Manual para subir al metro

Opinión

Que vengan los bomberos
Dado que hace unos días un convoy comenzó a quemarse en la estación Cuauhtémoc —tal como le quemaron las patitas al tlatoani mexica del mismo nombre—, el usuario deberá portar en la bolsa, mochila o portafolios, un extintor personal. Si es que quiere sobrevivir.

 

Por cinco pesitos
Su boleto incluye la aventura del masaje a bordo, cobertura garantizada del manoseo de vagón a vagón, sauna orgánico y aromaterapia axilar. Porque el dinero no alcanza para más trenes.  Aunque la cúpula sindical viva como en el mirreynato, para mejor servicio… ¡nunca alcanza!

 

Equipo de sobrevivencia
Casco para que en el vagón de mujeres no desgreñen pasajeras, uniforme de futbol americano para las tlaquedas, orejeras para evitar que el tímpano reviente debido a los bocineros. Y claro: labial por si te besan, perfume por si te abrazan y el #pitodeMancera por si se pasan.

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Metro x-tremo
El pasajero deberá portar sus propios flotis y chanclas —que no están incluidos en el precio del boleto— para sobrevivir a las estaciones inundadas. Un rosario para rezarle a las imágenes sagradas que se forman por la humedad. Si en la estación Cuauhtémoc hay incendios… ¿se imagina qué habrá en la estación Popotla? Ya ni hablemos de lo que sucede en Pino Suárez.

 

Sálvate si puedes
Y, ni modo, contratar un seguro de gastos médicos mayores e infames por si, como ya ha sucedido, el Metro no alcanza a frenar y termina embarrado en el convoy de enfrente… porque no nos alcanza para darle mantenimiento. Qué chulo, ¿verdad?