Contracultura pop | El rock murió… en la corriente principal

Opinión

Sin duda, este es el momento del hip hop. Afortunadamente está sustentado por varios artistas fuera de serie. Pero hay dos, de talento extraordinario, que están por encima de todos: Beyoncé y Kendrick Lamar. Están teniendo una gran semana. 

Que no les quede duda: el rock está muerto. O por lo menos agonizando. Y esto no significa que en este momento no exista un tipo de 17 años tomando por primera vez una guitarra eléctrica y pretendiendo cambiar el mundo con ella. Tampoco quiero decir que ya no se hagan excelentes discos de rock. Estoy seguro de que cada año aparecen al menos unos 20 que valen mucho la pena. Lo que quiero decir es que el rock, así como lo conocemos, está lejísimos de la corriente principal o mainstream.

Hoy, el lenguaje global de la juventud es el hip hop y sus derivados. Y en buena medida es gracias a dos personajes que esta semana nos recordaron que son de los mejores artistas que existen dentro del vastísimo universo de la música popular. Por un lado, Beyoncé; por el otro, Kendrick Lamar.

La primera se robó el festival de Coachella, un evento que, por cierto, nació siendo un festival de música alternativa y que en su edición 2018 estuvo encabezado por figuras del hip hop. El viernes fue de The Weeknd; el sábado, de la ya mencionada señora Carter, y el domingo, de Eminem.

El impresionante show de Beyoncé, que se trasmitió a todo el mundo vía YouTube, ha sido llamado por medios serios el mejor en la historia del festival, celebrado anualmente desde 1999, lo cual no es menor. CNN habló de cómo la cantante hizo historia. El New York Times la declaró más importante que el mismo festival (que, dicen, le quedó chico). Y agregó: “Es poco probable que exista una actuación más significativa, absorbente, fuerte y radical ofrecida por algún músico norteamericano este año —u otro año cercano— que el set de Beyoncé el sábado en la noche”.

El influyente diario inglés The Guardian reportó que, más allá de lo musical, “es un espectáculo acerca de la excelencia de la raza negra, el poder femenino y las posibilidades inquebrantables del creer en uno mismo”. A sus 36 años, es considerada casi la mejor artista de su generación.

Por otro lado, este lunes se anunció que el premio Pulitzer de música sería entregado a Kendrick Lamar. Es un premio, al menos entre los entusiastas del pop, poco conocido. El famoso del mismo apellido es el que se entrega a los autores de reportajes periodísticos notables. Lo increíble del que se lleva Kendrick es que solo lo han ganado un par de veces músicos de jazz, y generalmente va para compositores de música clásica, ópera o experimental. Jamás se le había dado a ningún artista de pop, rock o, como en este caso, de hip hop.

El argumento para otorgárselo fue que su disco DAMN. es “una virtuosa colección de canciones unificadas por su autenticidad vernácula y dinamismo rítmico que ofrece viñetas que capturan la complejidad de la vida afroamericana moderna”. Lo irónico del asunto es que Lamar ha sido despreciado repetidamente por la academia que otorga el Grammy. Sus discos siempre han sido vencidos por obras con menos méritos.

Sí, los reflectores están puestos en esta cultura. En la capacidad artística de dos de sus grandes exponentes. Qué alegría saber que, al mismo tiempo que el racismo parece ir al alza y desde los círculos del poder se intenta normalizar, existan voces tan potentes como las de la reina Beyoncé y el rey Kendrick.