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30 de octubre 2025
Por: Xally Miranda

Sanar un duelo laboral

No le pongas altar a ese trabajo perdido, mejor aprende llevar sanamente este proceso para seguir adelante

De seguro lo has oído alguna vez: “Nadie es indispensable en el trabajo”. Pero aceptarlo duele. Es un golpe en el ego darse cuenta que tan rápido como fuiste despedido, fuiste sustituido. Que por muchas ganas que le echaste a ese nuevo empleo, el contrato no fue renovado. Y que hasta si uno tomó la decisión de irse, en nada afectó a la que fue tu área de trabajo. No es la norma, pero pasa.

Sea por esas situaciones u otras similares relacionadas con la pérdida del empleo, el duelo laboral existe. Aunque no es igual al que se vive cuando fallece un ser querido, sigue siendo un proceso que se compone de etapas y que cada persona vive a su manera, dependiendo el contexto por el que se dio, al igual que la situación en que se encuentre el individuo.

“Ya sea que te hayan despedido, hayas sido afectado por un recorte de personal en tu empresa o hayas tomado la decisión de salirte, perder el empleo puede ser difícil tanto emocional como financieramente.

El duelo viene del proceso que se realiza para transitar ese cambio, diferentes emociones pueden aflorar al dejar un lugar donde te sentiste parte por determinado tiempo y también al equipo de personas, también podría aparecer la culpa porque quizás aprecias a tus compañeros o ansiedad por los desafíos que traerá el futuro”, puntualiza Nelson Gómez, director de Indeed México, a Chilango Diario.

Diferentes procesos

Nelson Gómez explica que la pérdida del empleo es una forma de duelo porque implica quedarse sin algo significativo, además de ser una experiencia que se intensifica por el sentido de pertenencia que se construye en el entorno laboral. 

“Al dejar de realizar ciertas actividades y de convivir con personas con las que se comparten metas y rutinas, no sólo se pierde un empleo, sino también una parte de la identidad y de los vínculos que forman parte de la vida cotidiana”, añade.

Juan (quien pidió anonimato) cuenta que sintió un golpe en su “identidad profesional” luego de haber sido despedido.

“No siento que afecte a mi identidad como persona, pero sí dudas de ciertas eventualidades, de ciertas capacidades. Te sientes mal porque piensas en si de verdad tuviste esa capacidad para hacer tu trabajo o solamente es porque no te quieren ahí”, comparte.

En su caso, la empresa le informó que se terminaba su relación laboral debido al cierre del área, aunque su compañera de trabajo no tuvo el mismo destino. A tres meses de esta separación, Juan ha vivido su proceso con molestia.

“Siento como coraje porque sé que tengo muchas capacidades y que gente que está arriba de mí es una nefasta. Y ya cuando lo piensas más en frío, te da incertidumbre porque dices ‘me estoy quedando sin trabajo, julio, mitad del año, complicado al final del año’. Tienes gastos, tienes esto, tienes aquello”, expresa.

La experiencia de cada persona varía, pero en el duelo laboral pueden dominar los sentimientos de vergüenza y estrés, de forma que permanecer sin trabajo se convierte en un riesgo para la salud mental, como lo indica la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Sin embargo, las diferencias en el duelo laboral comienzan desde quién tomó la decisión. El director de Indeed México advierte que el proceso cambia entre haber renunciado o  ser despedido. En el primero, al ser un acto voluntario y en el que se pierde el derecho a recibir una indemnización por despido (salvo acuerdo previo), posiblemente haya premeditación y su proceso de duelo comience desde tiempo antes.

Mientras que el segundo puede suceder por una decisión empresarial producto de fusiones y adquisiciones, reducción de personal, problemas financieros o una reestructuración; afectando incluso hasta a varios empleados. O también puede deberse al desempeño personal, resultados deficientes o conductas inesperadas. 

Como resultado, alguien que ha renunciado tiene mayor posibilidad de llevar un duelo sano si tiene un plan para sobrellevar el cambio. De no ser así, la experiencia repentina puede ser traumática y devastadora.

¿Qué hacer ante la pérdida?

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del trimestre abril-junio de 2025, 41.7% de la población desocupada en México buscó trabajo por un mes y sólo 18.8% ha sobrepasado los tres meses. Sin embargo, algunas plataformas no gubernamentales registran que una persona puede tardar en emplearse en la formalidad hasta seis meses o un año. 

Así que tras perder un empleo, Nelson Gómez resalta que saber gestionar correctamente estos escenarios ayuda a retomar con mayor rapidez la rutina y a tener más opciones de evolución profesional. “Hay ocasiones en las que un despido laboral puede ser la oportunidad perfecta para salir de tu zona de confort y ascender en tu carrera”, menciona.

El duelo laboral puede ser más fácil si se aprovecha para mejorar habilidades, actualizar el currículum y comenzar a solicitar nuevos empleos, afirma. Por lo que apunta como indicadores de un proceso sano el cerrar la relación laboral en los mejores términos posibles (sobre todo para las referencias a futuro en caso de necesitarlas), tomarse tiempo para la reflexión sobre lo ocurrido y para el autocuidado como medida ante el estrés, actualizar el CV y redes sociales para estar preparado para nuevas oportunidades y enfocarse en mejorar las habilidades duras y blandas con aprendizaje activo.

El duelo laboral también puede mirarse bajo el modelo de la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, que contempla 5 etapas (no lineales) como parte del procesamiento de una pérdida: la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación

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