La Pollería Cultural es un espacio para la creatividad femenina que acerca el arte a quienes históricamente han sido excluidas de ésta
Por Juana García
“Les invitamos a que exploren su creatividad, dibujen lo que quieran. Pareciera que después de que una niña crece y se vuelve ama de casa o madre, se anulan otras posibilidades de expresión, en este caso a través del arte. Pareciera que solamente hay sectores que permiten esto, cuando en realidad el arte es universal y existen los derechos culturales, es a lo que nosotras apelamos”, narran Diana Reséndiz y Asunción Pineda sobre La Pollería Cultural.
Se trata de un proyecto comunitario e itinerante, que ya cumple 10 años funcionando, sobre la exploración del arte con madres de familia y amas de casa, a cambio de un pollo. “Es como una mezcla de esta cuestión de alimentación con el arte”, añaden las dos coordinadoras del proyecto.
Diana y Asunción, con formación en teatro y que también son amas de casa, cuentan que La Pollería cultural nació de la falta de espacios culturales para madres de familia y amas de casa donde ellas puedan dialogar, conocerse y platicar sobre arte. “No hay una oferta cultural para amas de casa, no solamente en nuestra ciudad, sino a nivel general”, destaca una de ellas.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) que publica el INEGI, correspondiente al año 2023, seis de cada 10 mujeres de entre 15 y 49 años eran madres. Por edad, 7.7% de las adolescentes de 15 a 19 años, 36.2% de las jóvenes de 20 a 24 años y 62.6% de las que tenían entre 25 y 29 años, habían tenido una hija o hijo. La cifra se incrementa a más de 80% en el caso de las mujeres que rebasan los 40 años de edad.
La principal actividad que las mujeres desarrollan en la Pollería Cultural es dibujar con materiales que se les proporcionan en los espacios donde tienen lugar los talleres. Una vez que concluyen su ejercicio de pintura o de dibujo, es decir, su obra de arte, se les intercambia por un pollo ya sin plumaje para ser cocinado.
En estos espacios también se les facilitan libros de arte para consulta y actividades físicas que complementan los talleres. “La idea es también poner sobre la mesa la importancia de la alimentación espiritual y emocional, tanto como la necesidad de comer diario que tenemos todas las personas y en donde las mujeres llevamos a cabo una labor crucial”.
Hasta ahora, Diana y Asunción han recopilado más de un centenar obras de arte de mujeres amas de casa, con quienes han trabajado en distintos territorios, principalmente de la Ciudad de México.
El mejor momento para crear

Aunque hay espacios para desarrollar la creatividad, estos no son suficientes, menos para mujeres amas de casa. Los pocos que hay no son comunitarios, menos gratuitos, y van dirigidos a un cierto sector que no es el de amas de casa, señala Asunción.
“Como amas de casa que estábamos criando a nuestros niños con una oferta laboral limitada, siempre era para el servicio de nuestros peques llevarlos a obras infantiles al museo, pero no había para nosotras, entonces pensamos en compartir un espacio con otras mujeres”, añade.
Entre risas, las coordinadoras señalan que el espacio muerto para muchas mujeres es cuando esperan que las despachen en la pollería y justo allí pueden explorar su creatividad. “Es un espacio muerto porque una no está seleccionando la verdura, la fruta, no estás eligiendo, sino que estás cruzada de brazos esperando. Y pensamos que ese era un momento valioso donde coinciden todas, donde van y se platican los chismes de la cuadra y que allí podíamos decirles: ‘oigan, ustedes son agentes creativas’”.
El arte como herramienta de empoderamiento
Desde el arte, La Pollería Cultural también hace frente a la violencia que atraviesan muchas mujeres chilangas, desde la ciudad central hasta sus periferias en Milpa Alta e Iztapalapa. “Queremos tener a mujeres conscientes de su poder, que tengan mayor capacidad de expresarse para ser más felices. Y con ello, generen un núcleo más estable, una comunidad más en armonía, en cuyas problemáticas puedan incidir”.
Según estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en el primer trimestre de este año la Ciudad de México se ubicó en la décimo quinta posición de delitos de violencia de género por entidad. Y aunque no es de los lugares con más delitos de este tipo, la falta de espacios recreativos en el arte para prevenir o sanar los casos de violencia son casi nulos, a no ser por proyectos como el de Diana y Asunción.
Las coordinadoras agregan que las actividades artísticas también tienen la finalidad de generar un sentido de organización entre las mujeres, “que ellas vayan identificando su necesidad y desde ahí pueden también organizar y promover otras actividades de acuerdo a sus necesidades, sin esperar a que todo les llegue”.
Asunción y Diana sueñan con poder vender las obras de las mujeres con las que han trabajado para invertir en pollos a fin de que una mujer más pueda explorar su lado artístico y recibir este alimento.
El año pasado este proyecto lanzó su primer catálogo Arte fresco hecho por señoras, que reúne una curaduría de 300 piezas creadas a lo largo de una década por amas de casa que han encontrado en el arte una forma de reconectarse con su creatividad
- 2015 fue el año en el que nació La Pollería Cultural, bajo la coordinación de Diana Reséndiz y Asunción Pineda
- La Pollería Cultural se aleja de los recintos tradicionales y toma plazas públicas, mercados y barrios para acercar el arte a sectores excluidos