23 de enero 2017
Por: Wilbert Torre

¡Mamá, se rompió el florero! (o cómo mataron a la gallina de oro)

Éramos niños y hacíamos lo que hacen los niños: travesuras inocentes y maldades o diabluras, como decían las abuelas. Con la pelota rompíamos los vidrios de casa, nos lanzábamos desde lo alto de la jacaranda del patio o tocábamos el timbre de la vecina y huíamos. Cuando nos descubría, mamá nos regañaba, pero siempre salíamos más o menos bien librados excepto cuando quebrábamos las figuras de porcelana de la sala y entonces, ante los pedazos dispersos en el suelo, gritábamos como si un extraterrestre caído del cielo hubiera causado los destrozos: “¡Mamá, se rompió el florero!”.

Hace unos días el presidente Peña dijo que el gasolinazo de enero y los que vienen son inevitables porque “se nos fue secando la gallina de los huevos de oro”. Así tan fácil, como si la pobre gallina se hubiera secado sola, sin razón, por obra del Espíritu Santo. ¿La gallina se secó así nomás o la secaron? ¿Quiénes se acabaron  los huevos de oro? ¿En dónde terminó toda esta riqueza?

Del “vamos a administrar la abundancia” de López Portillo al “se nos fue secando la gallina” de Peña, hay siete sexenios y presidentes que tienen una parte importante de responsabilidad en la quiebra de Pemex, aunque digan que yo no fui, que fue teté, que fueron Fox y Calderón, que todo es culpa del exterior.

LEE LA COLUMNA ANTERIOR DE WILBERT TORRE: CÁRDENAS Y PEÑA: CRISIS PETROLERA      

La declaración de Peña cierra un ciclo de derroche y dispendio, de enriquecimiento de las élites políticas y sindicales a costa de una riqueza petrolera que nunca alcanzó para dar bienestar a la gente.  La frase “la gallina de los huevos de oro se fue secando” es sintomática porque retrata a este gobierno y los anteriores y lo que saben hacer mejor: culpar a otros de sus errores y de sus excesos.

El Presidente no miente al emitir el certificado de defunción de la industria petrolera, pero sí evade su responsabilidad. ¿Acaso Peña no tendría que asumir la culpa de terminar de secar a Pemex cuando su amigo y primer director de la empresa, Emilio Lozoya, dejó el cargo entre denuncias y acusaciones de corrupción y mal uso de recursos públicos? Y qué decir de los gobiernos panistas que disfrutaron de una bonanza petrolera y repartieron millones de dólares en excedentes a gobernadores que usaron esos recursos para hacer fortunas.

La ruta del crimen de la industria petrolera incluye los excesos en los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo, quienes hicieron crecer la deuda externa del país hasta cuatro veces para financiar proyectos de expansión petrolera que después abandonaron; Carlos Salinas, cuyo gobierno perfiló el liderazgo del corrupto Carlos Romero Deschamps, y el gobierno de Ernesto Zedillo, que desvío 1,500 millones de pesos  de fondos sindicales de Pemex a la campaña del PRI; de manera sobresaliente, Fox y Calderón, los panistas de la patria generosa que elevaron de manera brutal la extracción de petróleo cuando estaba barato y con los excedentes no reportados de la paraestatal contribuyeron a una generación de corruptos gobernadores; y desde luego Enrique Peña, cuyo gobierno toleró la corrupción en la gestión de Emilio Lozoya y permitió que desde 2014 Pemex incumpliera las metas de producción de gasolinas, con 53 mil barriles diarios menos de lo proyectado y la caída de la plataforma de producción denunciada por la Asesoría Superior de la Federación.

No presidente Peña, la industria petrolera no se fue secando como se muere un cactus: a la gallina de los huevos de oro la mataron ustedes y los gobiernos que los antecedieron.

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