Nos negamos a ser un grupo retro

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Luego de formar parte de la banda sonora de la película Coco y de una exitosa gira por México y Estados Unidos, Bronco, la banda encabezada por Lupe Esparza se presenta esta noche en el Auditorio Nacional

Por Carlos Acuña

Ya estamos en mayo y la fiebre desatada por Coco a finales del año pasado se niega a irse. El nuevo sencillo de Bronco es en realidad un desprendimiento del soundtrack de una de las películas más taquilleras de México. “El corrido de Miguel Rivera” narra la historia del protagonista de la cinta, cantada con el toque dolido y melancólico que Bronco conoce bien.

Son casi ya 40 años de historia. Hoy, de los miembros originales, solo quedan Lupe Esparza y Ramiro Delgado en la agrupación. Javier Cantú reemplazó a Choche en la batería tras su muerte en 2012. José Adán y René Guadalupe, hijos de Lupe, también forman parte de Bronco desde hace seis años.

Luego de que Sony Music se reencontrara con el grupo y produjera una suerte de disco homenaje, en donde interpretan sus grandes éxitos junto a músicos como León Larregui y Julieta Venegas, hoy Bronco está a punto de lanzar un nuevo disco y entrar, eso dicen, en una nueva etapa.

Platicamos con Lupe Esparza sobre la película de Pixar, sobre cómo superar la muerte de los seres queridos, sobre el reguetón y sobre el secreto para que sus canciones sigan siendo tan queridas después de cuatro décadas.

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¿Imaginaban el éxito que tendría Coco?

Cuando nos mandaron la historia de la película nos enamoramos. Es una llamada de atención a los mexicanos, de decirnos que no suframos de amnesia, que recordemos de dónde venimos, quiénes son los seres por los que estamos aquí nosotros. Y por eso elegimos cantar un corrido.

En efecto, Bronco ha sufrido varias pérdidas a lo largo de su historia.

Sí, Choche, nuestro baterista, en el 2012. También Homero Hernández, nuestro productor, en el 91.

Y los fans que murieron en la estampida del 95, durante una de sus presentaciones en Nuevo León.

Todos estos fueron momentos que nos resquebrajaron el alma, la moral y la misma vida. Porque, ¿sabes?, nosotros sí sentíamos un alto grado de culpabilidad: quizá si Bronco no hubiera existido ellos seguirían aquí. Ramiro y yo, que sufrimos en carne propia esos sucesos, llevamos marcada el alma. En cada presentación, le cantamos a Choche “Mi amigo Bronco”, le cantamos a nuestro productor los “Cinco locos”; en su momento grabamos la “Cumbia triste” como un homenaje a aquellas siete personas que perdieron la vida en Nuevo León. Siempre es difícil dar vuelta de hoja. Pero eso también es parte de estar vivo, y uno tiene que aprender a no asustarse de los golpes que da la vida.

¿Cómo superaron la culpa?

Hay veces que todavía lo pensamos. Pero es una trampa mental, la culpa. Lo de Choche fue muy personal, muy en cortito; lo de la estampida era gente que no conocíamos, pero nos pegó muy duro. Aunque la responsabilidad fue de los organizadores, no dejábamos de sentirnos mal. Yo pedí disculpas públicamente a las familias. Cuando hicimos la “Cumbia triste”, yo intentaba aclarar siempre que era un homenaje, una forma de pedir perdón, que no queríamos lucrar con la tragedia, pues. Algunas veces, las familias se comunicaban a las cabinas para decirnos que nosotros no teníamos que sentirnos culpables, que sus familiares murieron rodeados de la gente que amaban. Pero eso nunca nos tranquilizó.

Antes de ser cantante fuiste ayudante de albañil, también cuidaste ganado. ¿Influyeron esos años al momento de crear tus canciones más emblemáticas?

Tuve un pasado difícil y eso me llena de orgullo. Gracias a eso aprendí que mis historias tenían que hablar de la vida cotidiana: cosas que fueran verídicas, pues. Yo creo que eso es lo que hace que esas canciones permanezcan ahí, que todavía la gente las arrope. Hoy, los mexicanos escuchan tantas corrientes musicales: es algo que empezó desde la quebradita, siguió con el duranguense, luego la música de banda y después el movimiento alterado, que es esta música violenta con tremendo éxito. Y está bien: para Bronco, el gusto de la gente es sagrado. Lo que nos llama la atención es que sean géneros que cumplen un ciclo de vida muy corto. Nosotros intentamos cantar la vida cotidiana, seguimos firmes en eso, pero sí tenemos una bandera: tenemos cuidado de que no ofendan ciertos principios morales. Estamos en otros tiempos y sabemos que tenemos que reprogramarnos con lo que sucede hoy. Nos negamos a ser un grupo retro: queremos ser la vanguardia.

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Hoy, la violencia también es algo cotidiano en algunas zonas del país. ¿Por qué no tocar este tema en sus canciones?

Sería muy fácil hacer algo porque está pegando, sin tener ningún tipo de cuestionamiento al respecto. ¿Por qué Bronco va a cantar sobre ello? No nos sentimos cómodos. Pero tampoco somos nadie para crucificar a quien escriba música alterada o narcocorridos. Y si estas agrupaciones se han ganado el oído de la gente, es por algo. Lo mismo ocurre con el reguetón, por ejemplo, que tiene una riqueza rítmica increíble, de veras increíble. Y tiene también letras bonitas; muchas a mí, a mí, no me gustan, pero eso no importa. Las canciones a la gente le gustan, eso debe respetarse. Te repito, el gusto del público es sagrado y eso tenemos que entenderlo todos.