15 de septiembre 2016
Por: Tatiana Maillard

La mujer detrás de Zona MACO

La CDMX debe ser anfitriona del arte contemporáneo, dice Zélika García, previo al inicio de dos ferias la próxima semana.

FOTOS: LULÚ URDAPILLETA

Zélika García enfatiza su respuesta: “No”. La fundadora y directora de Zona MACO, la feria de arte de mayor alcance en la capital, no está dispuesta a hablar de las piezas de su colección personal por las que siente particular apego emocional.

“No, porque… ¡no! No me gusta hablar de una pieza [valiosa] en especial. Todas lo son, porque cada pieza tiene la carga [emocional] del momento en que se compra, de las razones que motivaron a adquirirla, de la situación que vives en ese momento y, además, de lo que sabes del artista… Esas historias son muy personales”, argumenta.

¿Y alguna expresión artística —la pintura, la escultura, la fotografía…— la atrae más que el resto?

“¡Me gusta todo! ¡Me gusta la belleza!”, responde esta emprendedora, quien va y viene entre su natal Monterrey y otras ciudades de la República Mexicana, con el propósito de promover y atraer más gente a Zona MACO.

La feria inició en 2004 con la mira puesta en el arte contemporáneo. Sin embargo, durante los últimos años se ha ramificado en ferias especializadas en antigüedades, diseño y fotografía.

La próxima semana —del 21 al 25 de septiembre—, la Ciudad de México recibirá dos de estos eventos: la segunda Zona MACO Foto y la tercera edición del Salón del Anticuario, en las cuales participarán 24 galerías y 18 expositores.

De Muestra a Zona MACO

Si bien García se niega a hablar de las piezas entrañables de su colección, no tiene reservas para recordar la primera vez que las obras de un artista plástico le hicieron explotar la cabeza.

“Tenía 13 años, tal vez menos, y fue una exposición de Georgia O’Keeffe en el Museo Contemporáneo de Dallas”, recuerda.

O’Keeffe (1887-1986), a quien García describe como una de sus artistas favoritas, para entonces había abandonado la tradición de la pintura realista con la finalidad de sumergirse en una búsqueda personal a través del arte abstracto, con obras en las que las flores y los paisajes desérticos son los protagonistas.

Tiempo después de visitar esa exhibición en Texas, García cursó la licenciatura en Artes en la Universidad de Monterrey. En 2002, cuando tenía 23 años, organizó en Nuevo León la feria de arte contemporáneo Muestra, que al año siguiente replicó en la Ciudad de México y que terminó por convertirse en Zona MACO.

Hasta entonces, el único antecedente de una feria de arte internacional celebrada en territorio mexicano era Expo Arte Guadalajara, de la cual se realizaron siete ediciones entre 1992 y 1998.

En los primeros años del siglo XXI, García se propuso impulsar la labor de artistas, curadores y galerías, así como atraer coleccionistas y generar un público cautivo. Lo hizo sin apoyo gubernamental; sacó el proyecto adelante gracias a patrocinadores y a la sociedad que entabló con Enrique Rubio.

La situación se mantuvo así hasta 2008, cuando García disolvió unilateralmente la alianza con Rubio. Esto derivó en un conflicto legal entre ambos, el cual no impidió que la feria siguiera celebrándose.

El mercado del arte

Hoy, para hacer de Zona MACO una realidad, García cuenta con el apoyo de Daniel Garza Usabiaga como director artístico, así como con diversos comités que le ayudan a seleccionar las obras.

Además, a diferencia de lo que ocurría en los inicios de la feria, ahora ya tiene respaldo gubernamental gracias al Fondo Mixto de Promoción Turística de la Ciudad de México. Entre otras cosas, esto servirá para que Zona MACO Foto pueda exhibir parte del acervo del Museo de la Revolución y del Museo Archivo de la Fotografía.

“Es importante que la Ciudad de México sea concebida como anfitriona del arte”, dice García. “Las opciones no se limitan a la feria, sino a todos los eventos de promoción turística y de exhibiciones en galerías y museos que tienen lugar en las mismas fechas de la feria. Todo suma a un programa cultural que tiene la misma duración que Zona MACO”.

En cuanto a la selección de las obras, García explica que en cada edición se renuevan los comités encargados de esa tarea, con el objetivo de mantener actualizado el repertorio de la feria.

“Si bien trabajamos con las mismas personas, tratamos de integrar nuevos comités para enriquecer nuestro contenido”, dice.

Este año, con las dos ediciones simultáneas, los comités reúnen a la curadora independiente María Elena Mallet, la galerista Patricia Conde y el anticuario Daniel Liebsohn, entre otras personas.

“Nos interesa incentivar el coleccionismo”, dice García, y agrega que, si bien la feria está dirigida a grandes compradores, también tiene un programa de fomento que incluye obras con precios menores a 57 mil pesos, un ofertón en este terreno.

Las cifras sobre cuánto se vende y quiénes son los artistas más buscados son información que la feria prefiere mantener bajo reserva. En contraste, presume el número de asistentes a su última edición —41 mil— y guarda la esperanza de reunir más.

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