Las hamburguesas de cadena no siempre son malas

Ciudad

Muy socorridos se han vuelto los restaurantes de comida americana, no necesariamente de hamburguesas, pero que en su menú sí incluyen una selección de nuestro platillo favorito. Cada quien le da su variante, pero en general todos son similares: no es fast food, pero tampoco es comida artesanal. Es como slow food, pero industrial.

Old Timer With Cheese de Chili’s: De las favoritas de mucha gente. Carne de gran tamaño, con mostaza, lechuga, jitomate, pepinillos, cebolla y queso cheddar, mucho queso cheddar. Cuando llega a la mesa, literalmente hay que partirla a la mitad para poder entrarle. El bollo es propio, no muy seco, no muy húmedo. En general son las más recomendables. Pero dependen mucho de la sucursal, del humor de los cocineros y de las ganas que le echen para descongelar la carne. Buen sabor en general.

Jack Daniels Burger de T.G.I. Friday’s: Variante grandota (200 g) de la tradicional cheeseburger. Glaseada con salsa Jack Daniels, queso Monterrey Jack derretido, tocino y aros de cebolla que ni porque están empanizados con especias Cajún me convencieron. De entrada es enorme: es de esas tan grandes que cuando va uno a la mitad, el bollo comienza a perder su integridad. La salsa de JD le da un saborcito especial que hasta logra enmascarar la descongelada. Con todo y todo es recomendable.

Monster Burger de Texas Ribs: Efectivamente, ¡es monstruosa! Dos carnes de 8 oz cada una (226 g). Quesos americano y gouda, cebolla, jitomate, pepinillos y -no sé cuál es la fijación de este tipo de restaurantes con esto- aros de cebolla. Lo grandota no la hace mejor. El pan es como del Costco: muy industrializado y sin nada de carácter. Aunque la carne invariablemente es congelada, por venir de un centro de distribución seguramente muy lejano, no sabe tan mal.

Así que ya sabe. Todas las burgers mencionadas sacan de un apuro. No todo tiene que ser, ni puede ser, orgánico, natural y fresco. Gajes de la vida moderna.