Dejar de fumar
26 de octubre 2017
Por: Dulce Ahumada

Fumar o no fumar

El cigarro es un riesgo para tu salud y cartera. Dejar de fumar no es fácil, pero existen varias alternativas que pueden hacerlo más sencillo

El cigarro es un riesgo para tu salud y cartera. Dejar este hábito no es fácil, pero existen varias alternativas que pueden hacerlo más sencillo.

Pese al placer que te provoca, decidiste cambiar: gastas más de mil pesos al mes en cajetillas y tus dientes ya están amarillos. Pero dejar de fumar no es fácil. Quizás necesites ayuda profesional.

El humo que recorre la garganta, ese calor que se guarda en el pecho y que sale, poco a poco, en un vaho que envuelve el paisaje entero o en pequeñas volutas que suben lentamente al cielo. La gloria podía venir con mentolado para un suave o sin filtro para sentir el golpe, en todos los sabores y texturas. Bastaba abrir una cajetilla, acariciarla, para sentir que cualquier problema o dificultad podría superarse.

“Crecí viendo a mis papás fumar. En mi casa era normal tener ceniceros con colillas, desde niña yo las tomaba e imitaba a mis padres, como si fumara. Me encantaba el olor”, recuerda Sofía Ramos, de 47 años. Sus padres, cuenta, no veían con buenos ojos que ella fumara pese a que para ellos era algo cotidiano. “Tenía 20 años cuando empecé a fumar a escondidas con mi hermano, él fue el que me enseñó”.

Había algo en esos cilindros de papel, en la pequeña chispa que consumía poco a poco el tabaco, que la hacía sentir cómoda. El solo hecho de sentir el cigarro entre los dedos la tranquilizaba. “Me daba seguridad. En aquellos primeros años me divertía formar círculos en el aire con el humo”.

Pero con el gozo, pronto aparecieron otras pequeñas molestias. Era de esperarse: en sus peores momentos, Sofía llegaba a fumar hasta dos cajetillas diarias. Su piel y su cabello comenzaron a deshidratarse, a su cara y sus dientes le nacieron manchas, el olor del tabaco quedaba impregnado en toda su ropa aun después de lavarla.

El tabaco en números

Según una muestra realizada por la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA), en promedio los fumadores destinan 400 pesos mensuales solo para cigarros. No era el caso de Sofía: ella gastaba alrededor de 100 pesos diarios. Además de su salud, sus finanzas fueron las que la obligaron a abandonar por completo el hábito. Con tres hijos que mantener, fumar se había convertido en un lujo para su vida cotidiana.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en México mueren alrededor de 165 personas al día por enfermedades relacionadas con el tabaquismo. Cáncer de pulmón, EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) y enfermedades del corazón, solo por mencionar algunas. Cada año se invierten alrededor de 61 mil millones de pesos en el sector público para poder atender los padecimientos derivados de este tipo de enfermedades.

El problema va más allá. Aunque en México la venta de cigarros está prohibida a menores de edad, la Secretaría de Salud (Sedesa) asegura que el consumo inicia a la edad de 13 años. El 30.4 por ciento de los estudiantes de secundaria y bachillerato han consumido tabaco alguna vez, más de 700 mil fuman todos los días y 86 mil de menos de quinto y sexto de primaria consumen tabaco todos los días. Quienes lo hacen son motivados por el deseo de ser incluidos en algún grupo o, como Sofía, por la necesidad de imitarlos.

De acuerdo al Inegi, en el 2016 los jóvenes de entre 15 y 24 años han impulsado un repunte en el mercado del tabaco, luego de diez años de que este estuviera a la baja debido a los impuestos y otras medidas gubernamentales para controlar su consumo. Según datos del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, de enero a junio del 2016, el volumen de ventas de la industria del tabaco fue de mil 563 millones de cajetillas en el país: 42.6% más de lo registrado en el 2015.

Cómo dejar de fumar

Para dejar el tabaco existen distintas alternativas. Un tratamiento en una clínica privada puede costar desde 5 mil hasta 15 mil pesos. Por su parte, el gobierno de la CDMX tiene varias clínicas especializadas. En el Hospital General de México o en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias existen programas cuyo objetivo es ayudar a los usuarios a dejar de fumar.

Sofía Ramos no contó con este tipo de atención. Durante su proceso tuvo recaídas, depresión, crisis: “Estuve tres días en cama, no me quería levantar, suprimí el deseo de fumar con el de comer”, dice. Y es que dejar un vicio también puede tener consecuencias. Por esto, para que el cambio de hábitos no derive en otros problemas, es que se recomienda acudir con especialistas.

Además de las clínicas, existen otras alternativas privadas para dejar el cigarro. Vivir sin tabaco, por ejemplo, es una herramienta lanzada por el Servicio Público de Localización Telefónica Locatel que invita a los usuarios a dejar de fumar mediante un tratamiento integral, que incluye terapia, un micrositio y una línea telefónica disponible las 24 horas del día.

El primer acercamiento con Vivir sin tabaco es a través del teléfono 5658 1111 o su página web. Este servicio es útil para aquellos que deciden dejar el tabaco por voluntad propia y se enfrentan a problemas de ansiedad. La directora general de Vivir sin Tabaco, Karina Moreno, comenta que, desde julio del 2016, cuando se creó el programa, han sido atendidas apenas 288 personas, 17 de las cuales fueron canalizadas a otras clínicas de salud. Siete de cada 10 usuarios que acuden a terapia son hombres; mientras que las mujeres son quienes usan regularmente la línea telefónica.

En cifras

13 años es la edad más común en que se comienza a fumar.

400 pesos al mes gasta un fumador promedio.

165 personas mueren cada día a causa del tabaquismo.

 

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