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21 de mayo 2025
Por: Redacción

Una obra verde que le cae bien al planeta

El Puente Vehicular Nichupté representa la operación ecológica más ambiciosa de su tipo en el país y un legado sostenible para las futuras generaciones

La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) lidera una de las obras más ambiciosas en materia de movilidad sustentable y protección al medio ambiente: el Puente Vehicular Nichupté en Cancún, Quintana Roo, uno de los principales polos turísticos de México y el Caribe.

“Más allá de su objetivo funcional, este proyecto ha sido concebido con un enfoque riguroso de protección ambiental, consolidándose como un referente nacional de infraestructura sostenible”, señaló Jesús Antonio Esteva Medina, titular de la dependencia.

Diseñado para mejorar la conectividad entre la zona hotelera y el resto del municipio de Benito Juárez, el puente se construye sobre un área de alto valor ecológico: la Laguna Nichupté, ubicada dentro del Área de Protección de Flora y Fauna Manglares de Nichupté, en la que no se encuentran poblaciones humanas establecidas.

Esta zona forma parte del relicto de humedales más importante del sistema lagunar, cuya dinámica ecológica es esencial para el equilibrio de los ecosistemas costeros y marinos de la región. Además de su eficiencia constructiva, debido a que emplea una técnica innovadora utilizada por primera vez en México conocida como Top Down (construcción de arriba hacia abajo), el proyecto destaca por su estrategia ambiental.

De acuerdo con el biólogo Alfredo Estrada Virgen, superintendente ambiental de SEGA Planeación y Desarrollo, contratada por la SICT para este proyecto, “es una gran satisfacción y responsabilidad al mismo tiempo, dado que se está tratando de compensar y mitigar los impactos ambientales que puede ocasionar la obra”.

El puente Nichupté cuenta con programas ambientales que abarcan el rescate de fauna silvestre, la restauración de pastos marinos, el monitoreo de cocodrilos y aves, la rehabilitación de humedales, así como el seguimiento permanente de las condiciones ecológicas de la zona. Uno de los ejes más relevantes es la rehabilitación del manglar, con una intervención planificada en más de 75 hectáreas.

“Previo a su intervención se hizo un estudio minucioso para saber cómo estaba el área y qué necesitaba. Se determinó la apertura de canales para permitir que el agua entrara hacia las zonas de los manglares degradados, para que haya una limpieza y se pueda rehabilitar el manglar de manera exitosa”, añadió Estrada Virgen.

El Puente Vehicular Nichupté se proyecta como una obra ejemplar que combina funcionalidad, innovación y responsabilidad ambiental. No sólo mejora la infraestructura urbana de Cancún, sino que demuestra que el desarrollo puede ser compatible con la conservación del patrimonio natural.

Protección activa de flora y fauna

El proyecto cuenta con un equipo multidisciplinario de especialistas ambientales, biólogxs, ingenierxs y conservacionistas, quienes han trazado estrategias concretas para resguardar la biodiversidad que habita en la Laguna Nichupté.

Los resultados ambientales son contundentes: se han identificado y rescatado 247 especies de aves, más de 30 especies de flora terrestre, 23 especies marinas, alrededor de 28 mamíferos y aproximadamente 32 especies de anfibios y reptiles.

En cuanto al monitoreo de cocodrilos, se registraron 1,462 ejemplares en un perímetro de 28 kilómetros, lo que representa una densidad ecológica significativa para la zona.

Las acciones incluyen monitoreo constante, reubicación controlada de especies y restauración de áreas sensibles, todas medidas contenidas y autorizadas en la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del proyecto, lo cual garantiza que cada paso de la obra se ejecute bajo estrictos estándares de sustentabilidad.

Valor ecológico

La preservación de los pastos marinos en el Sistema Lagunar Nichupté representa una de las estrategias ecológicas más importantes para mantener el equilibrio ambiental de la zona. Estas praderas, formadas por especies como el “pasto tortuga” y el “pasto de los bajos”, funcionan como pulmones submarinos que purifican el agua, reciclan nutrientes y capturan carbono. Gracias a su sistema de raíces estabilizan los sedimentos marinos, ayudando a mantener la claridad del agua y a prevenir la erosión, dos factores críticos en un ecosistema tan vulnerable como el de Nichupté.


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