28 de noviembre 2025
Por: Redacción

Museo del Chopo: un viaje por 50 años de historia

Aprovechando que el recinto cumplió cinco décadas, te contamos su legado, transformaciones e impacto cultural en la CDMX

Por Eduardo Alavez*

Para Sol Henaro Palomino, directora del Museo Universitario del Chopo, el recinto es un “centro social travestido de museo”. No sólo por su vocación de resguardar la cultura, sino porque es un remanso para las diferentes expresiones artísticas, en especial para aquellas que necesitan amplificar su voz.

“Fui usuaria de este museo toda mi vida y, ahora que asumí la dirección, me doy cuenta de que en realidad siempre ha sido un centro social. Siempre lo he visto como mucho más que un museo”, expresa en entrevista.

Desde sus inicios, el recinto ha sido valiente e incómodo. Ha funcionado como un megáfono para los discursos de distintas luchas sociales como el feminismo, la comunidad LGBTIQ+, las denuncias de genocidios y otros temas coyunturales de México y el mundo.

Ahora celebra 50 años de vida y, como parte de los festejos, recuerda sus orígenes: desde que llegó como un rompecabezas desde Alemania, su paso como sede del Museo Nacional de Historia Natural y, por supuesto, su nueva identidad como casa cultural de la UNAM.

Rompecabezas alemán

El inmueble de la colonia Santa María la Ribera no siempre fue un museo. Su historia comienza a principios del siglo XX, cuando un grupo de empresarios compró la estructura en Düsseldorf, Alemania y, como un rompecabezas gigante, la trajeron a la Ciudad de México para reconstruirla. El objetivo era realizar exposiciones comerciales de productos industriales y artísticos, siguiendo la influencia europea de la época.

“Primero abrió como el Pabellón Japonés porque era el espíritu de la época, de las ferias industriales, de mostrarse también como una capital productiva y económica”, explica la directora.

Sin embargo, el edificio no cumplió su misión y, pocos años después, se convirtió en el Museo Nacional de Historia Natural. En su momento fue el recinto más importante de México, con más de 1,200 visitantes diarios.

“Había un conjunto de objetos heterogéneos, como las famosas pulgas vestidas, el diplodocus y muchos frascos con fetos o animales de dos cabezas en formol. Son cosas que hoy ya no se pueden exhibir”, agregó.

De museo a cancha de futbol

Pese a ser uno de los museos más importantes del país, con el paso de los años el inmueble se deterioró hasta quedar en abandono. La colección fue distribuida entre el Museo de Historia Natural de Chapultepec, el Museo de Geología y diversas instituciones, escuelas y facultades de la UNAM.

Durante los años de abandono, algunas personas entraban para usar el galerón como cancha de futbol, mientras que los vecinos decían que era un lugar donde habitaban brujas y seres mitológicos.

FOTO: ARCHIVO DESOBEDIENTE DEL CHOPO

“Mi madre estudió en Santa María la Ribera y cuenta que todas las niñas decían que era el castillo de las brujas, que les daba miedo por los vidrios rotos y el lugar abandonado. ¡Imagínate!”, relata Sol Henaro.

Su aura deteriorada y misticismo incluso sirvieron como locación para el rodaje de la cinta La mansión de la locura, de Juan López Moctezuma, que narra la historia de un asilo tomado por uno de sus pacientes, lo que permite que los internos hagan realidad sus fantasías.

El museo estuvo a punto de ser desmantelado y vendido como chatarra. Sin embargo, la UNAM, amparada en la Ley de Monumentos Artísticos e Históricos, logró conservar el inmueble y comenzar su restauración.

La UNAM rescata el museo

Luego de años de trabajos de rehabilitación, la UNAM inauguró el Museo Universitario del Chopo el 25 de noviembre de 1975. Su primera directora fue Elena Urrutia, una de las pioneras feministas de México, quien le imprimió su vocación de centro social.

Sol cuenta que durante la gestión de Urrutia se realizó en el recinto el primer concurso de teatro feminista, que curiosamente ganó un hombre. “Creo que de alguna manera dejó un germen sobre lo que este museo podría hacer: acompañar los debates del momento”, añade.

Dos años después, en 1997, se inauguró el cinematógrafo, lo que colocó al Museo del Chopo como uno de los precursores de espacios dedicados al séptimo arte en la Ciudad de México.

Otra huella importante ha sido el famoso Tianguis del Chopo, que hoy es un bastión para géneros musicales como el rock, el punk y el metal, además de ser un símbolo de la contracultura de los años 80.

“Un trabajador, Jorge Pantoja, notó la necesidad que tenían los jóvenes de encontrarse e intercambiar música. Era un momento complicado. No estaba lejos el 68 y el estigma que cargaba la juventud”, indica. “Él fue muy audaz al proponerle a la directora Ángeles Mastretta un tianguis que funcionara a nivel de trueque para el intercambio de discos, fanzines, publicaciones y demás. Lo que iba a ser un par de fines de semana, se instaló los sábados durante dos años; después comenzó su periplo afuera del museo”.

Otro de sus grandes aciertos fue la realización de la Semana Cultural Lésbica Gay, que más tarde se convirtió en el Festival Internacional por la Diversidad Sexual, impulsado por la directora Elba Macías.

“El museo fue muy sensible a los debates de su momento. Fue el primer recinto oficial museístico que recibió la Semana Cultural LGBT y las jornadas de lucha contra el SIDA, que en los años 80 y 90 eran cruciales”, añade su directora.

Tras recorrer los 50 años de existencia de este recinto, Sol Henaro no puede más que concluir: “El Museo Universitario del Chopo sigue teniendo esa disposición de invitar a pensar políticamente en sus pasillos y de ser una caja de resonancia”.

Para celebrar su medio siglo de existencia, el Museo del Chopo presenta la exposición “Era un árbol y se convirtió en un bosque”, que recorre su historia como promotor y guardián de memorias

¿Cómo llego?

Dónde: Dr. Enrique González Martínez 10, col. Sta. María la Ribera

Horario: mié a dom, 11:00 a 18:00

Costo galerías: $40 general; $20 estudiantes, profesores, trabajadores UNAM, exalumnos UNAM y adultos mayores; menores de 12 años entran gratis. El miércoles es entrada libreCosto cinema: $40 general; $20 estudiantes, profesores, trabajadores UNAM, exalumnos UNAM y adultos mayores

*Texto adaptado para Chilango Diario

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