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13 de junio 2019
Por: Diana Delgado

Los retos de ser un papá soltero

En la CDMX  hay 150 mil “padres solos” encargados del cuidado de los hijos a causa del divorcio, abandono o viudez. Ellos forman un tipo de familia que las políticas públicas no han volteado a ver

Juan Carlos García se levanta, todos los días, a las 5:30 de la mañana. Se mete a bañar y prepara el desayuno. Una hora después despierta a sus dos hijos: Laura y Carlos de 11 y 8 años, comen los tres juntos y de inmediato se alistan para la escuela, pues deben salir a las 7:20 de la mañana para llegar a la primaria y tener el tiempo suficiente para que Juan Carlos llegue a trabajar a las 9 en un almacén en el Centro Histórico.

“Desde hace cuatro años soy papá soltero, mi esposa falleció a causa del cáncer y desde entonces me hago cargo al cien por ciento. Ha sido difícil porque enfrentas el hecho de ver crecer a los niños sin saber qué hacer, escuchas las críticas de amigos y familia que casi te exigen que te busques a una mujer para que ‘nos cuide’ y además, socialmente y en los empleos no está bien visto, algunos no creen que como papá te puedas hacer responsable de todo”, cuenta.

A nivel nacional hay alrededor de 796 mil padres solteros

Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Consejo Nacional de Población (Conapo) y en la CDMX viven alrededor de 150 mil; sin embargo, han sido relegados en las políticas públicas y parcialmente contemplados en los programas sociales, en los que están integradas las cinco millones de madres solteras mexicanas.

Del total de padres solos en el país: 259 mil son separados o divorciados, 42 mil sufrieron una situación de abandono y 495 mil son viudos.

Redefinición de lo masculino

Históricamente el modelo de masculinidad se ha caracterizado por hacer que los hombres trabajen de manera remunerada, constituyan una familia, sean la autoridad y los proveedores del hogar.

De acuerdo con la investigación Padres solteros de la Ciudad de México. Un estudio de género, elaborado por Paulina Mena y Olga Rojas del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) “para los varones la paternidad significa, fundamentalmente, asumir la obligación de conformar un hogar que dependa de ellos y cumplir la responsabilidad de asegurar el bienestar material familiar y un buen nivel educativo para los hijos. Por lo que asignan mayor importancia a sus obligaciones laborales que a su vida familiar”.

Sin embargo, indica, las transformaciones sociales y económicas están propiciando una reestructuración de las formas organizativas de los hogares, poniendo en crisis el papel del proveedor exclusivo y dando paso a procesos de redefinición de las imágenes sociales sobre lo femenino y lo masculino, visibilizando así la paternidad en soltería.

Aprender desde cero

“En lo personal sí implicó muchos cambios. Durante los primeros años de mis hijos me dediqué a trabajar y mi esposa lo hacía desde casa y también cuidaba de los niños; cuando ella enfermó nos ayudó su mamá porque yo era el único que aportaba económicamente. Después de que falleció mi esposa, la relación con mi suegra se hizo distante y yo tuve que aprender todo de cero”, dice Juan Carlos García.

Ese aprendizaje empezó por conocer a sus hijos que entonces tenían 4 y 7 años, entender sus gustos, sus miedos y lo que los hace enojar, confiesa que anteriormente la relación implicaba ir a pasear, comprarles cosas, protegerlos y ahora les hace de comer, los duerme, mima, consuela y ayuda con las tareas, además de que se encarga del cuidado de la casa, todo lo que años atrás hacía su esposa.

Buscar una “figura femenina”

Una constante en su vida, dice Juan Carlos, es la “observación” de amigos, familiares y compañeros de trabajo para que “me busque una mujer que nos cuide”, es como si ante la sociedad un hombre fuera incapaz de aprender a relacionarse y criar a sus hijos.

“Por ahora no tengo tiempo de una pareja, quiero concentrarme en mis hijos, pero imagínate que en un empleo que tuve, uno de mis jefes me dijo que me volviera a casar porque no me podía dar más permisos “de mamá”. En mi trabajo actual han logrado entender, aunque aún hay compañeros que toman a pretexto que salga temprano cuando mis hijos se enferman, que vaya a las juntas o que los lleve a la oficina cuando no tienen clases. No hay una conciencia real de que existen hombres que somos papás de tiempo completo”, cuenta.

En la CDMX, en 2017 se aprobó una reforma al Programa Apoyo Integral a Madres Solas Residentes de la Ciudad de México para integrar la figura de los papás solos en el apoyo dirigido a personas de escasos recursos; sin embargo, actualmente los padres solteros no aparecen como beneficiarios. En donde sí están contemplados es el Programa de Apoyo para el Bienestar del Gobierno Federal que sustituye los montos asignados a las estancias infantiles, esto refleja la falta de interés en las políticas públicas.

Redes de apoyo femeninas

De acuerdo con el análisis Padres solteros de la Ciudad de México. Un estudio de género, para los padres de mayor edad la decisión de encargarse de los hijos no implicó que aumentaran su nivel de participación en el trabajo doméstico, más bien propició que recurrieran a sus redes de apoyo femeninas tal como ocurría antes de su proceso de separación, en contraparte, los padres más jóvenes se han mostrado con una mayor disposición de realizar las labores del hogar y de cuidado de los hijos, como Juan Carlos de 38 años.

“Quien me ayuda es mi hermana, ella recoge a los niños de la escuela y les da de comer en su casa junto con mis sobrinos. Cuando salgo de trabajar voy por ellos, tratamos de ir al parque o jugamos un poco y mientras ellos terminan la tarea, yo preparo el desayuno y los lunch del otro día. Nunca me imaginé esta dinámica de vida, a veces me asusta no ofrecerles lo que necesitan pero estoy enfocado en ser un buen padre, hacer que mis hijos crezcan bien, que estudien y que sean felices”, dice.

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