Las mezcalerías son refugios donde la tradición artesanal del mezcal encuentra nuevos públicos, manteniendo vivo el legado de comunidades guardianas
Desde tiempos prehispánicos, el mezcal (derivado del náhuatl mexcalli, que significa “maguey cocido”) ha sido una bebida de celebración, ofrenda y ritual, vinculada estrechamente con lo divino. Afortunadamente, a veces a cada tantos pasos de ciertas zonas, ese legado persiste en las mezcalerías, sitios amenos que promueven tradiciones, rescatan lo artesanal y, en muchas ocasiones, sostienen comunidades de maestros mezcaleros y sus familias.
Cada mezcal tiene sus procesos particulares: del horno bajo tierra al alambique de cobre, y del maestro mezcalero que vigila la fermentación al trago compartido entre amigos. La producción tradicional transmitida de generación en generación sigue viva y contrastando con los procesos industrializados de otras bebidas.
Una historia ancestral
En lo profundo de la Sierra Sur de Oaxaca, hay una tierra donde el tiempo se mide en ciclos y donde el ritmo lo marca el sol, la lluvia, el crecimiento del maguey y la paciente espera de la cocción bajo tierra. El sitio es Sola de Vega, donde el mezcal es una forma de vida.
Ahí comienza la historia de León Morales (con ahora 94 años), de su hijo Paulino Morales, y de toda su familia. No es una historia de empresarios o emprendedores, más bien, es de tradición y de legado. Por más de cuatro generaciones han elaborado mezcal de forma ancestral, con alambiques de barro, leña y piedra. León aprendió de su padre, y su padre del suyo. No hubo escuelas, ni manuales: pura observación, práctica, error y respeto.
Por muchos años este saber se quedó en casa. El mezcal lo compartían en convivencias y entre vecinos y visitantes. No tenían marca porque no había necesidad. El valor estaba en la unión y la historia. Pero con el tiempo y con el crecimiento del interés por el mezcal a nivel nacional e internacional, la familia se dio cuenta de que si no lo protegían y le daban voz propia, esa tradición podía perderse, o peor, ser contada por alguien más sin conocer su alma.
Fue entonces que tuvieron el deseo de crear una marca para que quien lo bebiera entendiera de dónde venía, conociera su rostro y nombrara una herencia que no se ha interrumpido en más de 400 años. Sin embargo, comprendieron que sólo tener una botella con etiqueta no era suficiente para contarlo todo. Faltaba un espacio donde la gente pudiera sentarse a probar y a escuchar la historia. Un sitio donde la experiencia fuera cercana a Sola de Vega. Entonces, así nació la idea de abrir su Mezcalería Finca Robles.
Decisión estratégica
La familia Morales eligió la CDMX como plataforma para compartir la esencia de Oaxaca, y dentro de la ciudad, tuvieron la oportunidad de llegar al Mercado Roma. Con su esfuerzo lograron ser parte de ese ecosistema que, a su modo de ver, celebra lo bien hecho, lo que tiene origen. Esta mezcalería para nada es considerada un bar, sino que es una extensión de su casa, de su palenque y de sus montañas en Sola de Vega.
Es así como esta familia, que posee la primera marca de mezcal de su región en llegar a CDMX con su propio centro de consumo, comparte algo que viene desde muy lejos, tanto en distancia como en tiempo. No improvisan ni se aceleran. Cada copa es resultado de generaciones enteras dedicadas al oficio y que trabajan el mezcal con respeto y con humildad, sabiendo que algunas cosas no necesitan cambiar para seguir vivas.
Más que una bebida, el mezcal es una forma de mirar el mundo. Una que cree en lo que se transmite de corazón a corazón, y mientras el abuelo León Morales siga encendiendo el fuego cada temporada, y mientras alguien más esté dispuesto a aprender como él lo hizo, su historia, afortunadamente, se seguirá escribiendo.
Casi una década
Mezcalería Finca Robles se distingue de otros modelos porque cuenta con todo el eslabón desde la producción hasta el centro de consumo. Se elaboran mezcales ancestrales destilados en ollas de barro como el espadín, tobala, mexicano, arroqueño, barril, tobasiche, jabalí, tepeztate y algunos ensambles. Este sábado 16 de agosto, que es su séptimo aniversario, tendrán degustación de mezcal gratis de 16:00 a 18:00, y música desde las 15:00 hasta las 23:00. Búscalos al interior del Mercado Roma (Querétaro 225, colonia Roma Norte) para celebrar.