obra Encabronados
17 de mayo 2018
Por: José Quezada Roque

Indignación a escena

En tono de cabaret político, la obra Encabronados satiriza a las clases gobernantes y ahonda en el aumento del crimen organizado.

Basada en un texto de Julio Hernández “Astillero”, la obra Encabronados nos lleva de la risa a la indignación, y nos recuerda las posibilidades de la unión y la fuerza encausadas a un mismo objetivo.

 

Bastaría con hacer una radiografía de nuestra historia y analizar los últimos años: ¿por qué 65 mineros enterrados no recibieron la ayuda requerida?, ¿por qué, durante una noche terrible, fueron desaparecidos 43 estudiantes?, ¿dónde están los responsables de la muerte de los 49 niños de la guardería ABC?

Las preguntas podrían continuar: ¿cómo librarnos de personas cínicas y sin preparación que utilizan la política como balsa para apropiarse del dinero del pueblo?, ¿cómo sobrevivir en un país donde la desigualdad económica es cada vez más contrastante?, ¿cómo evitar que los criminales de cuello blanco y su doble moral sigan actuando?, ¿cómo curar a una sociedad cuya regla es el abuso hacia los débiles?

Inspirada en el libro homónimo de Julio Hernández “Astillero”, la obra Encabronados aborda todas esas circunstancias lamentables de nuestra historia reciente. Además, representa el desencanto y profundiza en ciertas problemáticas (la vida en las cárceles y la compra de medios de comunicación son dos ejemplos) a través de 19 sketches moderados por las líneas agudas y lúcidas de un cholo, interpretado por el actor Roberto Sosa.

Las obras del dramaturgo alemán Bertolt Brecht y los espectáculos mexicanos de cabaret político, cuyo auge sucedió entre las décadas de 1970 y 1980, son dos de las mayores influencias de esta puesta en escena tragicómica. La adaptación estuvo a cargo de Lenin Calderón, quien cita el origen de Encabronados en el libro de Hernández.

“El libro de Julio es una colección de notas periodísticas intercaladas con una narración de lo que ha sucedido en el país durante los últimos años y ligadas con fichas breves de personajes que conforman nuestra realidad social (un empresario, una mesera, un militar…) y a los que les encontramos potencial dramático. Cada una de las fichas podía ser llevada a escena”.

Al respecto, Marta Luna, la directora, afirma: “Son 29 personajes a los que esquematizamos por bloques. El primer bloque era el de los empresarios; el segundo, el del crimen organizado; en el tercero estaba la sociedad civil y en el cuarto, los políticos. Dividimos un poco los cuadros a partir de cada una de las secciones del libro de Julio. Aglutinamos corrupción, impunidad, sistema penal… aunque, al final, toda la obra es una denuncia contra la corrupción”.

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“Lo más conveniente para darle solidez al montaje fue plantearlo como el teatro cabaret antiguo. Esas presentaciones se hacían con las noticias políticas del momento. En el cabaret político casi siempre hay diferentes géneros y estilos a partir de los cuadros. Algunos, por ejemplo, son más melodramáticos (como el de la mesera); otros son trágicos (como los que tratan sobre Ayotzinapa). Son diferentes géneros y cada uno tiene su propio estilo”, continúa Luna.

Sobre el mayor reto al momento de escribir la adaptación, Lenin se centra en el encadenamiento de cada cuadro: “¿Qué relación hay entre una persona que trabaja como mesera y viaja diario desde el Estado de México, y un militar que salió de los cuarteles para hacer labores que le corresponden a la policía? Para conectar sus historias se me ocurrió insertar a un tercer personaje que representara los textos de Julio en los que se aborda la vida política y económica de México: el cholo. Todo lo que le sucede se involucra profundamente con los problemas del país”.

“Astillero dice que las dos peores cosas que le pueden pasar a un mexicano son convertirse en presa del sistema de procuración de justicia y ser encarcelado”, continúa Lenin. “Respecto a los bloques que describen la vida en las cárceles, Julio no arroja o revela datos profundos. Sin embargo, nosotros hicimos una investigación y analizamos diferentes testimonios que se pueden ver en YouTube o que ha hecho gente que tiene parientes en las cárceles”.

“Nos hemos enfrentado a problemas al presentar nuestros espectáculos en otros espacios que no están tan abiertos. Ante todo, reconocemos la labor del Teatro Helénico por hacer todo lo posible para que se pudiera presentar la obra. Incluso con la veda electoral no ha habido cortapisas”.

Para finalizar, Lenin menciona las tres frases clave con las que concluye la obra Encabronados: “Estamos encabronados de tanto partido, tantas elecciones y no estar representados. Estamos encabronados porque nos pegan los de arriba, nos pegan los de abajo y nos pega el narcoestado. No queremos quedarnos con los brazos cruzados”.

“Al final, nuestra intención es que el público pase un buen rato y reflexione sobre la situación del país; que piense en México y vea de qué forma puede colaborar y no quedarse sin hacer nada”, continúa.

En el último cuadro,  la obra Encabronados arroja cierta luz frente a la situación del país: la fuerza y la unión encausadas a un mismo objetivo tras el sismo del 19 de septiembre muestran las capacidades de la sociedad civil.

“Escuchen e infórmense. Aún se puede hacer algo”, finaliza Marta.

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La obra Encabronados tendrá una breve temporada (se estrenó el lunes pasado y permanecerá en cartelera hasta el 19 de junio). Puede verse los lunes y martes, a las 20:30 h, en el Centro Cultural Helénico (av. Revolución 1500, col. Guadalupe Inn). Los boletos cuestan $300.

Dónde: Centro Cultural Helénico, av. Revolución 1500, col. Guadalupe Inn.
Cuándo: lunes y martes hasta el 19 de junio
Cuánto: $300.

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