26 de octubre 2016
Por: José Quezada Roque

Ana Graham, una de las grandes difusoras del teatro en México

Cuentos de hadas para dormir cocodrilos y Mezcal, dos de las películas más importantes del cine mexicano independiente contemporáneo, coinciden en haber sido galardonadas con el Premio Ariel a mejor película en 2002 y 2006, respectivamente, además de estar protagonizadas por la productora, actriz, directora y diseñadora de vestuario Ana Graham.

Durante su periodo de formación en el Núcleo de Estudios Teatrales (NET), la actriz tomó clases con Julio Castillo, Luis de Tavira, Héctor Mendoza y José Caballero, algunos de los dramaturgos y directores teatrales más reconocidos de nuestro país.

En 1999, fundó con Arturo Ríos y Tania Ruíz la compañía Por Piedad Teatro, cuyo objetivo es producir la puesta en escena de las principales obras de la dramaturgia contemporánea y darlas a conocer en nuestro país. Once años después, Ana Graham llevó su compañía a Nueva York y creó con Antonio Vega Por Piedad Teatro Foundation, la cual ha tenido temporadas en la Ciudad de México, Nueva York, Massachusetts, Wisconsin y Miami, y ha recibido decenas de nominaciones y premios por las producciones, traducciones, actuaciones y escenografías de sus obras.

Hace cuatro años, Ana debutó como directora teatral con la obra Endgame (Final de partida), del dramaturgo y novelista irlandés Samuel Beckett.

Abismo

El pasado 30 de septiembre empezó la temporada de Abismo, obra protagonizada por Mónica Huarte, Antonio Vega y Marianna Burelli, y dirigida por Ana. La obra trata sobre un grupo de amigos que pierde de forma fortuita a una de sus compañeras y las consecuencias de su desaparición. La obra se presenta hasta el 6 de noviembre en el Centro Cultural Helénico cada viernes a las 20:30 h, los sábados a las 18 y 20:30 h, y los domingos a las 17 y 19: 30 h.

¿A qué edad y cómo empezaste en el teatro?

Es una pregunta extrema, tengo una oscura historia de niña actriz. Empecé haciendo cine a los dos años. Una década después me retiré por completo y me dediqué a estudiar. Cuando acabé la licenciatura en Mercadotecnia, decidí que mi camino de vida era el teatro. Entonces, regresé a estudiar teatro con Julio Castillo. Mi historia con Julio es muy peculiar, porque justo en esta época de niña actriz hice una serie de televisión con él. En el poco tiempo que tuve oportunidad de estudiar con Julio, nuestra relación fue casi como la de un padre con su hija. También creo que principalmente con él hubo algo de esta locura de entrega enloquecida al trabajo, era una de las personas más enamoradas del arte teatral que he conocido. Con que cuente esto basta, no es necesario intelectualizar mucho mi enorme compromiso con el teatro.

¿Cómo fue tu experiencia actoral en Mezcal y Cuentos de hadas para dormir cocodrilos?

Actuar en Mezcal, de Ignacio Ortiz, fue una experiencia dura: trabajé bajo condiciones difíciles, tanto climáticas y de presupuesto. Era un trabajo solitario, estuvimos en Oaxaca durante casi seis semanas en las que los demás actores que tenían participaciones pequeñas llegaban y se iban. Creo que eso —cierta desolación en el tono de los personajes— era lo que buscaba el director. Mi personaje, el cual no habla y está perdido en un pueblo, no tiene nada que ver conmigo.

En el caso de Cuentos de hadas para dormir cocodrilos fue exactamente al revés, se trató de un proceso sumamente luminoso que disfruté mucho. El lugar físico en el que nos encontrábamos — los pobladores del sitio eran absolutamente mágicos— fue muy distinto al de Mezcal. Durante todo el tiempo que estuve ahí, trabajé con mi hijo: el niño que sale en la película es mi hijo en la vida real. Para mí fue increíble estar con él, disfrutando de ese paisaje y de un trabajo donde, además, conocí a Arturo Ríos, con quien posteriormente fundé Por Piedad Teatro. Arturo es el hombre con quien he tenido la relación laboral más larga.

El punto de partida de la compañía fue la coincidencia entre mis intereses estéticos y de discurso con los de Arturo. Nos interesan textos que no sólo sean vigentes, sino urgentes, relacionados directamente con la situación política y social de nuestro tiempo. También nos interesa que los actores hagan cosas distintas y trabajen con directores dispuestos a asumir riesgos y explorar estructuras distintas. Después de casi 10 años de haber fundado la compañía en México, pensé que sería buena idea explorar otras fronteras y emular el trabajo de la compañía en Estados Unidos. Nuestra idea es no sólo llevar a autores mexicanos, sino también llevar a productores de sonido y productores de iluminación, por darte un ejemplo, y empezar una especie de showcase del trabajo de los teatreros mexicanos.

Salir de la versión móvil