28 de noviembre 2016
Por: Redacción

Jorge Comensal recomienda a Juan Pablo Villalobos

La cocina de autor asombra al paladar, mas no sacia el apetito. Algo parecido sucede con las novelas pretenciosas, moleculares, híbridas, menús de diez tiempos que a veces dejan al lector insatisfecho. Uno recurre entonces a una gastronomía más llana y sustanciosa, a los tacos, por ejemplo, del taquero que narra Te vendo un perro. Además de ser una novela de aventuras geriátricas en clave picaresca (incluida una guerrillera infiltrada en la Sociedad Protectora de Animales y otros personajes), esta obra cuestiona con ingenio las diversas imposturas artísticas que abundan hoy en día. El protagonista, un septuagenario que diluye sus nostalgias en la bebida y el cinismo, entreteje citas de Theodor Adorno con frases como “Decía que a mis personajes les faltaba profundidad, como si fueran agujeros” o “Miré alternativamente los dos libros: él lo tenía más grande”. El resultado es una novela que se cuestiona a sí misma y que reta a los lectores más solemnes: a ver quién aguanta sin reír.

 

Te vendo un perro

Juan Pablo Villalobos

Anagrama, 2015

$256

 

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