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06066 | La psicología del futbol

Opinión

Los aficionados a este deporte sabemos que nuestro equipo nos puede llevar a la gloria o al infierno.

Si no creen esa aseveración, basta ver el comportamiento de los seguidores del Real Madrid, Bayern Munich, Roma o Liverpool en estos días de semifinales de Champions League.

De hecho, un estudio realizado por la Universidad de Sussex demuestra que ver perder a nuestro equipo nos pone más tristes que los fines de quincena.

Los científicos investigaron cuál es el efecto de ver ganar o perder a nuestro equipo analizando el comportamiento de 32 mil hinchas durante varios meses, determinando que la pasión por nuestro equipo nos puede llevar a una inestabilidad emocional.

¿Se acuerdan del Tano Pasman, aquel viejito que se viralizó hace algunos años al ventilar la frustración que le provocaba ver a su equipo de futbol?

Podríamos decir que, de alguna forma, TODOS somos Tano Pasman, es decir, una víctima más de la pasión por el futbol. Y es que después de estudiar y correlacionar más de tres millones de respuestas de 32 mil personas, los científicos pudieron concluir que una derrota de nuestro equipo nos pone el doble de tristes de lo que nos alegra una victoria.

No solo eso. De acuerdo con la universidad, al paso de la primera hora tras la derrota de nuestro club favorito, alcanzamos el clímax de la depre, sintiéndonos 7.8% más tristes.

Por el contrario, cuando “ganamos”, nos sentimos apenas un 3.2% más felices en el mismo lapso.

George Mackerron, uno de los investigadores que estuvo a cargo del estudio, dice: “La mayoría de los aficionados dice que el futbol los hace felices, pero el análisis de la información cuenta una historia muy distinta”. Incluso asegura que “seguir a un equipo de manera continua, aun cuando te puede causar mucho más sufrimiento que placer, se ve irracional desde una perspectiva económica tradicional”.

Al respecto, un estudio de la Universidad de Lovaina, hecho en Bélgica en 2014, demostró que la felicidad y otras emociones positivas siempre vienen acompañadas de momentos efímeros, mientras que la tristeza está vinculada a sentimientos profundos, dependientes de la duración e intensidad de las emociones negativas, como la tristeza, en donde no solo influye en el significado el hecho que les dio origen, sino también la cantidad de tiempo que le dedicamos a pensar en ello.

Así que camino a la final de la Champions y en la víspera del Mundial, habremos de pensar dos veces qué tanto estamos dispuestos a sufrir.