pero también es de nadie porque sus butacas pueden ser arrancadas del suelo de un momento a otro.

Dos mujeres caminan frente a la imponente fachada del Manolo Fábregas sin alzar la mirada. Sólo lo hacen durante unos segundos para ver el rectangular oficio que anticipa la demolición de ese recinto, una frívola muerte anunciada.

Basta con asomar la mirada detrás de la cortina metálica para rascar entre la penumbra las onerosas puertas de cristal templado que, con letras doradas, exhiben las iniciales de Manolo Fábregas, letras que ahora forman un brilloso contraste frente al polvo que no deja de acumularse.

Un día, personal de la alcaldía Cuauhtémoc pegó el aviso de demolición en la cortina del teatro. El inmueble ahora está en el Registro de Manifestación de Construcción, lo que significa que pronto derribarán las paredes, butacas y camerinos, pese a estar en Zona de Conservación del Patrimonio Histórico.

“Al principio no lo podíamos creer”, sostiene Rebeca Moreno Lara Barragán, presidenta del Colegio de Productores de Teatro, y recuerda el largo historial que hay en la Ciudad de México de teatros inhabilitados.

Vecinos temen daños ante demolición


Según se presume, el teatro será demolido para construir un edificio departamental. La Secretaría de Desarrollo Urbano de la CDMX ya avaló el cambio de uso de suelo. Sólo es cuestión de días, o semanas, para que lleguen las excavadoras.

El oficio pegado en la cortina del teatro ubicado en Serapio Rendón 15, colonia San Rafael, en la alcaldía Cuauhtémoc, indica que las y los vecinos pueden oponerse, tratándose de un inmueble cultural. Sin embargo, Sergio Pontigo, uno de los vecinos, considera que no pueden hacer mucho contra la demolición considerando que el inmueble es privado.

En cambio, sí presentaron un oficio donde exigen un programa para la mitigación y de reparación del daño en caso de que las obras afecten a los edificios aledaños. Además, temen que haya desabasto de agua con los posibles nuevos departamentos.

La clientela de los restaurantes cercanos bajó desde la última función teatral, en 2023. Del nocturno y cálido ajetreo del Manolo Fábregas apenas queda la borrosa sombra de los clientes (mayormente artistas) que comían en los restaurantes cercanos antes o después de alguna función.

60 años de trayectoria


El actor y productor Manolo Fábregas inauguró este teatro en febrero de 1965 de la única forma en que puede impulsarse casi cualquier producción artística: con un salto al vacío.

Rafaela Salinas, mejor conocida como Fela Fábregas, y Manolo Fábregas eran la dupla que necesitaba el teatro mexicano. Ella, con su experiencia empresarial, y él, con mayor inclinación actoral, se dedicaron al arte con vocación y servicio.

La meta era consolidar una infraestructura cultural estable, un teatro permanente capaz producir grandes obras profesionales y con una audiencia fija.

Con la muerte de Fela Fábregas, en mayo del 2018, se agudizó el deterioro de un teatro que ya comenzaba a mostrar sus grietas. La vitalidad teatral poco a poco fue menguando. Manolo Sánchez Navarro, uno de los seis hijos de Fela y Manolo Fábregas, quedó como administrador de los seis teatros familiares.

La última puesta en escena presentada en este recinto, Todo el mundo habla de Jaime, alcanzó las 100 presentaciones en agosto del 2023. Actualmente, a más de dos años, el cartel de la obra sigue en la marquesina principal, subrayando el olvido.

Rebeca Moreno dice que la familia de Sánchez-Navarro, heredera del patrimonio de Fela y Manolo Fábregas, debió tener una “razón fuerte” para vender el predio. Y aunque están en su legítimo derecho, el teatro, por más empresa particular que sea, pertenece a todos. “Quien acude al teatro es la gente, y estamos hablando de una ciudad que se quiere erigir como capital cultural de América”, indica.

Para saber la postura de la familia, Chilango Diario buscó a Victoria Sánchez Navarro, una de las hijas de Fela y Manolo Fabregas, pero no hubo respuesta.

Teatros vulnerables


Los teatros antiguos de México son propensos a desaparecer sin una ley que los proteja. La capital carece de una normativa que los blinde ante intereses como la depredación inmobiliaria.

En cambio, Argentina tiene una ley desde el 2012 que protege a teatros y cine-teatros contra las demoliciones. Sólo las permite en tanto el propietario del predio construya otro espacio semejante en el plazo de un año.

La reforma fue impulsada por vecinos de la colonia Floresta de Buenos Aires para preservar la sala Gran Rivadavia, un cine-teatro que fue cerrado en 2004 tras una queja vecinal por el ruido.

En 2009 apareció un cartel de venta y, ante la posible demolición, vecinos se articularon para preservar ese sitio como espacio cultural.

Una propuesta así resultaría de interés en la CDMX considerando que la capital alberga alrededor de 156 teatros (pequeños, medianos, grandes, nuevos y antiguos), según un conteo preliminar en registros oficiales y directorios hecho para este reportaje.

Aunque en el caso del Teatro Manolo Fábregas no hay mucho por hacer, su demolición puede servir como antecedente para que, en futuros casos, surjan estrategias que protejan las butacas y el escenario.

Es más sencillo salvar un teatro deteriorado que construir uno desde cero, sostiene Rebeca Moreno: “Dime cuántos teatros tienes y te diré qué tipo de ciudad eres”.

Teatros en el olvido


Otros teatros famosos que hoy están en el olvido son el Blanquita, el Lírico, Fru Fru, además de los cines Orfeón y Ópera. Juntos forjaron entre 1930 y 1960 lo que Carlos Monsiváis llamó la “Edad de Oro de la vida nocturna en la Ciudad de México”

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