Leyendas chilangas… la niña atropellada de Gabriel Mancera

Ciudad

Si hay un lugar de la Ciudad de México donde sobran las leyendas es en su calles, sobre todo en los sitios donde, se dice, ocurrieron trágicos accidentes. Tal es el caso de la avenida Gabriel Mancera 

No pocas son las historias que hablan de almas en pena que se aparecen en las calles o carreteras asustando a locos automovilistas que van a máxima velocidad. Sin embargo, hay una en especial que ha corrido de boca en boca entre los capitalinos, la cual tiene como protagonista a una niña que fue atropellada en la Gabriel Mancera, justo en su intersección con Eugenia.

 

Según cuentan las bocas chilangas, todo ocurrió una noche, hace ya varias décadas, cuando una pequeña se vio en la necesidad de salir precipitadamente de su casa alrededor de las dos de la madrugada, pues su madre enferma necesitaba una medicina urgentemente.

La niña se arropó con un pequeño abrigo, tomó algo de dinero y salió en busca de una farmacia abierta.  A pesar de que son escasos los autos que transitan a esa hora ella prefirió ser cuidadosa y esperar pacientemente a que el semáforo marcara el alto (por si acaso).

Así caminó varias cuadras hasta que llegó a la esquina de Gabriel Mancera y Eugenia. Tal como lo había hecho antes, esperó a que el semáforo cambiara a rojo y cuando así sucedió, la pequeña bajó de la banqueta y comenzó a cruzar la conflictiva calle sin percatarse de que un auto se acercaba a ella a gran velocidad.

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En cuestión de un abrir y cerrar de ojos el auto la impactó y el cuerpo de la niña voló por los aires. El imprudente conductor no se detuvo a ver el estado de la pequeña y como si nada hubiera ocurrido siguió su camino a toda velocidad, mientras que ella agonizaba en medio de la calle.

La niña quedó tendida en la vialidad, mientras la vida se le iba escapando poco a poco. Pasó un buen rato hasta que por fin la ambulancia llegó para auxiliarla, pero nada pudieron hacer pues ella ya había muerto completamente sola.

Se dice que desde entonces, alrededor de las 2 de la madrugada, el alma de la pequeña se presenta en la calle como una silueta blanca que se interpone entre los autos que van a gran velocidad, provocando que choquen al intentar esquivarla. Esto a manera de pequeña venganza por aquel conductor que le arrebató la vida en un segundo.

Actualmente en dicha intersección no hay algo (como una cruz) que señale que alguien haya sido atropellado ahí; no obstante los vecinos sí conocen el relato y algunos hasta se muestran orgullosos de trabajar o vivir en el punto exacto donde nació la leyenda; mientras que otros, aunque la conocen, prefieren no hablar de ella.

(Fotos: Karla Almaraz)