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15 de agosto 2025
Por: Redacción

“Laureano”: un árbol salvado por los vecinos

Clara Brugada declaró a este laurel de la India como patrimonio natural de la capital

Por Edgar Segura*

Gracias a la lucha de ambientalistas y vecinos de la colonia Tlacoquemécatl del Valle, el árbol “Laureano” pasó de estar amenazado por un desarrollo inmobiliario a ser patrimonio natural de la CDMX. Ahora las autoridades capitalinas tienen la obligación de garantizar su conservación.

La copa de este laurel de la India, de casi 20 metros de ancho, ocupa espacio en uno de los predios donde se pretende construir un nuevo complejo inmobiliario, en el cruce de las calles Miguel Laurent y Fresas, alcaldía Benito Juárez.

“Era un proyecto que, si lo hacían, tenían que apachurrar toda la copa de ‘Laureano’, porque entra en un gran porcentaje del predio”, cuenta a Chilango Dimitri Voulgaris, integrante de la organización de vecinos que emprendieron la defensa del árbol.

Por fortuna, el laurel ya no corre peligro. A través de amparos, vecinos y ambientalistas lograron suspender las obras. Asimismo, impulsaron el reconocimiento de “Laureano” como árbol patrimonial, estatus que se le otorgó el pasado 4 de agosto mediante un decreto firmado por la jefa de Gobierno de la CDMX, Clara Brugada.

“Laureano es nuestro pulmón”

En el número 48 de la calle Miguel Laurent, “Laureano” destaca entre otros árboles de la zona por sus 23 metros de altura, su copa frondosa y, sobre todo, por un tronco que está “abrazado” por decenas de listones. Cada uno de estos listones representa el apoyo que cientos de vecinos y ambientalistas le dieron cuando su integridad estuvo en peligro.

La historia de la lucha por este laurel inició en mayo de 2025, cuando vecinos se percataron de que un nuevo edificio podría afectar su copa. Ante tal situación, los vecinos solicitaron a la desarrolladora información sobre el proyecto ejecutivo de la obra, pero los datos que aportaba la empresa eran “muy opacos”.

“Un día vino el encargado de la obra. Le pedimos información sobre el proyecto, pero no nos la compartió. Tratamos de hacer una mesa de trabajo con la alcaldía, pero no nos recibieron”, recuerda Dimitri. “Ya después, por fuera, nosotros pudimos conseguir el proyecto y evidentemente no contemplaba a ‘Laureano’”, agrega.

Fue entonces cuando se articuló todo un movimiento social para defender al árbol. El colectivo de vecinos y ambientalistas logró reunir más de 12,000 firmas en la plataforma Change.org. Asimismo, juntaron otras 700 más en formato físico para impulsar amparos y detener la obra.

“Se metieron dos amparos para hacer una suspensión provisional de la obra y al final se consiguió. El acuerdo que se logró es que no se va a desarrollar ningún tipo de obra hasta que no modifiquen el proyecto. La desarrolladora ya acordó modificar el proyecto”, dice Dimitri.

Durante todo el proceso de defensa, el árbol se convirtió en un espacio de reunión y convivencia para la comunidad. Se colocaron al tronco listones que simbolizan el apoyo al laurel de la India, mientras que las láminas que sirven como muro provisional para delimitar el predio donde se construirá el edificio se convirtieron en una galería de arte.

Allí se pueden observar dibujos, carteles y rótulos en referencia al valor histórico, ambiental y cultural de “Laureano” y de los árboles en general. “‘Laureano’ es un pulmón. ¡Es nuestro pulmón!”, se lee en uno de los mensajes.

El valor de “Laureano”

La declaratoria de árbol patrimonial indica que las autoridades deberán encargarse de elaborar y ejecutar un plan de manejo para proteger a “Laureano”. También se encargarán del reconocimiento, valoración, promoción y difusión de su importancia para el entorno y el medio ambiente.

“Laureano” es un árbol de la especie Ficus microcarpa, mejor conocida como laurel de la India. Tiene una edad atribuida de 35 años. Su altura es de 23 metros y el ancho de su copa es de casi 20 metros. Tiene además un tronco con diámetro de 90 centímetros.

En cuanto a sus beneficios ambientales, este ejemplar captura y almacena 9.98 kilogramos de dióxido de carbono por año, contribuyendo a la mitigación del cambio climático y mejorando la calidad del aire. También es generador de sombra, modera el clima del espacio urbano, sirve como hábitat para la fauna local y es un elemento de la identidad paisajística de la ciudad.

*Texto adaptado para Chilango Diario


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