Aleks Syntek y su nuevo disco Trasatlántico
8 de junio 2017
Por: Diana Delgado

La movida de Aleks Syntek

Diseñar emociones es una de las habilidades que Syntek sabe transmitir con sus canciones pegajosas, aunque su inspiración proviene del rock

Su nuevo disco es un tributo al pop español de los 80, en el que canta a dueto con los intérpretes originales

FOTO: LULÚ URDAPILLETA

Hasta el personaje más famoso, rico o importante tiene un sueño sin cumplir. Y Aleks Syntek, el músico y compositor que ha ganado los premios más prestigiados de la industria musical, no se salva de soñar. Al contrario, dice que es una característica que lo define, pero también ha sabido esperar los momentos exactos para cumplirlos.

Como ese en el que, siendo niño, descubrió que de grande quería ser tanto astronauta como rockstar. Pero después encontró que la segunda opción era la más realista y la que más lo apasionaba.

Syntek ha sido considerado por algunos críticos como un niño prodigio, pues antes de cumplir la mayoría de edad ya se había convertido en productor musical. Escribía jingles para comerciales y participaba en programas infantiles como Alegrías de medio día y Chiquilladas.

Y en la música, su habilidad innata para los instrumentos, las computadoras y los sintetizadores crearon en él un estilo propio que transformaría el género pop tradicional. Aprendió guitarra y piano “de oído” y, durante los más de 25 años que tiene su carrera, ha elegido ser autodidacta.

“Si algo agradezco en la vida es que nada ha sido fácil. Siempre he trabajado mucho. Hay quienes creen que crecí en una familia con dinero y no es así. Mi papá era trabajador de gobierno. No había parientes famosos ni tenía ‘conectes’ en la televisión. El esfuerzo me ha sacado adelante”, dice.

Aleks se asume como alguien que “diseña emociones”, un soñador, un narrador de historias y de esas, sostiene, la Ciudad de México está repleta.

“Los dramas de barrio son perfectos para hacer canciones y yo me inspiro en eso”, dice. “Observo las historias que hay en las calles, el comportamiento de la gente. Si de algo me he dado cuenta es de que se pueden escribir cosas estilizadas a partir de momentos comunes de la vida o de lugares mágicos como los hay en la Roma y en la Condesa. Solo se necesita saber atrapar esas historias que pasan frente a nosotros”.

Sueño de juventud

Todo rockstar tiene un sueño: conocer y compartir un estudio con los ídolos que lo arrastraron a la música. Años después, sin siquiera esperarlo, Syntek lo logró.

Su disco Trasatlántico —que sale a la venta el 16 de junio— es un sueño cumplido porque reúne a los músicos que admiraba en su adolescencia y el primero en el que interpreta canciones que no escribió.                                                     

“Es un disco homenaje”, aclara para evitar la palabra cover, pues, para él, esos solo se tocan en las bodas. “Un homenaje es tomar una canción y hacerla tuya”, explica.                                 

David Summers (Hombres G), Ana Torroja (Mecano), Nacho Vega (Nacha Pop), Pablo Carbonel (Los Toreros Muertos) y Rafa Sánchez (La Unión) son algunos de sus invitados, “y aunque muchos se molestaron por los arreglos que hice, tengo el aplauso de los originales y por ahora eso es lo que me tiene motivado. Es como tener los semáforos en verde”. Una señal de aceptación.

Alma de rockero

Aunque Syntek parezca un tipo sencillo y amigable, sus inicios lo han hecho ganar rudos detractores, pues mientras él se asume como rockero, los fanáticos del género lo critican porque su música es pop.
    “Por más que se enojen, yo me considero un rockero de corazón”, insiste. Y es que su inspiración musical está en las bandas mexicanas que fusionaron la electrónica con el rock, en agrupaciones inglesas del new wave y en la movida madrileña de los 80.

“Mi primera banda se llamó Efecto Doppler, tocaba música muy al estilo de Depeche Mode y estábamos inspirados en las primeras bandas electrónicas de México, como Chac Mool y Casino Shangai. El proyecto no duró mucho y después Kenny y Los Eléctricos me invitaron como tecladista. Luego, con los miembros de Caifanes, formamos Pistolas de Platino, pero solo duramos unos meses”, cuenta.

En esa época, Aleks Syntek rondaba los 20 años y tenía una banda llamada Gente Normal. El niño prodigio se había convertido en un joven con una carrera no solo en la televisión, sino en la producción musical. Entonces, se dio cuenta de que el amor por el rock no sería suficiente para destacar y decidió dar un paso hacia un lado.

“Yo me gesté admirando a los grandes grupos de los 80. Quería ser como ellos, pero estando involucrado en la música me di cuenta que el rock automarginaba. Sentí que había que irse al núcleo de lo popular para hacer una transformación”.

Y en 1999 su trabajo en la dirección musical e interpretación para la película Sexo, pudor y lágrimas dio un vuelco a su carrera. Lo hizo ganador del Ariel —el máximo premio del cine en México— y un par de discos de oro y platino, lo que lo llevó a que en 2001 lanzara su primer disco solista pop: De noche en la ciudad, seguido de una decena de producciones originales.

“Me sigo moviendo con la intuición y con el corazón. Soy alguien que ama soñar y que ha aprendido a ser paciente. Hoy puedo decir que cumplí una meta al tocar con mis ídolos. Si con alguien me faltara cantar es con Paul McCartney, pero no lo descarto porque la vida está llena de sorpresas y a mí me gusta verlas venir”, asegura.

En cifras: 

 

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