El Cerro de la Estrella, la Sierra de Santa Catarina y el cerro Tepepolco albergan al menos 28 especies de mamíferos
El crecimiento desordenado de la mancha urbana provoca que cada vez existan menos espacios verdes en la Ciudad de México. Los suelos de conservación que albergan bosques, barrancas, cuencas, ríos y cultivos desaparecen poco a poco del mapa, arrastrando consigo fauna y flora.
De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), estos sitios naturales son hábitat de más de 1,800 especies de plantas y animales, algunas endémicas, las cuales permiten la captación de carbono y la regulación del clima.
Además, tales áreas facilitan la infiltración de agua en época de lluvias y favorecen la recarga de acuíferos, ayudando a mantener el equilibrio de la circulación general de la atmósfera.
La buena noticia es que aún existen territorios en el oriente de la capital del país que representan oasis en medio de la mancha de concreto, debido a la riqueza natural que resguardan.
De acuerdo con el artículo “¡Mamíferos silvestres en Iztapalapa!”, elaborado por investigadores del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (UAM), en esa alcaldía se localizan dos áreas naturales protegidas: El Cerro de la Estrella y la Sierra de Santa Catarina.
A estos territorios se suma el cerro Tepepolco, también conocido como Peñón del Marqués o Peñón Viejo, “que por su terreno deleznable se ha resistido a ser completamente invadido” por el hombre.
“En este mar de casas, estos tres accidentes geológicos funcionan como islas que albergan fauna y flora silvestre nativas del Valle de México”, sostiene el estudio.
Diversidad de mamíferos
La Sierra Santa Catarina es la más grande de las tres, ya que tiene una superficie de 2,166 hectáreas en la que habitan 28 especies de mamíferos, entre ellos,16 de roedores silvestres, los cuales representan el grupo más diverso de estos ejemplares en Iztapalapa.
Destaca la rata canguro, que es endémica de la demarcación y actualmente está incluida en la categoría de Preocupación Menor en la lista roja de especies amenazadas.
Los especialistas también detectaron la presencia de una nueva especie de los sorícidos, la musaraña desértica del altiplano mexicano. Su distribución se restringió desde el sur de Durango y Zacatecas hasta el sur de Hidalgo y la Ciudad de México. En la sierra también habita el conejo serrano y el conejo de monte.

También resalta la presencia de los carnívoros, que con cinco especies, representan el segundo grupo más diverso de mamíferos en la alcaldía. Entre ellos están el cacomixtle, la comadreja de cola larga, el zorrillo listado sureño, el zorrillo manchado o sureño y la zorra gris. Estas especies son de las más amenazadas por su caza ilícita y envenenamiento.
Murciélagos entre los volcanes
El área la conforman siete volcanes alineados en dirección este a oeste: La Caldera, Totlama o Tetlalmanche, Tecuautzin o Teyu, Mazatepec, Tetecón, Xaltepec y Yahualihuca.
Dicha geología permitió la formación de grietas y cuevas que sirven de refugio para diversos vertebrados, en especial de cuatro especies de murciélagos: el magueyero, el cola suelta mexicano, el trompudo y el de California.
Los investigadores detallan que en estos volcanes los pobladores practican la agricultura de temporal y la minería para extraer arena y tezontle, actividades que causaron la pérdida de más del 70% del cono del Tetecón.
Esta sierra se caracteriza por sus ecosistemas naturales cubiertos principalmente de pastizales, matorrales, encinos, pirules, casuarinas y eucaliptos. Además alberga la palma soyate, el palo loco, el nopal chamacuelo y una variedad de leguminosas.
Un cerro de matorrales
Con una extensión aproximada de 187 hectáreas, el Cerro de la Estrella está cubierto por matorrales, aunque la mayor parte de la zona está reforestada con especies exóticas como eucaliptos, casuarinas, cedros y pirules.
Actualmente esta zona es hogar de 16 especies de mamíferos, entre ellas, el ratón de las rocas, la tuza de la cuenca de México y la ardilla gris.
El impacto humano en Tepepolco
A pesar de que conservan su belleza natural, estos terrenos no se han salvado del impacto humano. En el Cerro del Tepepolco, detallan los investigadores de la UAM, sólo quedan 19.5 hectáreas libres de asentamientos.
Dicha superficie está cubierta por pastizales con pirules, “resultado de la deforestación que hubo en el sitio hace muchos años y que hoy presenta vegetación no nativa y exótica”. De las tres áreas ecológicas, ésta es la más pobre en cuanto a fauna ya que sólo se tiene registro de seis especies de mamíferos.
Especies compartidas
Los tres oasis de Iztapalapa comparten fauna como el cacomixtle y el tlacuache, que incluso se les puede ver en zonas urbanas caminando por cables, construcciones o casas abandonadas, bardas y azoteas.
También el cincuate mexicano, el tapayatzin o lagarto de montaña y la ardilla gris (abundante en el Cerro de la Estrella, aunque rara en la Sierra de Santa Catarina y en el Tepepolco). Resalta el caso de la tuza, que en su mayoría ha sido erradicada de la mayor parte de las áreas verdes de la demarcación.
Si se quiere conservar la riqueza biológica de la zona, se debe evitar que la minería y la expansión de la mancha urbana continúen, además de mantener bajo control estricto las actividades agrícolas y de pastoreo, dice el estudio
- En 1938 el Cerro de la Estrella fue declarado área natural protegida debido a su importancia ecológica, histórica y cultural