ILUSTRACIÓN: ISABEL SALMONES

Una jovencita que se parece mucho en las fotos

Por: Redacción

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Las historias de adopción no sólo son sobre niñxs pequeñxs, también hay adolescentes que pasan por ese proceso y este es uno de los pocos casos

Por Miriam Castillo*

Paulina tiene una historia de adopción particular. Hoy es la hermana mayor de tres hermanas, tiene 14 años, está a punto de entrar a la preparatoria y tiene apenas dos años de vivir con su familia. Iván, su papá, confiesa que antes de conocerla no les había pasado siquiera por la cabeza la posibilidad de adoptar a una jovencita. Lupe, su esposa y la mamá de Paulina, sonríe, confirma la idea y agrega que “fue un clic”.

Casos como el de Paulina no son muy frecuentes. Lxs adolescentes son el grupo de edad que con menos frecuencia es adoptado. La mayoría de menores que tienen su situación legal resuelta, no dejan lo que se llama “vida institucionalizada”.

Según Beatriz Rojas, directora del DIF en la CDMX, la situación de este sector poblacional es más compleja debido a que las familias que buscan adoptar no necesariamente tienen en mente hacerse cargo de alguien que ya no está en la infancia. Las estadísticas oficiales también lo reflejan: de los procesos de adopción posibles, sólo el 18% se realizan con menores de entre 12 y 17 años, frente al 56% de los trámites de niñxs entre 0 y 5 años.

La familia de Paulina está conformada por mamá, papá y dos hermanas más pequeñas: Cami, de 12; y Juli, de 9. Paulina conoció a su familia un domingo y esos cuatro extraños juran que se enamoraron de ella ese mismo día. Tenía 12 años y vivía en un orfanato que programaba algunos fines de semana convivencias con familias cuyxs hijxs practican deporte. En una de esas convivencias con un grupo de artes marciales fue que la familia de Paulina la conoció, cada quién en una dinámica distinta. Iván y Lupe pensaron que había sido una bonita coincidencia que la niña simpática les hubiera caído bien a lxs dos.

Los años en los que la historia de Paulina no estuvo en la familia se disolvieron rápido, casi todas las anécdotas la incluyen. Lo mismo las historias sobre las calificaciones en la escuela, los pasatiempos en familia cuando hacen pijamadas y hasta los achaques de los embarazos de Lupe. Lo hacen con naturalidad, pero Lupe también resalta que los primeros meses Paulina estuvo buscando su sitio.

“Le digo: es que todo ‘mi embarazo’ yo comía guacamole, por eso a ti te encanta el guacamole”, cuenta Lupe con un ademán con los dedos. “De alguna manera fue una espera, ¿no?. No fue una niña planeada, pero la esperamos con muchísimo cariño”, se refiere al proceso de adopción que incluso ahora, a dos años de que Paulina dejó la casa hogar, no está totalmente concluido porque no han logrado obtener el acta con los apellidos.

El retraso en los papeles ha ocurrido a pesar de que una parte del proceso legal, la pérdida de patria potestad, ya se había hecho años antes cuando una familia había intentado adoptar a Paulina pero la integración no fue posible y regresó a la casa hogar. Como sea, los trámites de la pérdida de patria potestad de Paulina ya se terminaron, el juicio se llevó a cabo y, al menos en papel, los trámites son más ágiles.

El proceso ha tenido sus altibajos. Con el cambio de la administración de gobierno, durante una temporada Lupe e Iván se sintieron un poco sin rumbo. Tenían bajo su cuidado a Paulina, aunque legalmente aún sin sus apellidos. En una parte del proceso les pidieron que enviaran fotos periódicamente a la psicóloga que el DIF les asignó para tener constancia del proceso y de la integración. Lupe cuenta divertida que se enteró meses después que la psicóloga había dejado de trabajar en el DIF y estuvo enviando evidencias a alguien que ya estaba totalmente fuera del proceso.

Al principio, no tener concluido por completo el tema legal era algo que les preocupaba mucho, pero la tardanza tiene que ver con sobrecarga de procesos en los juzgados, así que decidieron dejar que los tiempos fluyan. Por ahora se concentran en que Paulina llegue a la preparatoria, los trámites legales que necesitan hacer para inscribirla y también en las preocupaciones normales de una familia.

  • 613 adolescentes de 12 a 15 años y 241 de 16 a 17 años estaban inscritos en el Registro de Adopciones al cierre del año 2024

*Texto adaptado para Chilango Diario