Si no conoces este indicador de la calidad del aire en la CDMX, te falta barrio

Por: Arlen Pimentel
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La presencia de contaminantes no es el único factor que determina la calidad del aire, pues el polen también es uno de los principales causantes de algunas alergias

Consultar la calidad del aire en la Ciudad de México y en gran parte de las grandes ciudades del país y del mundo se ha convertido en una preocupación para millones de personas. En la capital del país, por ejemplo, existe el Índice de la Calidad del Aire, que mide la presencia de algunos contaminantes propios de las dinámicas de vida y consumo de esta zona.

Por ejemplo, los óxidos de nitrógeno emitidos por escapes de automóviles, chimeneas y estufas; o el plomo emitido por industrias fundidoras y también presente en algunos pigmentos y en el suelo. Estos y otros factores dan una idea de qué tan malo o bueno para la salud de lxs chilangxs es el aire que respiramos cada día.

No obstante, existe otro factor que también impacta en la salud y calidad de vida de las personas, que se mide bajo el nombre de Calidad Biológica del Aire, el cual es un indicador de la posible presencia simultánea de uno o más tipos polínicos con capacidad alergógena, es decir, aquella flora que produce polen que causa una reacción alérgica en las personas.

¿Qué es la polinosis?

La Red Mexicana de Aerobiología (REMA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explica que “los alérgenos más comúnmente asociados a enfermedades alérgicas son los inhalados (aeroalérgenos). Los aeroalérgenos son partículas transportadas por el aire, capaces de producir alergia respiratoria, cutánea o conjuntival.

Las sustancias (ácaros, faneras de animales, pólenes y hongos) que con mayor frecuencia producen cuadros alérgicos, a través de la inhalación, son los pólenes, los cuales afectan la mucosa respiratoria”.

A este tipo de alergia se le conoce como polinosis, que la UNAM define como la inflamación de la mucosa nasal, conjuntival y/o bronquial causada por alérgenos contenidos en los granos de polen.

La conjuntivitis (prurito ocular, lagrimeo), rinitis (estornudos, obstrucción nasal, rinorrea, prurito nasal), los síntomas respiratorios de vías bajas (tos, disnea, sibilantes), e incluso urticaria y/o angioedema, son algunos de los cuadros.

¿Todo el polen genera alergias?

Tal como lo indica la REMA, la sensibilización hacia un polen determinado en una población puede depender del nivel de exposición, predisposición genética de cada unx y características propias de las plantas que cohabitan en cada región. Las plantas más importantes desde el punto de vista alergológico son las que dispersan sus granos a través del viento (anemófilas). Las plantas de flores vistosas (entomófilas tales como rosas, claveles) no suelen tener tanta importancia alergénica, puesto que su polen no vuela con tanta facilidad. Además, cada planta responsable de los síntomas negativos en personas tiene una determinada época de polinización.

¿Cómo se clasifica la Calidad Biológica del Aire?

  • Buena, cuando los tipos polínicos presentes en el aire se mantienen en niveles de concentración polínica bajos.
  • Aceptable, si las concentraciones de granos de polen son bajas para la mayoría de tipos polínicos, pero alguno de ellos presenta un mayor potencial alergógeno; ó son moderadas pero se trata de tipos polínicos de baja capacidad alergógena.
  • Regular, si las concentraciones de granos de polen de tipos con un mayor potencial alergógeno se encuentran dentro de categorías moderadas, o cuando están próximas a moderadas, pero están presentes al mismo tiempo dos tipos polínicos o más, de elevado potencial alergógeno.
  • Mala, siempre que alguno de los tipos de mayor potencial alergógeno esté presente en concentraciones altas, o cuando existan concentraciones moderadas de dos tipos polínicos de elevado potencial alergógeno.

La CDMX y sus tipos polínicos

En el caso de la Ciudad de México, por ejemplo, los tipos polínicos más altos durante marzo fueron los árboles de la familia Cupressaceae, entre los que se cuentan los cipreses, ahuehuetes y secuoyas; los Quercus, entres los que están los encinos y robles; los Pinus, que abarcan ocotes, piñones y pinos; y los liquidámabares, entre otros. Esta información la puedes consultar en la página oficial de la REMA, que cuenta con diversas estaciones de monitoreo del polen en la capital y en el área metropolitana.