Circuit Bending: una técnica para recontextualizar los objetos

Por: Redacción
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¿Tú qué haces con los objetos que dejan de cumplir su función principal? En una sociedad controlada por el consumismo podemos encontrar alternativas a la basura

Por Atahualpa Espinosa*

La vida útil de los objetos y materiales puede tener un fin provisional cuando dejan de cumplir la función para la que fueron fabricados. Pero puede ser solamente una pausa: en lugar de desecharlos, pueden convertirse en algo distinto.

Esto, además de evitar que los desechemos (aumentando el volumen de basura), nos da una oportunidad para relacionarnos con ellos como creadorxs, más que sólo usuarixs.

Familiarizarnos con los aparatos, con la materia de lo que están hechos y su funcionamiento, para luego intervenirlos y adaptarlos a nuevos fines, prácticos o creativos, es ir más allá del ciclo de consumo y desecho: es acercarnos a una parte de la historia de la tecnología y formar parte de ella.

Cuando tomamos un aparato electrónico que ha dejado de cumplir su función y reconectamos sus circuitos, encontramos un uso creativo para el cortocircuito: el aparato se ha vuelto una fuente de sonidos inesperados, que pueden ser o no musicales. Aunque, cuando esa experimentación resulta tan divertida, tal vez no importe mucho la frontera entre la música y el arte sonoro.

El circuit bending, como técnica, se ha explorado desde hace unas seis décadas y no ha dejado de sorprender a quienes se interesan en aprenderla. Es, también, una forma de resistencia frente a la obsolescencia programada y una vía de invención que nos separa del papel de consumidorxs pasivxs que muchas veces incentivan las empresas fabricantes y distribuidoras.

Mucho de lo que asumimos que es basura puede, de hecho, sólo ser un objeto o material en espera de una segunda vida. Un espejo roto, por ejemplo, parecería ser lo más intútil del mundo, hasta que, con algo de curiosidad y paciencia, puede recontextualizarse como una pieza visual, una posibilidad que ha explorado la artista Carmen Ixchel Maya.

El principio detrás del circuit bending y de las piezas creadas con espejos rotos es el mismo que sostiene el compostaje, esa transformación de los desechos orgánicos en sustrato para el nacimiento y crecimiento de las plantas. Se trata de partir de una regla sencilla: la basura sólo existe cuando falta la imaginación. A la manera de la primera ley de la termodinámica: nada se crea de la nada ni se destruye, solo se transforma.

Estos procesos también muestran que el mundo de la tecnología es un continuo: el compostaje parecería algo muy lejano a los dispositivos digitales, pero la capacidad de reinventar y manipular que aplicamos en ambos, el sustrato casero y la transformación de aparatos viejos en instrumentos musicales, es la misma.

Laboratorio ética de las máquinas

Como parte del laboratorio que llevan a cabo en el Centro de Cultura Digital, van a realizar un ciclo de talleres que exploran materialidades para reinventar los usos y formas predeterminadas que tienen algunos objetos.

En ellos, a partir del mes de mayo y durante el resto del año, se abordarán temas que van del compostaje casero en entornos urbanos, la creación de piezas visuales con espejos rotos y el circuit bending, así como remediación de cintas viejas de VHS y otros.

La finalidad es darle cauce a la capacidad de creación y reinvención que todxs llevamos dentro, que a veces puede encontrarse un poco silenciada por la velocidad de los ciclos de consumo y desecho que se nos imponen. La tecnología no es algo que llegue desde fuera y que sólo podamos conocer como usuarixs, sino una parte viva de nuestra historia, en la que podemos participar.

*Texto adaptado para + Chilango