El Cristo que ya no fue
10 de abril 2017
Por: Tatiana Maillard

Batean a Cristo por estar casado

Erick Guzmán fue elegido para representar a Cristo en la crucifixión en Iztapalapa de este año, pero estar casado arruinó el plan

Erick Guzmán contrajo matrimonio y eso le quitó la posibilidad de protagonizar a Cristo en Iztapalapa este año

ARTE: MICHEL LARIS

Erick frunce los labios y restriega la espalda sobre el asiento de la sala, como si quisiera sacudirse algún malestar silencioso que se alojara en el espinazo. Su mirada atraviesa el cristal de las gafas. “No lo sé”, dice.

Claro que lo sabe. Porque durante dos décadas se preparó para el momento culminante en que, ataviado con túnica blanca, barba de artificio y peluca rizada, pronunciara a través del micrófono las líneas del papel de Jesucristo en la representación que anualmente y frente a millones de espectadores se realiza en Iztapalapa. Sí: Erick Guzmán Ramírez sabe sus líneas de memoria.

Y por eso la pregunta: “¿Cuáles son las palabras de Jesús que consuelan en momentos difíciles?”. Después de asegurar que no las conoce, Erick queda en silencio. Segundos después hace una afirmación con la cabeza, y su voz pausada comienza a recitar:

“Gracias, Dios mío, por hacer las cosas como son. Gracias por ocultar esas cosas de los que se creen sabios e inteligentes y mostrárselas a los que son como niños. Sí, Padre: te agradezco hacerlo de esa manera”.

Un silencio que pesa como lápida se extiende en el hogar enclavado en el barrio de San José, donde vive con sus hermanas y sus padres. A la derecha del sillón donde está sentado, hay una repisa con fotos familiares. Una fue tomada en 2009. Aparecen Erick y su hermana mayor en Viernes Santo. Ella está ataviada como María Cleofas. Él representa a San Judas Tadeo”.

Dios hace las cosas como son y Erick no será el Cristo de Iztapalapa. El acta del matrimonio que contrajo a los 19 años con su novia de entonces fue motivo suficiente para que el Comité Organizador de Semana Santa en Iztapalapa (Cossiac) le retirara en febrero el papel de Jesucristo por el que había sido elegido a inicios de año.

“Hablo de esto para liberarme, sentirme más tranquilo”. Erick tiene 26 años y en diciembre se graduó como químico farmacéutico. Tiene un cargo administrativo en una empresa. “Me gusta lo que hago porque trato con personas. En cambio, en un laboratorio solo convives con tu bata”. Es católico apostólico romano e interpretar a Cristo era su motivación desde que, cuando niño, participó como nazareno en la representación del Viernes Santo.

El papel de nazareno no es destacado. “Eres un extra. Hay muchísimos como tú”. Y lo que Erick buscaba era estar cada vez más cerca de Cristo. Más grande, interpretó a un extra de mayor categoría: soldado romano a caballo. “Un papel más presumidillo y soberbio”, dice. También, es un papel más cercano a Cristo: el soldado es a la vez verdugo y guarura del intérprete principal.Parecía una carrera hacia el protagónico.

En 2009, Erick dio un paso más: fue Judas Tadeo, el primer papel que le permitió unas líneas al micrófono. Erick ya estaba mentalizado para dejar los personajes satelitales y volverse el centro de la representación. Y sucedió. Los primeros días de enero anunciaron que él sería el protagonista.

Pero una noche de febrero, los padres de Erick recibieron una llamada del Cossiac. Los citaron junto a su hijo al día siguiente. Para entonces, Erick ya se preparaba físicamente: como marca la tradición, había ido al Cerro de la Estrella a recoger los leños con los que construyó una “cruz de entrenamiento”, un armatoste de 100 kilos con el que recorría un kilómetro en los alrededores del cerro.

Erick llegó acompañado de sus padres a la sede del Cossiac. El presidente, Miguel Ángel Morales Larrauri, extendió un documento. Era el acta de matrimonio de Erick. En los estatutos del comité se establece que el intérprete de Cristo debe ser soltero.

“Nada más quería avisarles que al señor le retiramos el papel”, dijo el presidente. Luego, dirigiéndose a Erick, remató: “Ni cómo darte las gracias”.

Esa noche, Erick no durmió en su casa. Se ausentó durante tres días. Con calma, explica que a los 19 años acudió con su novia de entonces a la delegación para casarse en colectivo. “Firmamos algunas formas y personal del Registro nos indicó que debíamos volver otro día para que el juez firmara el acta. Nos arrepentimos al salir de la oficina y decidimos no volver. Yo pensé que el acta no se había generado, porque faltaba la firma del juez. Hace poco mi abogada me explicó que aún así el documento es válido”.

Para el sábado 25 de febrero, el Cossiac ya tenía un reemplazo: Eder Arreola. A Erick no se le volvió a mencionar, salvo para decir que había intentado engañar al comité.

“Muchos me han juzgado. En redes sociales y en el comité. En algún momento pensé que, si ya no iba a ser Jesucristo, asistiría a la representación como nazareno y afrontaría las críticas. Pero no lo voy a hacer. Tal vez después, pero no este año”.

El 19 de marzo se celebró en el barrio al patrono San José. Durante las fiestas del día se mostraron algunos de los vestuarios para la representación de la Pasión, y se hizo una comida para entregar la cruz que llevará el Cristo. Erick se quedó en casa.

“Lo he sobrellevado alejándome de todo esto: no veo publicaciones, no pongo atención a nada que se refiera a Semana Santa”.

Dice Cristo: “Gracias, Padre, por hacer las cosas como son”. Pero este es Erick y no se siente preparado para agradecer lo que le ocurrió. “¿Hay alguna enseñanza en esto que he vivido? Todo es muy reciente así que no lo sé. Deje lo averiguo”.

En cifras:

 

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