Te contamos por qué sus calles torcidas, su capilla histórica y su ambiente silencioso lo hacen un lugar único en la ciudad
Por Liz Basaldúa*
Muchos creen que ya conocen Coyoacán. Van al centro, caminan por Jardín Centenario, piden un café en taza de barro y se sienten parte del barrio. Pero Coyoacán no se agota en su postal más famosa. Tiene capas, callejones y esquinas que guardan historias que pocos han escuchado. Una de esas capas es el Cuadrante de San Francisco.
Ubicado a un par de pasos de Miguel Ángel de Quevedo, este barrio originario de la Ciudad de México se esconde detrás de una entrada discreta. Lo que parece un simple acceso se transforma, al cruzarlo, en una experiencia distinta: calles torcidas, muros antiguos y un silencio que se agradece.
Las calles empedradas del Cuadrante no siguen un trazo moderno. Siguen el curso de antiguos canales y manantiales, cuando Coyoacán era tierra de agua. Aquí no hay cuadrículas de mapa: hay memoria.
La capilla de San Francisco de Asís
En el corazón del barrio se alza la Capilla de San Francisco de Asís, construida en el siglo XVI como una capilla abierta, justo sobre lo que se cree fue un recinto ceremonial prehispánico. Sus tres arcos originales aún están de pie. Y su campanario, del siglo XVIII, tiene una base piramidal que recuerda el sincretismo entre lo mexica y lo colonial.
Durante siglos, el atrio fue punto de encuentro para la comunidad: para rezar, sí, pero también para hablar, celebrar y compartir. La capilla ya no abre todos los días, pero cuando lo hace, el barrio parece detenerse para escucharla.
No hay letreros turísticos ni tiendas de recuerdos. Pero hay algo más valioso: autenticidad. El Cuadrante de San Francisco conserva eso que muchos lugares ya perdieron: el asombro de descubrir algo real. Hoy en día hay una capilla al lado, a la cual sí se tiene acceso y celebran misas los domingos y otros días especiales.
Así que si quieres conocer otro Coyoacán, deja atrás el bullicio del centro y piérdete en sus calles escondidas. Ahí donde las piedras aún murmuran historias y lo oculto sorprende.
Otros atractivos
Además de la Capilla de San Francisco de Asís, este lugar mágico cuenta con calles empedradas y sinuosas, un campanario con base piramidal del siglo XVIII, un atrio como punto de reunión comunitaria y, por supuesto, un ambiente tranquilo y sin turismo masivo. Esto último lo hace ideal para pasear sin prisa, descubrir historia local, tomar fotografía urbana y hacer visitas culturales.
El Cuadrante de San Francisco es un espacio público, por lo que no cuesta nada entrar y conocerlo. Eso sí, es recomendable hacer el recorrido preferentemente de día por la luz natural y por seguridad.

¿Cómo llego?
Dónde: Puente San Francisco 69, Cuadrante de San Francisco, Coyoacán (hay una entrada discreta sobre Miguel Ángel de Quevedo)
Costo: entrada gratuita
*Texto adaptado para Chilango Diario