El gobierno federal y capitalino alistan un plan que incluye la eventual reapertura de este legendario recinto, emblema de la vida nocturna capitalina
La colonia Guerrero, extraordinaria por su riqueza histórica, social y cultural, alberga entre sus calles y fachadas uno de los santuarios del espectáculo que por más de medio siglo fue punta de lanza para el mundo artístico nacional: el Teatro Blanquita.
Este refugio de libertad artística, especialmente en épocas donde el humor y la sátira política encontraban pocos espacios para expresarse, cerró sus puertas a finales de octubre de 2015 debido a problemas de rentabilidad.
Se cuenta que las empresas encargadas de su manejo, Generamusica y Showtime, argumentaron que la decisión de bajar el telón se tomó porque el costo para mantener el lugar y el pago de empleados no se cubría con lo obtenido en taquilla.
Desde ese momento, el inmueble quedó en estado de abandono hasta ser habitado por personas en situación de calle. Sin embargo, existe la intención de reactivarlo como parte de un corredor cultural y turístico.
Hace poco la presidenta Claudia Sheinbaum compartió que, junto con la jefa de Gobierno, Clara Brugada, retomarán la creación de este corredor para revitalizar una de las zonas más representativas del país: el Centro Histórico de la CDMX.
De acuerdo con la mandataria, el plan abarcará desde Avenida Hidalgo y Eje Central hasta la Plaza Garibaldi, facilitando la integración del histórico Teatro Blanquita e inmuebles aledaños que ya fueron adquiridos por el gobierno capitalino.
A pregunta expresa de la prensa sobre la reapertura del teatro, Sheinbaum confirmó que está en excelentes condiciones debido a que la propietaria original, Doña Blanquita, “lo cuidó muchísimo”.
Un recinto con historia
La historia del Teatro Blanquita ha sido multifacética, ya que el predio donde se erige (Eje Central 16, esquina con la calle Mina) albergó anteriormente otros espacios dedicados a la vida nocturna popular.
El primero: el Circo Orrin, fundado en 1891 por Edward Walter Orrin. De acuerdo con archivos del INAH, se trataba de un flamante edificio de hierro, madera y cristal, obra del arquitecto francés Monsieur Del Pierre. El acto de Richard Bell, un famoso payaso inglés, era de los favoritos del público y del entonces presidente, Porfirio Díaz.
Existen distintas versiones sobre el final de este coliseo. Una de ellas, publicada en el libro Una crónica sonora del Centro Histórico, de Memo Bautista y Sonia Yáñez, refiere que Bell dejó de actuar en 1907 para atender su propio circo: “Poco después la familia Orrin se dedicó a las bienes raíces en un nuevo asentamiento de la ciudad y crearon lo que conocemos como la colonia Roma. Este proyecto tuvo mayor prioridad, lo que llevó al olvido al afamado circo, que fue demolido en 1910”.
El otro espacio fue la Carpa Margo. En 1949, la actriz y bailarina Margarita Su López, mejor conocida como Margo Su, adquirió el terreno después de ganar la Lotería. Al lado de su esposo, Félix Cervantes, logró que en este lugar [donde alguna vez estuvo el Circo Orrin] se presentaran un sin fin de cómicos, cantantes y vedettes.
El gusto duró casi una década. En 1958, el Teatro Margo [como también se le conocía] fue demolido por órdenes de Ernesto P. Uruchurtu, regente de la ciudad, quien argumentó que no cumplía con las reglas de seguridad. Otras historias relatan que fue por las exigencias de la sociedad conservadora al considerar el lugar “corriente” y “vulgar”. Dos años después, Su y Cervantes volvieron a construir otro recinto bajo el nombre de “Blanquita” en honor a su hija, Blanca Eva Cervantes.
Los años dorados del Blanquita
El Teatro Blanquita abrió sus puertas en agosto de 1960 con la presentación estelar de la actriz del momento, Libertad Lamarque. De acuerdo con Memo Bautista y Sonia Yáñez, en el lugar llegaron a presentarse celebridades como Pérez Prado con su orquesta y bailarinas; también desfilaron por su escenario Celia Cruz, Enrique Guzmán, Angélica María, José José, Marco Antonio Muñiz, Paquita la del Barrio, la Sonora Santanera, Cantinflas, Tin Tan y Resortes. Igualmente acogió producciones como Aventurera y el Tenorio Cómico.
Entre el público era común ver a Irma Serrano, Carlos Monsiváis, Tongolele, Lucha Villa, Gabriel García Márquez, El Loco Valdés, Iván Restrepo, Elena Poniatowska, entre otros famosos del mundo artístico y cultural.
Que se levante el telón
Con el pasar de los años, el Blanquita fue perdiendo su brillo. Algunos atribuyen su ocaso al auge de la televisión y programas musicales como Siempre en Domingo. Además, Margo Su entregó en distintos momentos la administración del recinto a empresarios hasta llegar a Generamusica y Showtime, quienes en 2015 comunicaron que, “por así convenir a sus intereses”, dejarían de operarlo.
Después del último concierto, ofrecido por Víctimas del Doctor Cerebro el 31 de octubre de ese año, el Blanquita bajó el telón. La marquesina y la estatua de la cantante y actriz María Victoria, que son parte del legendario inmueble, viven entre polvo y telarañas. Sin embargo, aún existe la esperanza de que el recinto vuelva a encender las luces, devolviendo vida a la zona que durante décadas fue epicentro de la vida nocturna en la CDMX.
El Teatro Blanquita fue declarado Patrimonio Cultural Urbano de la CDMX en 2016 y posteriormente, en 2024, se formalizó su inclusión como Patrimonio Público de la Nación, reconociendo su valor histórico y cultural para los mexicanos
- 2,000 butacas tenía el Teatro Blanquita en su época de funcionamiento regular
- El recinto contaba con un escenario tipo italiano con una boca escena de 17 metros de ancho por 8 de alto
