Ciencia ficción y rock and roll

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Joselo Rangel, guitarrista de Café Tacvba, publica su primera novela: Los desesperados

Dice que cree en los extraterrestres. Que están aquí, entre nosotros. Que nos observan y que seguramente se están divirtiendo mucho. También dice que escribe para divertirse y para conocerse, y que para él, la literatura y la música están emparentadas. Que él no podría vivir sin ninguna de las dos.

A finales del año pasado, Joselo Rangel, guitarrista de Café Tacvba, presentó su primera novela. Los desesperados es la historia de un grupo de rock que sueña con ser la banda más grande del universo.  

Todo inició casi por accidente. “Fue pensada como un cuento. Nunca imaginé estar escribiendo una novela.

En el momento en que lo escribí, tenía un blog en donde subía un relato a la semana, en 2014, y un día se me ocurrió escribir una historia sobre una banda que va a un table dance y descubre que una de las bailarinas se parece a la novia del vocalista.

Tenía ganas de escribir esa historia y para hacerlo tenía que tener a una banda de rock, entonces me inventé a Los desesperados –un trío: batería, bajo y guitarra–.

Pero al terminarlo me quedé pensando qué pasaría con esta banda, qué es lo que sucedería después de esa historia.

+Entonces me dediqué a escribir el cuento del baterista, el del bajista, y empezaron a aparecer personajes alrededor. Y después me di cuenta de que en realidad lo que estaba escribiendo no eran cuentos aislados, sino que estaba creando un universo y eso sonaba más a una novela”.

Algunos de los relatos se escribieron en 2014, otros en 2015, pero fue hasta 2017 que Joselo se puso a trabajar en la historia realmente como una novela. Y, tras dejar descansar el manuscrito y compartirlo con otras personas para que le hicieran comentarios, el libro fue publicado por Planeta en octubre de 2018 bajo el sello Seix Barral.


Una historia fuera de este mundo

Los protagonistas de la novela son Roto, Teto y Chalo. También están el Sabbath, Lorena, Feder, Martina, Paula, el Profesor Xavier y Yummy. Todos, abandonados por su creador en un mundo que está amenazado por un asteroide gigante. Todos, involucrados —directa o indirectamente— con la música. Todos, 100% inventados por Joselo.

“En realidad, me identifico con todos los personajes. Hay algo de mí en cada uno de ellos. Ninguna de estas historias existió. Todo es totalmente ficción. No son anécdotas adaptadas, no están cambiados los nombres de las personas reales. Entonces hay algo de mí en cada uno de estos personajes. Yo creo que me meto en la piel de cada uno de ellos y pienso qué haría yo en esa situación.

Tal vez el ejemplo más claro es, por ejemplo, el capítulo dedicado al baterista, donde él tiene esta obsesión o esta necesidad de tocar lo más fuerte posible, pero nunca lo ha podido hacer porque todo el mundo lo calla. Entonces, en un momento dado, va y sube su batería a un cerro solitario y empieza a tocar. Yo no soy baterista, pero estoy siempre en contacto con ellos y sé cómo son y sé que tienen esta personalidad que los podría llevar a hacer algo así.

Es la forma en que escribí a muchos de los personajes y los fui desarrollando. Qué haría yo en esa situación, qué me gustaría hacer, qué me daría miedo hacer.

La ficción te da esa libertad de poder meterte en los zapatos del otro o intentar cosas nada más por el puro gusto de imaginarlo”.

Pero Los desesperados es mucho más que una novela de ciencia ficción o que una sátira sobre el mundo del rock nacional. “La ficción me parece una cosa maravillosa porque uno cree estar escribiendo sobre algo y en realidad lo que sale es algo distinto. Algo que ni siquiera tú puedes prever ni puedes definir.

Yo quería escribir la historia de una banda, e iban pasando y sucediendo las cosas y después me di cuenta de que había algo más. Yo escogí este nombre, Los desesperados, casi casi como un chiste.

Y sí, pensaba en esta situación de casi todas las bandas, esta desesperación, esta obsesión por aprender a tocar un instrumento, subirte a un escenario, conectar con un público, tener éxito. Es una situación desesperada. Para estar en una banda sí realmente necesitas ser un aferrado, ser una persona que está ahí obsesivamente.

Para mí era un chiste, pero poco a poco me fui dando cuenta de que había otros personajes que igual estaban desesperados. Y sí, creo que muchos de los personajes necesitan ese consejo: soltar, dejarse ir, tienen muchos conflictos internos y lo que les hace falta es fluir, soltar”.


El otro amor de Joselo

Y aunque no es su actividad principal (y eso que tiene dos libros publicados —One Hit Wonder y Crócknicas marcianas—, y una columna semanal en el periódico Excélsior), el guitarrista que cree en los extraterrestres dedica 30 minutos al día para, sin miedo, enfrentarse a la página en blanco.

“A veces no sé qué quiero escribir, pero dejo que fluya. La mayoría de las veces escribo a mano, de esa forma siento libertad de que lo que escriba puede o no funcionar. Eso me ayuda mucho”.

Para Joselo, música y literatura son dos cosas que no se pueden separar. Eso sí, primero llegaron los libros y después el rock. “Yo empecé a leer desde que era muy chico, a los nueve, 10 años, leía muchísimo, y la música vino después, como a los 15 años, que me obsesioné y aprendí a tocar la guitarra. Pero lo hice porque quería componer canciones, canciones con letra, que era casi lo mismo: las ganas de contar historias.  Mis primeras canciones eran eso, pequeños cuentos, pequeñas historias”.