8 de febrero 2024
Por: Redacción

Hasta el diablo sabe que México no es para principiantes

En un libro sin poses, pero con mucho humor, el artista plástico Alberto Montt hace un análisis minucioso de por qué lxs mexicanxs somos así

En un libro sin poses, pero con mucho humor, el artista plástico Alberto Montt hace un análisis minucioso de por qué lxs mexicanxs somos así

Por Cristina Salmerón*

A lxs mexicanxs no nos gusta que nos critiquen, pero las críticas se aceptan con gusto si vienen de alguien que ama profundamente a México, que conoce el territorio, a la gente y su cultura, y que tiene todas las credenciales para caricaturizar nuestros mayores pecados.

En México, la obra maestra del diablo, el diseñador gráfico y artista plástico chileno (pero chilango honorario) Alberto Montt analiza los aspectos de nuestra identidad nacional, como el masoquismo en la comida, la vanidad, los excesos o hacer del drama un símbolo nacional.

A Montt seguro lo conoces por Dosis diarias, su blog de ilustraciones donde toca temas como la ansiedad, la paternidad, las relaciones de pareja y la idiosincrasia latinoamericana. Pero acá lo entrevistamos por su nuevo libro.

¿Cómo fue escribir sobre México?

Fue muy divertido, yo amo México y he estado muchas veces ahí. También lo odio, como todos los mexicanos, creo que por las mismas razones que los mexicanos. Cuando me propusieron escribir el libro, tuve la oportunidad de escribir algo que realmente disfruto, algo a lo que le tengo mucho amor, pero sobre todo algo que he podido observar. 

Para lxs mexicanxs es muy divertido enterarnos cómo nos ven desde afuera…

Este tipo de libros los tiene que hacer alguien que no es del lugar, es mucho más certero para alguien de afuera ver los puntos ciegos que un local no ve. Por ejemplo, yo sí me pregunto por qué hay 30 Oxxos por cuadra en esta ciudad. Y nunca es suficiente.

¿Cómo fue el proceso de investigación?

Hubo un 70% de trabajo de campo y anécdotas personales, el resto es poca investigación que saqué de conversaciones con amigos. Mi pareja, Nina, estuvo muy involucrada también. Me ayudó a organizarlo y de ahí que quedaran capítulos como: la negación, el masoquismo, la pasión, la vanidad, cosas que todo mexicano conoce, y que son características que yo envidio.

¿Por qué usas a un diablo como narrador?

Para mí el diablo es la representación absoluta de lo más humano. Es un personaje recurrente en mi obra. Siempre me ha parecido que cuando se representa en todas las religiones o corrientes espirituales, es lo más humano que tenemos, es el que cae en la tentación, el que sucumbe ante las pasiones, el que está siempre mirando de reojo y me pareció un personaje ideal. Además es el que sufre por el futbol, el que come más picante, el que hace que le vaya mal al otro… es un personaje muy latinoamericano.

Te metes en Honduras con los temas que tocas sobre México, ¿no sentiste miedo de “la venganza de Moctezuma”?

Sí me metí en Honduras. Yo tengo el sistema digestivo más débil de la Tierra, y cuando voy a México, sé que no voy a poder resistir las tentaciones de la culinaria, pero voy dispuesto a pagar el precio. Estoy dispuesto a pagar 23 horas de Moctezuma por una hora de felicidad. Ya no le tengo miedo y me he abuenado con Moctezuma. Y sé, por una frase que me dijeron, que la comida en México no es para principiantes, pero en realidad nada es para principiantes en México. Es un lugar adonde tienes que ir con la disposición de que una parte de ti se quede, física, emocional o mental. México pide una cuota a cambio de su amor.

*Texto adaptado para + Chilango

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