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Más lugares fuera de este mundo

Por: Redacción

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Para continuar con la temporada de vacaciones, te presentamos esta segunda parte de viajes inusitados por México

Por Daniela Salazar*

La temporada de vacaciones sigue aquí y sabemos que nuestro país ofrece muchos de los lugares turísticos más hermosos y reconocidos del mundo que, sin embargo, muchas veces nos pasan desapercibidos porque salen del circuito usual de destinos vacacionales. Por eso, para escapar de la rutina y conocer algo distinto, te traemos esta segunda parte de lugares para hacerte sentir fuera de este mundo y en sitios naturales que, sin lugar a dudas, parecen 100% extraterrestres.

Desiertos y oasis: el otro lado de la península, Baja California

Esta península guarda paisajes que parecen salidos de otro planeta. Hay zonas donde el desierto se impone con una belleza tan salvaje y silenciosa que podrías jurar que estás en Marte… hasta que, como un espejismo que se vuelve real, aparece un oasis. Palmeras, agua dulce, huertas y vida en medio de la nada. Lugares que parecen imposibles y que, sin embargo, están ahí, vivos, verdes, escondidos entre la arena y el sol.

Baja California y Baja California Sur son hogar de desiertos antiguos que han resistido el tiempo y donde las formas de vida han aprendido a florecer contra todo pronóstico. El Desierto del Vizcaíno, por ejemplo, parece una pintura hiperrealista: cactus gigantes, cielos inmensos y una paleta de colores que cambia con la luz del día.

Y si sigues explorando, puedes encontrar joyas ocultas como San Ignacio, un pueblo-oasis con una laguna rodeada de palmeras donde habitan aves migratorias. Aquí, la naturaleza convive con la actividad humana. Puedes encontrar desde misiones antiguas hasta viñedos que florecen en medio del desierto. Porque sí, Baja también tiene vino, y del bueno.

Desde la CDMX lo más recomendable es viajar en avión hacia Baja California; ya en el estado, podrías contratar un tour que pase por algunos de estos destinos. También está la opción de rentar un coche y partir desde Mexicali por carretera.

Barrancas del cobre, Chihuahua

Nada dice más “fuera de este mundo” que pararte a orillas del Lago de Arareco y contemplar el reflejo del cielo en sus aguas cristalinas flanqueadas por el bosque y unas interesantes formaciones rocosas. Este lago se sitúa en San Ignacio de Arareco, una comunidad tarahumara que está a sólo cinco kilómetros de Creel y abarca una extensión de 20,000 hectáreas de bosque, y casi siempre es la primera parada si buscas visitar las Barrancas del Cobre. Se trata de un sistema montañoso conformado por siete barrancas de la sierra tarahumara.

Este sistema es habitado por los rarámuri, un pueblo indígena muy conocido por sus habilidades para correr largas distancias ataviados con sus trajes típicos, que incluyen sandalias; por sus tradiciones y su sentido de comunidad. También el sistema se llama así por sus minas de cobre. Entre las barrancas más importantes están Urique, Sinforosa, Batopilas, Candameña, la del río Mayo, Huápoca, Chínipas, Septentrión y Oteros. Los rarámuris han habitado en la sierra desde hace más de 10,000 años y conservan sus tradiciones ancestrales.

Desde la ciudad de Chihuahua puedes tomar el famoso Chepe, un tren turístico que recorre una ruta que va de Los Mochis, Sinaloa, a Creel, en Chihuahua. El recorrido de este tren dura aproximadamente nueve horas y pasa por destinos como Divisadero, Bahuichivo y El Fuerte. También puedes llegar en automóvil, rentándolo en la ciudad de Chihuahua y avanzar por carretera, pero toma en cuenta que el camino cuenta con curvas y pendientes pronunciadas.

Cenotes: los portales a otro mundo, Yucatán

Si lo que buscas es una experiencia sacada de un sueño o del lugar más recóndito de la Vía Láctea, los cenotes de Yucatán deben estar en tu lista. Sólo imagínalo: bajar por una escalera de piedras húmedas, la luz del sol apenas se cuela por una grieta en el techo y, al fondo, aparece una laguna subterránea de agua turquesa, completamente rodeada de naturaleza viva.

Yucatán tiene más de 3,000 cenotes registrados, y aunque muchos de ellos están escondidos bajo la selva, hay varios adaptados para el turismo. Cenotes como Ik Kil o el Cenote Carlota y el Azul Maya son apenas una probadita de lo que este estado tiene bajo la tierra. Algunos están al aire libre, rodeados de vegetación. Otros son cerrados, como catedrales subterráneas, donde estalactitas cuelgan sobre aguas cristalinas.

Todos tienen algo en común: la sensación de estar entrando en un mundo sagrado. Porque para los mayas, eso eran: lugares de conexión espiritual, entradas al inframundo (Xibalbá), sitios de ofrenda, vida y muerte. Y aunque hoy puedes lanzarte de una tirolesa, nadar, bucear o tomarte una selfie con la luz perfecta, la energía sigue ahí.

Desde la CDMX puedes volar hacia Cancún o Mérida. Una vez en estos destinos puedes rentar un automóvil e ir en carretera, o bien, adquirir un tour que te lleve a recorrerlos. Es recomendable contratar un servicio de guía en la Hacienda Mucuyché y darte la oportunidad de probar los platillos típicos de la región como la cochinita pibil y el Poc Chuc.

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En 2024 México mantuvo su sexto lugar en el ranking mundial de países más visitados, consolidando su atractivo como destino turístico: recibió 45 millones de turistas internacionales, 7.4% más con respecto al año previo

*Texto adaptado para Chilango Diario