El Che desde una nueva mirada

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Bocetos y originales de la novela gráfica Che. Una vida revolucionaria, adaptación que José Hernández hiciera del libro homónimo de Jon Lee Anderson, integran la nueva muestra de Vértigo Galería

Durante cuatro años, el caricaturista José Hernández trabajó junto a Jon Lee Anderson en la adaptación gráfica de Che Guevara: una vida revolucionaria, biografía sobre el mártir cubano que ha sido aplaudida por su rigurosidad y profunda documentación. Como resultado, publicó tres novelas gráficas del personaje.

Al principio, Hernández analizó el libro de Lee Anderson y consultó varias fuentes: un par de biografías, los textos y los diarios del Che, y los volúmenes escritos por Hilda Gadea, Aleida March y Ernesto Guevara Lynch (las exesposas y el padre del guerrillero, respectivamente).

Sus consultas no quedaron ahí, también abarcaron acervos fotográficos para entender cómo eran las ropas, los uniformes y las armas en los 50; cómo eran Cuba, Argentina y México en aquella época. Su intención fue crear escenarios e historias verosímiles y fieles a la vida del Che.

Después, cada tomo de la trilogía (El doctor Guevara, Los años de Cuba y El sacrificio necesario) le llevó de nueve a diez meses de trabajo.

“El Che es un personaje muy complejo que ha pasado a la historia por la famosa foto que le tomó Alberto Díaz ‘Korda’ y que ha sido reproducida millones de veces. Esa imagen se ha vuelto el símbolo del revolucionario, pero yo quería ir un poco más allá de lo bidimensional y encontrar otra cara, la de un médico argentino que deja todo en busca de algo que le dé sentido a su vida; quería retratar a ese personaje con dudas y obsesiones, con varios reversos de la moneda y convicciones fuertes que quizá tuvieron un grado de locura (porque hay que estar un poco loco para llegar tan lejos e intentar lo que él)”, dice el monero.

“La imagen humana del Che es la de un personaje congruente, con una gran dignidad y un sentido fatalista de su papel en la historia, dispuesto a sacrificarse tal como sucedió al final”.

La serie empieza cuando un hombre cultísimo y con inquietudes políticas se embarca en el yate Granma, suceso definitivo para el nacimiento de la Revolución, y concluye con el asesinato de ese mismo hombre, convertido en un jefe militar y rebautizado como el Che, 11 años después, en 1967.

“Ninguno de los tres libros tiene una propuesta muy arriesgada o novedosa. Es una novela gráfica muy convencional, porque mi mayor objetivo era contar la historia de forma eficaz y encontrar el equilibrio entre lo que se dice y lo que se muestra, entre el texto y la imagen. No hubo cambios radicales en el tono de los libros, pero sí puedo hablar de cierta evolución y licencias que me fui dando”.

Sobre el estilo, Hernández cuenta que se inspiró en la obra de dos historietistas franceses: Nicolas de Crécy y Jacques Tardi, de quienes tomó recursos que asimiló en su propio trabajo. Y aunque su trayectoria es conocida popularmente por la sátira política, el también ganador del Premio Nacional de Periodismo en 2000 resalta que antes ya había hecho una novela gráfica: hace cinco años, trabajó conjuntamente con el cronista Fabrizio Mejía Madrid en un libro sobre el terremoto del 19 de septiembre de 1985.

“Yo estaba acostumbrado a la caricatura política, que deforma por naturaleza: cabezas grandes, cuerpos pequeños. Entonces utilicé la técnica de mis cartones (tinta china sobre papel), pero sentí que no funcionaba. Me decidí por el lápiz, que me permitió hacer trazos más sueltos. Posteriormente, trabajé las imágenes de manera digital, aplicando texturas, colores y atmósferas que le dieron mayor personalidad y realismo a los dibujos”.

Dicha experiencia le sirvió a Hernández para ser más asertivo al momento de encontrar las formas gráficas adecuadas en Che. Una vida revolucionaria: “Quería que el lector creyera por completo en la historia”.

Respecto al trabajo con Jon Lee Anderson, detalla que se trató de una experiencia muy enriquecedora. “Me dio mucha libertad desde que empecé con el primer libro. Yo hice la adaptación, pero él siempre supervisó mi trabajo: revisó las primeras propuestas e hizo varias observaciones. Después, cada determinado tiempo, le enviaba un paquete de páginas ya hechas y él me respondía con comentarios precisos y pertinentes. Siempre le preocupó que la naturaleza de los personajes y el rigor histórico fueran respetados”.

En algunos casos, Hernández inventó diálogos y situaciones con el objetivo de escenificar la trama, pero Lee Anderson se encargó de que nada saliera de los márgenes de lo documentado.

“Todo tuvo un sustento histórico. Hicimos las revisiones al final de cada tomo y hubo muchos cambios, pero yo agradezco la enorme libertad que me permitió. Él está contento con el resultado”, concluye.

Los bocetos y los dibujos originales de la trilogía están expuestos desde ayer en Vértigo Galería (Colima, 23, local A, Col. Roma Norte), espacio en el que el monero exhibe por primera vez. La muestra se llama “José Hernández dibuja al Che”, en la que también habrá una edición limitada de serigrafías y material inédito. La exposición permanecerá hasta el 29 de septiembre, de martes a viernes de 16:00 a 19:00 y sábados de 10:00 a 17:00.