exhipodromo
24 de mayo 2017
Por: Sthefany Mandujano Ortiz

Recorre a pie la antigua colonia Exhipódromo de Peralvillo

Exhipódromo de Peralvillo es una colonia que se resiste al tiempo. En ella aún persisten los comercios familiares y las tienditas de esquina.

Exhipódromo de Peralvillo es una colonia que lucha y se resiste al tiempo. En ella aún persisten los comercios familiares y las tienditas de esquina. Sus enormes y derruidas casas son las que le dan vida a este colorido lugar.

En sus inicios albergó el famosísimo Hipódromo de Peralvillo inaugurado en 1882 y hecho por Pedro Rincón Gallardo, quien formó la Sociedad Mexicana de Carreras de México, donde sus socios más destacados eran políticos y generales, entre ellos Porfirio Díaz.

En 1913, el Hipódromo de Peralvillo fue desmantelado, ya que, por cuestiones de clima y cercanía, decidieron trasladar el hipódromo a la Exhacienda de la Condesa de Miravalle. El espacio fue ocupado por las autoridades de la Ciudad de México. Durante el gobierno del General Álvaro Obregón, un grupo de trabajadores demandó un espacio para crear viviendas; así, en 1922, el presidente donó 30 mil metros de terreno para la construcción de las mismas.

Esta colonia –muchas veces confundida con Peralvillo (a secas)– se ubica entre algunas avenidas principales y colonias importantes de la ciudad.

Al poniente colinda con la colonia San Simón Tolnahuac y la Calzada Vallejo; al oriente, con la Colonia Maza y la Calzada de los Misterios; al sur, con el Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco y la Calzada de la Ronda, famosa por su venta de autopartes de dudosa procedencia y el eje 2, Manuel Gonzáles; al norte, con la ya mencionada Colonia Peralvillo y la Calle Juventino Rosas, donde también se especializan en la venta de artículos automotrices.

En sus inicios, Exhipódromo de Peralvillo se edificó con la fuerza de trabajo de la Sociedad Cooperativa creada por un grupo de colonos que lo único que buscaron fue el bienestar de todos los pobladores. Aún es fácil reconocer las casas y las caras de las personas amigables que habitan en ella.

En esta colonia aún no existe un Oxxo o Seven que haga que los pequeños negocios se vayan a la quiebra. Todo lo contrario, aquí sobreviven los sastres y zapateros, los que arreglan a mano y con máquinas viejas; las farmacias con gente atenta; las panaderías que inundan las calles con su aroma a manzana; las torterías que dan trabajo desde hace décadas a los mismos habitantes.

 

Parque Los Columpios

Este parque ubicado en la Calzada Vallejo, aunque no muy grande, siempre está transitado por gente de la colonia. Tiene una cancha de futbol rápido donde frecuentemente se arman retas. También cuenta con juegos para niños (de los nuevos y coloridos) y un espacio para hacer ejercicio.

Mercado Francisco Sarabia

Su nombre se debe al pionero mexicano aviador. Es un mercado pequeño donde llega fruta y verdura de segunda. Y posee una rara dualidad, de un lado del mercado están los vendedores de antigüedades y del otro están las pequeñas y numerosas cocinas económicas que alimentan sabrosamente el alma de los habitantes. Es el único mercado en muchas calles a la redonda y en su colonia.

Centro de Convenciones Tlatelolco

Este lugar de fácil acceso donde cada semana organizan súper bailones locos con bandas reconocidas a las que asisten en particular personas de la tercera edad a raspar el suelo. Por otra parte, también es utilizado para realizar convenciones y eventos de todo tipo. Actualmente y por fuera luce algo descuidado, pero las personas siguen asistiendo de todas partes de la ciudad.

 

Sin duda esta colonia se conserva pese a los cambios innegables de la cinética de la misma vida.  Muchos sucesos, personas y lugares están inmortalizados en un lugar que no pretende cambiar.  Sin embargo hay veces que es mejor renovarse que morir y simplemente seguir el camino.

 

Salir de la versión móvil