Biquini Wax EPS

Foto: Edgar Dúran

18 de diciembre 2017
Por: Carlos Acuña

Biquini Wax EPS: arte damnificado

Biquini Wax EPS: una galería, una casa, un salón de fiestas tan versátil que puede convertirse en cualquier cosa.

Una cama matrimonial repleta de alacranes, ciempiés, gusanos, cucarachas gigantes. Manos de concreto que cuelgan del techo. En el jardín, una fotografía a escala real de la tumba de Karl Marx para que el visitante pueda tomarse una foto. Una serie de lápidas esparcidas por un cuarto. Cuando Esther Montes de Oca fue contratada por el colectivo Biquini Wax EPS para hacer la limpieza de sus instalaciones —una casa en la colonia Escandón— sintió que entraba a otro planeta.

“Era emocionante llegar aquí, porque era algo que nunca había visto. Al principio pensaba que los muchachos se la pasaban sin trabajar y andaban juntando cosas para venderlas. Yo les preguntaba de qué se trataba y ellos me decían que no me preocupara. Que era trabajo, me decía uno. Que era por diversión, decía otro. Que a eso se dedicaban. El caso es que la casa siempre era distinta, siempre había algo nuevo, cosas pintadas en los muros. Un día encontraba una cama colgada y llena de globos o una alfombra de cabello en las escaleras. ‘¿Y ora esto para qué?’, decía yo. Ya después les fui agarrando el modo”.

Decenas de espacios artísticos han surgido en los últimos años en la Ciudad de México, cada uno enfocado en impulsar de forma independiente algún aspecto del arte contemporáneo. De entre esos espacios —Cráter Invertido, Espectro Electromagnético, Casa Gallina—, Biquini Wax EPS es quizás el más difícil de definir. Una galería, una casa, un salón de fiestas; su formato es tan versátil que puede convertirse en cualquier cosa.

Fue en 2011 cuando Daniel Aguilar Ruvalcaba mudó el proyecto de León, Guanajuato, a la Ciudad de México. Desde entonces, por sus filas han pasado no solo artistas, sino filósofos, escritores, historiadores…, y han abierto sus puertas a más de 100 exposiciones. Hasta hace unos meses, los miembros de Biquini Wax EPS pretendían lograr que el espacio suscitara la reflexión crítica a partir de diferentes talleres.

“Esto primero es una casa de amigos —dice Mauricio Andrade, quien hoy ofrece en el espacio talleres de teoría crítica y marxismo—, luego punto de encuentro y de trabajo”.

Hace unos meses, cuando los miembros de Biquini Wax EPS tuvieron que dejar la casa de la Escandón, los propietarios de la galería Kurimanzutto les ofrecieron ocupar por dos años una propiedad en la colonia Buenos Aires, donde ahora operan. El sismo del 19s lo cambió todo: hoy es difícil saber si los muros caídos y los ladrillos apilados en el jardín son parte de alguna instalación. Tienen que irse pronto, buscar otro espacio, barato, que les permita trabajar, dar clases, llenar el techo de globos o las camas de insectos, seguir habitando este planeta extraño.

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