La ciudadela

Opinión
Por: Guillermo Osorno

Es una imagen de muchas cosas que están mal en la política mexicana. La esquina de Tolsá y Enrico Martínez está cerrada al paso de los autos. Sobre esta calle, la vía de entrada a la ciudadela, están los toldos negros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Cuelga ropa que se seca al sol y algunas consignas, recortes de periódicos y caricaturas del Secretario de Educación Aurelio Nuño que lo pintan como un soldado.

Al pie de algunos campamentos hay una provisión de víveres: latas, arroz, frijoles, el tipo de comida que se reparte en situaciones de emergencia. Un tianguis se desarrolla frente a la plaza de la ciudadela y cientos de maestros viven ahora bajo estos toldos de plástico, que no aguantarán las siguientes lluvias. Algunos turistas que han venido al mercado de artesanías están perdidos. Una pareja de argentinos revisa sus opciones para escapar de ese encierro y contempla el paso amurallado que se ha puesto sobre Emilio Dondé. Una muralla de metal se yerge en la calle para evitar que la manifestación se desborde hacia la secretaría de gobernación, donde han tenido lugar algunas conversaciones entre el gobierno y el sindicato de maestros.

Sólo ayer, miles de manifestantes, convocados por Andrés Manuel López Obrador recorrieron las calles en una marcha de apoyo a los maestros encarcelados, en protesta por los muertos de los enfrentamientos en Nochixtlán de hace dos domingos. También fue una manifestación que canalizó muchos otros conflictos pendientes.

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De unas semanas a la fecha, da la sensación de que el gobierno está atrincherado y la gente está en la calle. Sólo un pésimo manejo de la política explicaría cómo una reforma educativa, a la que se le miraba como una de las más acabadas de este sexenio, la que mayor legitimidad tenía, desembocó en esto. La cosa está dividida: una coordinadora de maestros de la educación que primero moviliza y luego negocia; un gobierno que ejerce la justicia selectiva apresando dos líderes sindicales y echa fuego a un problema que ya estaba incendiado. (Es el mismo gobierno, por ejemplo, que se movilizó rápidamente para ofrecer sus buenos oficios en favor del exgobernador Humberto Moriera de Coahuila, luego de su detención en España)

La mayoría de los medios electrónicos han tomado partido en contra de la coordinadora. Se mira a los maestros como unos oportunistas a los que poco importa la educación. Otros han optado por hacer de la coordinadora al héroe que reivindica los siglos de atraso en Chiapas y Oaxaca.

Esta plantón sucede al mismo tiempo que los británicos decidieron salir de la Unión Europea. La prensa los calificó como tontos. Sólo he leído un par de textos que habla de cómo entender el Brexit de otra manera; como la votación de los que la globalización excluye. Sus perdedores: la misma leña que le echa fuego a este conflicto en la Ciudad de México.