11 de noviembre 2016
Por: Tamara de Anda

Las peores costumbres en el transporte público

Estas cosas sólo pasan en la Ciudad de México… Si has hecho algo de esto, necesitas urgentemente un curso de civilidad.

Hacerte el dormido

Típico que eres un adulto joven perfectamente saludable y apañas un asiento en el transporte. Para no enfrentar el dilema ético de cederlo a quien lo necesite, pretendes echarte un coyotito.

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Estorbar en las escaleras 

La ley universal dicta que, en las escaleras eléctricas, los que no tienen prisa deben ceder el paso a la izquierda para los que andan corriendo. Acá todo mundo se aplatana con tal de no moverse.

En medio del pasillo 

La masa de gente avanza armoniosamente a mitad de un transbordo cuando tú, de pronto, te detienes a ver el teléfono. Obviamente generas un embotellamiento por andar papando moscas.

Robar el taxi 

Hay un círculo del infierno especial para los que se paran enfrente de ti y te ganan el taxi en plena hora pico. Todavía te echaran un choro de que tienen una emergencia, pero no, lo hacen así casual.

Desafiar las leyes 

Acuérdate de tus clases de física: un cuerpo no puede ocupar el lugar de otro al mismo tiempo en el espacio. Si el metro viene lleno, ¡no intentes entrar porque no vas a caber!

Comer

No da tiempo de hacer todo y a veces hay que usar el transporte como oficina, sala de maquillaje o comedor… ¿pero de verdad tienes que comerte una apestosa torta de huevo con chorizo?

Quedarte en la puerta

Los tumultos del metro y el camión son 50% gente, 50% mala distribución. Si no te vas a bajar luego luego, ¿qué te cuesta quitarte de la puerta y pararte en medio del vagón o del autobús?

La doble fila 

Cuando la cola para los boletos o para subir al micro está muy larga, no falta el que decide inaugurar una nueva fila, ¡y la gente feliz se forma! Eso no es “ingenio mexicano”: es gandallez en estado puro.

(Fotos: Cortesía)

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