6 de enero 2017
Por: José Quezada Roque

El primer libro de Jesús Ramírez en Almadía

Jesús escribió su libro más reciente a partir de tres casos que conoció durante su práctica médica en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía

La trayectoria de Jesús Ramírez-Bermúdez ha sido reconocida tanto en el ámbito de la investigación científica (con premios como el Best Paper Award que otorga la International Neuropsychiatric Association y el Lilly Young Investigator Award for Bipolar Disorder), como en el de la creación literaria (Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas, 2009). En esta entrevista nos cuenta la historia detrás de su libro más reciente, Un diccionario sin palabras y tres historias clínicas, el cual se publicó en septiembre del año pasado bajo el sello de editorial Almadía.

¿De qué trata Un diccionario sin palabras y tres historias clínicas?

Son testimonios o bitácoras clínicas centradas en la atención hacia tres mujeres que, por diferentes razones y como consecuencia de lesiones cerebrales, perdieron casi todas sus habilidades lingüísticas; dos de ellas, por accidentes automovilísticos. Aunque sobrevivieron, perdieron el lenguaje debido a lesiones destructivas en el hemisferio izquierdo, el cual se especializa en la interpretación y la expresión del lenguaje. El tercer caso es el de una mujer proveniente de la sierra mixe quien olvidó el español debido a una infección en el cerebro.

¿Qué detonaron estos casos en ti?

Desde el ángulo literario, escribir una obra cuyo centro es la pérdida del lenguaje me pareció un proyecto muy interesante: es un problema que nos obliga a reflexionar sobre aquello que queda cuando se pierden las palabras; un puente con otros códigos o sistemas inteligentes de nuestro cerebro, como la música, las matemáticas y la danza, expresiones que no tienen forzosamente un centro en el lenguaje verbal. Desde la medicina, las habilidades clínicas pasan a un estado de crisis y emergencia, ¿cómo puedo entender la mente de mis pacientes si el lenguaje está abolido?

¿Dirías que Jacques Lacan es una de tus influencias?

En un momento del libro evoco un debate entre una psicoanalista lacaniana y mi padre, el escritor José Agustín, sobre el lenguaje como estructurador de la conciencia y el pensamiento; él tiene la creencia de que la conciencia humana no está hecha de palabras. En otro momento, la figura de Lacan aparece a través de uno de los psicoanalistas lacanianos más importantes de Latinoamérica, Néstor Braunstein, quien ha denunciado los abusos de la medicina psiquiátrica.

¿Qué opinión tienes de teóricos de la antipsiquiatría como Thomas Szasz?

Szasz, Laing y Foucault han denunciado los abusos cometidos en el terreno práctico, político y científico. En El mito de la enfermedad mental, Szasz habla de condiciones que no implican una enfermedad real —más bien, una enfermedad por una lesión celular o una alteración orgánica objetiva—, por las que algunos individuos que sólo están expresando la diversidad de la condición humana son reducidos al rol de enfermos. Para mí, el médico debe defender los derechos de sus pacientes, no vulnerarlos.

Fotos: Grace Quintanilla

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