2 de mayo: Día Mundial contra el Acoso Escolar

Por: Redacción
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El bullying es el hostigamiento físico o psicológico al que es sometido un menor, ya sea por otro compañero o un grupo de ellos

Cada vez es más frecuente que se vean casos de niños que han sido agredidos, literal, hasta la muerte por la violencia colectiva que reciben en sus escuelas. Este fenómeno es una práctica recurrente en todo el mundo, pero eso no significa que debamos normalizarlo. Aquí presentamos algunos puntos esenciales para reconocer a tiempo estas conductas y saber cómo canalizar el asunto antes de que haya consecuencias lamentables. 

Cómo identificar el acoso escolar

Para diferenciar el acoso escolar de otros tipos de violencias, los investigadores concuerdan en que las conductas de hostigamiento deben estar determinadas por tres rasgos específicos:

  • Intencionalidad: la acción o conducta violenta que manifiesta un menor que agrede a otro, tiene como propósito y voluntad causar daño, sufrimiento o malestar. No se trata de actos o hechos accidentales o producto de la imprudencia. En la mayoría de las ocasiones son acciones bien planificadas con anticipación y ejecutadas de acuerdo a un plan.
  • Repetición: los actos y manifestaciones de violencia se presentan de forma frecuente y reiterada. Pueden suceder diversos actos de agresión física, verbal o psicológica en un solo día de clases y continuar durante la semana entera o incluso extenderse (si no se atienden a tiempo)
  • Desequilibrio de poder: el acoso escolar o bullying se desarrolla en un contexto de dominación y está dirigidao a las y los menores que son percibidos en un estado de indefensión, debilidad o desigualdad, ya sea física, psicológica o incluso social. Este desequilibrio de poder se acrecienta cuando el acoso es grupal. La o el menor acosado se sentirá atrapado, sin salida ni apoyo para librarse de sus acosadores.

¿Cómo detectarlo?

Para detectar casos de bullying, es fundamental vigilar con atención los posibles cambios que el menor pueda manifestar. Estos cambios o síntomas se clasifican en dos tipos: signos escolares/sociales y signos en el plano personal. Dentro de los signos escolares/sociales, se encuentran:

  • El deseo de dejar de acudir a la escuela
  • Un bajo rendimiento repentino
  • Desinterés por las actividades escolares y deportivas
  • Pérdida o deterioro de sus pertenencias o artículos personales

Como parte de los signos que se dejan ver en el plano personal, los expertos enumeran: 

  • Cambios constantes de humor a lo largo del día
  • Modificación de hábitos alimentarios, sociales, pasatiempos y relaciones con amistades o compañerxs
  • Se muestra nerviosx, temerosx, apáticx) o angustiadx.
  • Presenta lesiones físicas, moretones, rasguños o heridas.

La detección temprana de conductas sintomáticas en casa y escuela servirán para definir estrategias de intervención integrales. Por ello, es fundamental la coordinación de madres y padres de familia (o tutores) con las autoridades escolares, desde una postura respetuosa de los sentimientos del menor, sin hacerlo sentir culpable por la situación.

¿Qué hacer ante un caso de acoso escolar?

Si un menor presenta cambios en su conducta habitual y se reconocen algunos de los signos mencionados, es necesario actuar teniendo en cuenta que, si se deja pasar más tiempo, la situación puede agravarse, teniendo repercusiones muy graves en la actualidad y a futuro.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), como organizaciones no gubernamentales, recomiendan que ante la sospecha o confirmación de un caso de acoso escolar, las madres y padres pongan en práctica las siguientes acciones:

  • Escuchar al menor, inducirlo de manera amable a hablar sobre sus sentimientos y qué le sucede en su vida cotidiana.
  • Incentivar la confianza en los familiares y evitar realizar comentarios que puedan culpabilizar, estigmatizar o cargar la responsabilidad de la situación al menor.
  • Comunicar la situación en la escuela No basta con hacerlo saber al profesor o profesora, es necesario también acudir con el director y/o coordinador escolar.
  • Enseñarle al menor que puede anticiparse a posibles situaciones y formas de actuar.
  • Evitar aconsejar al menor para que confronte de manera violenta al agresor, ya que esto sólo agravaría más el conflicto.
  • Acudir con un profesional de la salud mental. 

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Aunado a las acciones anteriores, el Gobierno de México, mediante la Secretaría de Educación Pública (SEP) puso en marcha la línea telefónica 01 800 11 22676 y el portal para atender, prevenir y denunciar el acoso escolar www.acosoescolar.sep.gob.mx

Si eres testigo de un caso de acoso escolar, aunque no seas familiar ni estés involucrado en el asunto, no seas indiferente: juntos podemos reducir la violencia que hemos normalizado en nuestra sociedad.