Los comerciantes afirman que la gente busca figuras de Coco y El libro de la vida para decorar sus casas y ofrendas
Por Aline Suárez del Real Islas y Mar García
Una melodía de Disney recorre los pasillos de los mercados; figuras de cartón y foami con los personajes de Coco se asoman entre el papel picado; pan de muerto sin gluten, catrinas con ojos grandes al estilo de anime japonés y ofrendas minimalistas forman parte ahora de los elementos para celebrar el Día de Muertos.
¿Será que ya gentrificaron una de nuestras tradiciones más entrañables? ¿La tomaron? ¿O tal vez la hemos cedido y, sin terminar de entenderla, la interpretaron y comercializaron? ¿O es parte de un proceso inevitable que viven las tradiciones?
“Ya no tenemos mucha idea de qué es original y qué no”, dice Melissa Valles, investigadora, arqueóloga e historiadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“Seguimos adaptando y cambiando de acuerdo a lo que significa vivir en un mundo globalizado. Las culturas de todo el mundo ahora son más conocidas, comprensibles, pero también influenciadas unas con otras”.
Y es que no se trata de una tradición completamente prehispánica, pero sí tiene su origen ahí. Las ofrendas, uno de los elementos más emblemáticos de Día de Muertos, tenían una composición, estructura y significado, estaban muy lejos de ser como las conocemos ahora. Se hacían como parte de la ceremonia de entierro para facilitar el paso de este plano hacia el inframundo, pero no siempre estaban destinadas a quienes habitaron en algún momento el plano terrenal; pedir buenas cosechas o alguna otra solicitud relacionada con la alimentación o salud eran uno de sus principales usos.
El copal, granos y semillas eran elementos comunes en ellas. También objetos personales del difunto, así como flores, objetos ceremoniales de piedra y barro y, en algunos casos, alimentos. El colorido papel picado se vincula con el papel amate que, en su origen, también formaba parte de las ofrendas.
Tras la invasión española se incluyeron velas y dulces, pero los cambios derivados de la apropiación actual han provocado molestia en quienes temen un cambio radical y resignación en quienes consideran que se trata de un paso más en el sincretismo que ha dado vida a la cambiante forma de celebrar el Día de Muertos.
Una celebración dinámica
El historiador Enrique Ortiz afirma que esta festividad nunca ha sido estática y ha presentado cambios a lo largo de la historia que responden a adaptaciones culturales, a intercambios culturales e incluso a modas.
“Es una tradición viva, una tradición que muta”, explica Enrique Ortiz en entrevista. “Se agregan elementos que pueden o no ser bien aceptados y replicados, como el de poner una fotografía de la persona fallecida. Obviamente eso es algo relativamente nuevo”, agrega Melissa Valles.
Ambos coinciden en que los cambios más recientes y notorios comenzaron en 2014 con la película El libro de la vida.
Hasta antes de esta fecha, y durante varias décadas, algunos sectores de la sociedad, defensores de las tradiciones, alzaban la voz pidiendo a la población no celebrar Halloween y en cambio fortalecer las costumbres nacionales. Tales exigencias se daban sobre todo en el ámbito urbano, donde parecía que las tradiciones se olvidaban para darle paso a los disfraces y el ambiente que replicaba la festividad norteamericana.
Pero el año que se estrenó El libro de la vida, la versión de la Catrina imaginada por Guillermo del Toro superó a los tradicionales disfraces de monstruos y se convirtió en el más solicitado por las niñas para salir a pedir dulces. Al menos los tres años siguientes, así siguió siendo.
En 2015 se realizó el rodaje de la película de James Bond 007: Spectre, donde se montó un desfile del Día de Muertos para una escena de persecución que tenía lugar en la Ciudad de México. El éxito y asombro al ver la película fue tal que el gobierno de la capital organizó un desfile al año siguiente y lo ha seguido celebrado hasta la fecha. No tiene ni 10 años y reunió en 2024 a 1.3 millones de personas.
La influencia de Coco
La viralización de esta celebración llegó a su punto máximo, hasta ahora, en 2017 con el estreno de Coco, película de Disney, la cual, a decir de algunas personas, ayudó a que las nuevas generaciones tuvieran más presente dicha celebración.
Reyna García Garrido, vendedora de adornos en el Mercado de Jamaica desde hace 60 años, recuerda que por mucho tiempo sólo vendía frutas y flores. Luego fue integrando incienso y papel picado, pero desde la llegada de Coco la gente le pregunta por productos de la película. Le piden piñatas, figuras de catrinas, esqueletos y elementos coloridos alusivos a la fecha (y a la cinta).

Otros vendedores consideran que sólo es una moda y pronto dejarán de solicitar productos relacionados a las películas, pero la tradición continuará. “Ahorita sigue muy de moda porque los niños la siguen viendo cada año, pero ya luego se les pasa”, afirma Guadalupe Reyes, quien tiene un puesto semifijo de productos de temporada en una plaza comercial al norte de la ciudad. Ella considera que el incremento en las ventas continuará pues cada año hay mas gente que acude al desfile y a todos los eventos en torno a la celebración.
“Los elementos que más hemos visto que se están modificando son los de las ofrendas, pero faltan varios años para ver si se consolidan o quedan en el olvido”, afirma Enrique Ortiz.
“Es el siguiente paso del proceso natural de este tipo de tradiciones que van sumando o desechando elementos a lo largo de los años”, agrega. Quizá la modificación sea más notoria porque ha pasado de ser una fecha, sí alegre, pero con aire solemne.
Mientras tanto, Andrea Rodríguez sabe que este año tendrá entre sus clientas a más personas extranjeras que solicitarán el maquillaje de catrina para el Desfile de Día de Muertos de la CDMX o simplemente para formar parte de la celebración durante los días previos y posteriores al 1 de noviembre.
“Para mi está bien porque hay más clientas y además siempre se van muy contentas. Hasta parece que lo disfrutan más que los mexicanos”, dice Andrea, quien planea hacer su flyer para promocionar sus servicios de maquillaje en español y en inglés.
De tradición a estrategia turística en la CDMX, el Día de Muertos ha incrementado su derrama económica año con año desde 2010, cuando se colocó por primera vez la Ofrenda en el Zócalo
- 3,918 millones de pesos fue la derrama económica en Día de Muertos en 2016, el primer año que se realizó el desfile sobre avenida Reforma
- 7 millones de personas acuden a las actividades del Día de Muertos en la capital. Aproximadamente 1.3 millones se reúnen para ver el desfile