06066 | Sanchi: el desastre ecológico del 2018

Opinión

¿Qué tanto recordamos de lo que nos va ocurriendo en el año?

El 6 de enero de este año, el Sanchi, un barco petrolero iraní, chocó con un barco de carga a 160 millas náuticas de Shanghái. Durante los siguientes días, además de buscar a los tripulantes (que aún no aparecen), se trató de contener el derrame, pero luego el tema perdió importancia, pues ¿a quién podría importarle un barco que se encontraba en medio de la nada y que cargaba combustible condensado?

Y es que, además de que no se puede oler, el condensado es un producto que, cuando se derrama, tampoco puede verse fácilmente, lo que provocó que en un inicio se minimizara la situación. Sin embargo, con el paso de las semanas, especialistas ambientales han alertado sobre las consecuencias de este derrame y la gravedad que implica el condensado, toda vez que al ser invisible e incoloro no hay mucho que hacer para limpiarlo más que esperar a que se evapore o se disuelva.

Según analistas, este podría ser el peor derrame de combustible condensado en el mar de toda la historia; se calcula que cerca de 111,000 toneladas métricas fueron vertidas en el océano, por lo que, claramente, el ecosistema marino de la zona está altamente contaminado.

La cosa empeora cuando nos enteramos que justamente ahí se pesca muchísima de la comida que se consume en China y, por el momento, las autoridades han aconsejado evitar el consumo de pescado, pues se desconocen los daños que pudiera provocar el consumo de mariscos contaminados.

Así que seis semanas después del derrame, se teme que la explosión del Sanchi haya producido un ecocidio que termine con especies que vivían en el área. Peces espada, caballos de mar, corvinas amarillas y cangrejos son las especies más amenazadas y, por si fuera poco, se teme que la presión del gas produzca una nueva explosión en la zona, que termine con todo el ecosistema del área derramada.

Hasta el momento se desconocen las causas que provocaron el incidente. Mientras, Japón ha entrado al quite, pues los vientos y la marea están empezando a llevar los restos del condensado a sus costas.

En su momento, China intentó mandar equipos de rescate a la zona, pero ni siquiera lograron acercarse al área debido a que se vieron afectados por la nube de gases tóxicos.

El gas condensado solo puede licuarse una vez que se haya extraído del mar, por lo que solo queda esperar a que el gas se evapore o que las naciones afectadas encuentren conjuntamente una solución para limpiar las aguas contaminadas.