El profe, como le gusta que le llamen a Alfredo, combate el rezago educativo con inclusión dentro de su escuela

 

Alfredo Ordaz o El Profe, como lo conocen sus alumnos de Proyecto Educativo, recuerda que en su primer año de secundaria estuvieron a punto de expulsarlo por su mala conducta, ante ello, decidió esforzarse más y convertirse en un mejor estudiante y lo logró.

Siempre tuvo el espíritu de la docencia, al grado de que en varias ocasiones lo escogieron como consejero y representante estudiantil de la Vocacional 6; en dichos cargos, propuso la iniciativa de ser un alumno asesor, el proyecto consistía en asesorar a sus compañeros para que éstos no pagaran en otros lados esos cursos, la propuesta se aprobó y funcionó a nivel institucional.

Su paso por la universidad no fue tan afortunado, entró a la carrera de Ingeniería Bioquímica, “pero no me gustó y me salí; mis padres me retiraron su apoyo económico”, comenta. “Fue difícil quedarme fuera del Politécnico cuando yo estaba dentro de esa institución”, recuerda el docente.

Gracias a su experiencia, ideó una estrategia para que los jóvenes no fueran rechazados de las universidades públicas, ya que siempre ha considerado que, quien no tiene conocimiento, muchas veces es por la falta de oportunidad y eso trae violencia y desempleo.

Con un pequeño pizarrón y un pupitre, Alfredo comenzó a impartir clases en su casa, no pasó mucho tiempo cuando las clases se popularizaron, ya que también daba clases de inglés y francés, por lo que llegó a tener hasta 100 alumnos. Había niños en la cocina, por lo que decidió rentar la casa vecina para seguir dando los cursos.

Para el 2011, ya estaban instalados en su nueva guarida, donde se daban cursos de lunes a domingo, pero, de igual forma, creció la demanda de los jóvenes por querer tener un lugar en una preparatoria y en una universidad pública, ante ello, Alfredo buscó un lugar más amplio.Con ese lugar llegó la oportunidad de impartir clases a jóvenes con capacidades diferentes.

 

¿Qué es el proyecto educativo?
Es un centro cultural en apoyo a la integración de los jóvenes con capacidades diferentes; quienes trabajan en este proyecto marcado por el amor y la paciencia lo hacen con la idea de incluir a las niñas y niños con discapacidad intelectual, síndrome de Down, parálisis cerebral con otros niños.

En el proyecto educativo trabajan alrededor de 10 docentes de educación especial, quienes tienen amplios conocimientos sobre psicología infantil y del adolescente, además de que continúan los cursos para los chicos que van a ingresar a alguna universidad pública y de francés e inglés, todos estos cursos cuentan con certificación.

El asistente del profesor Alfredo es un chico con síndrome de Down, él se encarga de recibir llamadas además de que da informes a aquellos que deseen conocer acerca de los cursos que se imparten ahí. Hay otros niños que se encargan de impartir talleres artesanales.

Dentro de las actividades que realizan está la natación, música, futbol y teatro, donde se presentan con su compañía Firmes y Dignos.