24 de noviembre 2017
Por: Tamara de Anda

¿Qué tipo de impuntual eres?

Si eres chilango, eres impuntual y legas tarde a todos lados. Iba a estar en la Constitución de CDMX, pero ya no les dio tiempo de ponerlo.

Si eres chilango, llegas tarde a todos lados. Iba a estar en la Constitución de CDMX, pero ya no les dio tiempo de ponerlo. Eso sí: no toda la gente que llega tarde es igual. ¿Tú qué tipo de impuntual eres?

El suertudo

Siempre sales corriendo y con el tiempo encima, pero todo se configura para aminorar el trancazo: pasa el Metro o hay poco tráfico. Y al llegar, los otros no están porque vienen más tarde que tú.

El optimista

Estás convencido de que es posible llegar de Tlalpan a Santa Fe, en hora pico, en menos de media hora. Tu frase favorita en el mundo es “En cinco minutos ya estoy ahí”… ¡y en verdad lo crees!


El cínico

También conocido como el “Si ya saben cómo soy, pa qué me invitan”. No te esfuerzas en llegar a tiempo, tampoco en inventar pretextos. A ti te dijeron que la honestidad era importante y lo aplicaste.

El mitómano

Inventas historias llenas de detalles innecesarios para explicarle a los demás por qué llegaste a destiempo. Deberías ser guionista de películas de suspenso o, de perdis, de La rosa de Guadalupe.

El enojón

Diario es lo mismo: sales tarde por estarte haciendo menso y vas de pésimo humor, mentando madres y culpando a los demás de tu impuntualidad. Ah, pero cuando a ti te hacen esperar, ¡te enojas!

El bienintencionado

Cada día, mientras cantas “Hoy voy a cambiar”, juras que llegarás a tiempo. Te levantas tempra, evitas tontear en Facebook, desayunas rápido… pero una fuerza sobrenatural te obliga a salir tarde.

 

El solidario

Tú no eras impuntual, el mundo te hizo así. Que estuvieras siempre a tiempo le causaba ansiedad a tus amigos, entonces sincronizaste tu reloj con el de ellos para llegar media hora después de la cita.

El puntual

A veces sientes que eres un alemán nacido en el cuerpo de un defeño. Siempre traes material de lectura y conoces muchos lugares para “hacer tiempo”, porque te has vuelto experto en esperar.

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