La fiesta de los Güegüenchones del Ajusco

Ciudad

Cada Domingo de Ramos, la pachanga se pone buena en los pueblos de San Miguel Ajusco y Santo Tomás Ajusco, con una fiesta conocida como “Los Güegüenchones”.

El nombre viene de la palabra huehuenche, que a su vez se deriva de huehue, un término náhuatl que quiere decir anciano. Los huehues son personajes enmascarados que parodian a los españoles y que, en ciertas fechas —sobre todo durante los carnavales—, hacen travesuras. Como por años no se permitió que las mujeres participaran en estas fiestas, los hombres se disfrazaban del sexo opuesto para representar a las parejas de baile. Aunque todas y todos son bienvenidos en la juerga, en varios lados, pero sobre todo en el Ajusco, se quedó la costumbre de pedirle prestados sus vestidos a la hermana, a la prima, a la mamá o a la novia para transformarse en morras por un día. Y casi no hay personajes masculinos, más bien lo que abundan son las quinceañeras, chicas sexy, brujas, colegialas o adelitas, todas con pelucas revueltas, maquillaje exagerado y chichis de calcetín o de pelotitas de goma.

Los hombres bugas se destrampan y encarnan una versión caricaturizada de lo que creen que es una identidad sexogenérica disidente. Es decir, jotean durísimo. Lo curioso es que cuando aparecen drag queens o travestis “de verdad”, se espantan y dicen que ellos sí lo hacen “con respeto”. Si alguien de la Conapred asistiera a la celebración, explotaría.

A partir del medio día, Güegüenchones de todas las edades —desde chavos de primaria hasta abuelitos— caminan por las calles mientras bailan al ritmo de la banda. A lo largo del recorrido se detienen en algunas casas donde les ofrecen comida y refrescos. En algún momento de la tarde, los grupos de Santo Tomás y de San Miguel se encuentran, bailan juntos y se vuelven a separar para seguir con la fiesta, la cual se extiende hasta entrada la noche. Acá eso de que no se puede beber en la vía pública se olvida por un día, y hasta a los policías se les puede ver echando una ampolletita para entonarse con las comparsas.

Dicen los ajusqueños que esta tradición tiene ya más de seis décadas de celebrarse. En algunas de las comparsas se recuerda a Güegüenchones legendarios, que pachanguearon ininterrumpidamente a lo largo de sus vidas.

Para unirte, te recomendamos caer al centro de Santo Tomás o San Miguel Ajusco por ahí del mediodía en Domingo de Ramos. Y si te disfrazas, te diviertes mucho más.