En esta ciudad, todxs lxs chilangxs estamos constantemente luchando por alcanzar nuevas metas, de una manera casi imparable. Esto puede ser muy positivo para el futuro profesional pero, ¿qué tanto nos puede afectar para vivir el momento presente?
La vida en la Ciudad de México por lo general está rodeada y fundada en la competencia, por una gran necesidad de “salir adelante”, tener un mejor trabajo, un mejor sueldo, una mejor casa, un mejor tiempo de calidad, etcétera. Por supuesto, esto se entiende ya que la demanda en los empleos bien posicionados y el aumento constante de los precios para obtener una buena calidad de vida se elevan a velocidades vertiginosas.
La búsqueda incesante de objetivos personales y profesionales se ha convertido en el motor del día a día de cada chilangx. Sin embargo, esta implacable carrera hacia el éxito muchas veces puede desencadenar un fenómeno preocupante: un persistente sentimiento de insatisfacción, una sensación que eclipsa los logros alcanzados y deja a muchos capitalinos en un estado de inquietud constante.
La lucha por tener más, sea más dinero, mejor posición laboral, o una vida más lujosa, ha generado un ciclo donde cada meta alcanzada desencadena una nueva aspiración.
Este ciclo de logro-insatisfacción se convierte en una constante, llevando a una insaciable búsqueda de más logros y bienes materiales que en muchos casos puede generar un desequilibrio emocional y un sentimiento de vacío que no se satisface fácilmente. Algunos ejemplos en la vida cotidiana:
– Jóvenes profesionistas que, a pesar de alcanzar metas laborales, se sienten atrapados en la necesidad por ascender más rápido o tener un salario más alto.
– Personas que logran adquirir una vivienda pero están enfocadas en adquirir otra aún mejor.
– Aquellos que disfrutan de tiempo libre pero se ven consumidos por la ansiedad de no aprovecharlo lo suficiente.
El entorno social y cultural de esta gran metrópoli puede imponer expectativas desmesuradas sobre el éxito y el estatus (eso sin mencionar que el escenario realista incluye aumentos constantes en los costos de vida).
La presión de cumplir todos los estándares puede alimentar el sentimiento de insatisfacción, ya que se percibe que nunca es suficiente alcanzar un cierto nivel de logros.
Sin embargo, existen algunas herramientas muy útiles para poder disminuir estos sentimientos negativos en caso de que te hayas sentido identificadx con ellos:
1. Practicar la gratitud y el mindfulness: reconocer y apreciar los logros y momentos presentes puede contrarrestar la sensación de vacío constante. Detenerse algunos momentos diariamente a pensar sobre todo lo que hemos obtenido respecto a épocas pasadas puede darnos perspectiva y detener un poco el frenesí por obtener más y más.
2. Replantear las prioridades: reflexionar sobre lo que realmente es importante y enfocarse en valores personales más allá del éxito material es la clave para no hacer caso a ilusiones materialistas o de llana y simple competencia; muchas veces lo que necesitamos ya lo tenemos pero lo ignoramos.
3. Cuidado personal: dedicar tiempo a actividades que proporcionen bienestar emocional y físico puede reducir el impacto del estrés y la insatisfacción. El tiempo de ocio es sumamente necesario. Tener momentos para simplemente escuchar música, leer un libro y sentarnos a pensar nos otorgará una dimensión mucho más realista de nuestro presente.
Una cultura de aceptación y equilibrio
Es fundamental promover un entorno donde se valore la satisfacción personal por encima de la mera acumulación de logros. Fomentar la aceptación, el equilibrio y la comprensión de que el éxito no siempre está ligado a la acumulación de bienes materiales puede ser clave para contrarrestar esta insatisfacción crónica. Abordar este sentimiento de insatisfacción permanente que una gran parte de la población chilanga experimenta implica una reflexión colectiva sobre los valores que guían nuestras vidas y un cambio de enfoque hacia una búsqueda de bienestar más allá de ciertos estándares sociales establecidos.