¿Usas protector solar todos los días? Te contamos cómo cuidarte del sol y evitar manchas, quemaduras o daños mayores en la piel
Por Natyelly Meneses Arias*
Mis últimas vacaciones fueron inolvidables: playa, calorcito… y sí, unas manchas oscuras en la cara que aún no me abandonan. “No basta con ponerse bloqueador una vez”, me regañó mi dermatóloga. ¿Entonces? ¿Por qué tanto drama con la protección solar?
El sol tiene sus cosas buenas: ayuda a producir vitamina D, que fortalece huesos y dientes, y hasta mejora el ánimo. Pero cuando te expones sin protección, la cosa cambia. Y no sólo hablamos de la playa. En lugares como la CDMX, donde la radiación ultravioleta (UV) puede alcanzar niveles extremos, los efectos van desde quemaduras y manchas hasta envejecimiento prematuro… y sí, también aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
De acuerdo con la Fundación Mexicana para la Dermatología, protegerse desde la infancia reduce hasta en 78% las probabilidades de desarrollar cáncer de piel o melanoma. Además, a los 18 años ya acumulamos suficiente daño solar como para empezar a preocuparnos. ¿Y si sólo sales a la calle o trabajas al aire libre? También cuenta como asolearte. Así que sí: necesitas protector solar todos los días.
Filtro solar, la mejor protección
Según la UNAM, existen dos tipos principales de rayos ultravioleta: UVA y UVB. Ambos causan daños, pero de forma distinta. Los rayos UVA penetran más profundamente en la piel, provocando pérdida de elasticidad y arrugas. Los rayos UVB están más relacionados con quemaduras. Los dos se han asociado con efectos cancerígenos. La mayoría de los bloqueadores solares protegen contra ambos tipos de radiación gracias al Factor de Protección Solar (FPS). Si un producto tiene un FPS de 15 o más, ofrece una buena defensa.
¿Cómo aplicarlo?
La Clínica de Atención Preventiva del Viajero de la UNAM recomienda seguir la “regla de la cucharadita”:
- 1 cucharadita para cara y cuello
- 2 para torso y espalda
- 1 para cada brazo
- 1 para cada pierna
Aplica el bloqueador 15 a 30 minutos antes de exponerte al sol y reaplica cada dos o tres horas, especialmente si sudas o nadas. Y aunque diga “resistente al agua”, no te confíes: el sudor, el agua y hasta secarte con la toalla reducen su efectividad.
Si vas a la playa, recuerda que no sólo te afectan los rayos que vienen del cielo: también los que se reflejan en el agua, la arena o superficies claras como las que hay junto a la alberca. Así que, aunque estés bajo una palapa, sigue usando bloqueador.
Además del filtro solar, Verónica Martínez, residente de Dermatología egresada de la FES Zaragoza de la UNAM, recomienda complementar con protección física. Por ejemplo: sombreros de ala ancha, gorras, lentes con filtro UV, prendas de manga larga y ropa con factor de protección ultravioleta (UPF) mayor a 30.
Signos de alerta
Si después de regresar de unas vacaciones notas manchas nuevas, enrojecimiento o quemaduras, pon atención. También debes vigilar lunares irregulares o cualquier cambio en la piel. Consulta a un dermatólogo si algo te parece extraño. El IMSS, por ejemplo, utiliza la dermatoscopia para detectar señales tempranas de cáncer de piel.
La radiación UV está presente todos los días, incluso cuando el clima no lo aparenta. Por eso, no esperes a tener manchas, quemaduras o un diagnóstico preocupante para empezar a cuidarte. La buena noticia es que sí puedes evitar muchos daños si te aplicas, en serio, desde hoy. Tu “yo del futuro” te lo agradecerá.
Mitos sobre la protección solar
- Falso que en días nublados no necesites filtro solar.
- Falso que estar bajo techo te salva de la radiación UV.
- Falso que tener piel oscura significa que no necesitas protección.
- Falso que si usas FPS 50 puedes aplicarlo menos veces. Ese número indica un poco más de cobertura, no mayor duración.
- Verdadero que los rayos UV atraviesan nubes, ventanas y hasta ropa delgada.
*Texto adaptado para Chilango Diario