FOTO: CORTESÍA CINE CANÍBAL

14 de agosto 2025
Por: Xally Miranda

Eddington: una pandemia de paranoia y absurdos

La nueva película del director de Midsommar entrega un relato coral de tensiones sociales en un pueblo donde la violencia sólo necesita ego para estallar

En un pueblo estadounidense, el infierno se va a desatar en grande. No sólo porque a sus tierras ha llegado el contexto de la pandemia de COVID-19, sino porque las teorías conspiranoicas, las ideologías, los egos y las polarizaciones se harán cargo de encender la chispa de la violencia y el absurdo humano entre sus pobladores. Algo va a estallar.

Eddington es la nueva película del director Ari Aster con la que el público tendrá algo de qué hablar al salir del cine. Puede que guste o no, que cautive o deje mucha confusión, que remueva algo de reflexión o produzca una risa incómoda por su sucesión tan rápida de hechos; pero es seguro que dejará algo que decir. 

La prueba está en las reacciones divididas que ha generado el filme desde su estreno en mayo pasado en el Festival de Cannes. Medios como Screendaily y The Times la han considerado “rebuscada” y sin claridad en lo que quiere presentar, mientras otros como Deadline y Variety la han calificado como “extraordinaria” o “inquietantemente insólita” por lo que retrata 

El punto de Aster, quizá, es no dejar indiferente a nadie ante su cuarto largometraje, una historia muy diferente a su extraña Beau tiene miedo (2023), al igual que a sus experimentos terroríficos entregados en El legado del diablo (2018) y Midsommar (2019).

“Es un western, pero las pistolas son teléfonos”

La película se sitúa en 2020 en Eddington, un pueblo ficticio de Nuevo México (Estados Unidos) donde el sheriff Joe Cross (Joaquin Phoenix) decide lanzarse para alcalde, convirtiéndose en la oposición de Ted Garcia (Pedro Pascal), quien se encuentra haciendo campaña para su reelección. Esta acción responde aparentemente al hartazgo de Cross por las medidas sanitarias contra la COVID-19; sin embargo, está presente una motivación más personal. 

Si bien ese es el hilo conductor de la cinta, las dos horas y media que dura se complementan con un reparto coral que crea una constelación de críticas a la realidad social de esa época y que pegan hasta la actualidad. 

Mientras por un lado está la lucha ideológica y de ego de un hombre cuya ira construye un camino cada vez más violento, por el otro lado hay un movimiento antirracista de jóvenes caucásicos (en sintonía con el movimiento Black Lives Matter), redes sociales emitiendo teorías de conspiración sin parar, un líder de secta radical y un centro de almacenamiento masivo de datos vigilante en la lejanía, entre otros temas latentes. 

Eddington es un mosaico de situaciones grandes y pequeñas donde el miedo, las creencias y la desinformación toman el control; más allá de las armas (también muy activas), son estos elementos los que ponen la mecha de la manipulación y la división. Y todo esto se adereza en un planteamiento inspirado en su propio país de origen.

Ari Aster lo menciona en sus notas de producción: “La película trata, en cierto modo, sobre la historia de Estados Unidos y cómo vive en la mente de las personas, y cómo este sistema de retroalimentación dominante llevó esto a un estado de intensa excitación y provocó que todo chocara”.

También señala que este ecosistema es comparable con el Viejo Oeste, de ahí que exista esa estética que, a su vez, ha estudiado en su niñez y en su adultez en Nuevo México. Aunque hace el apunte, casi de broma, de que en la modernidad los enfrentamientos no se llevan a cabo con balas: “Eddington es un western, pero las pistolas son los teléfonos”.

De contexto pandémico

Actualmente no existe una lista larga de películas o series que se ambienten en el contexto de la pandemia de COVID-19. No obstante, eso no significa que sean inexistentes. Algunos ejemplos son Infectados (2020), que toca fibras de la ciencia ficción y el suspenso para contar una historia de amor en el cuarto año de la pandemia, y Sick (2022), un slasher en el cual dos amigos se han ido a una casa alejada para pasar la cuarentena, sin saber que a su plan se unió un extraño.

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